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josu olarte
Domingo, 13 de octubre 2019, 10:59
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Dos años después regresaba David Bisbal al Bilbao Arena cerrando una espaciada gira de quince fechas que inició en mayo en Bruselas. Y como en su visita previa, apenas llenó poco más de la mitad de aforo de Miribilla con un público plural y de mayoría femenina que ha madurado al tiempo que el primer gran ídolo catódico forjado en 'Operación Triunfo'. Síntoma quizá de que, más allá de las cifras promocionales (20 millones de seguidores en redes y tal) el Bisbal actual es un astro en transición, tendente a un deriva más madura y estilizada que apenas recuerda al cantante dicharachero del 'Corazón latino', la melena rizada, el requiebro vocal aflamencado y la cadera giratoria.
Un reciclaje racionado en apenas seis discos de estudio en 18 años y que en su anterior gira 'Hijos del mar' parecía abrir puertas al R&B latino, sin ceder al embate del reggaetón y, sobre todo, sin dejar de refugiarse en las baladas épicas y torrenciales. La canción romántica y a medio tiempo parece ser más del gusto de un Bisbal que, a sus 40 años, seguro que envidia a un colega de su mismo nicho como Manuel Carrasco, que llena estadios como cantante melódico con mucho fuste.
Con pose muy triunfera (micro en puño en alto) y porte endomingado con chaqueta negra algo crooneresca apareció el ídolo latino de entre las luces del potente aunque convencional montaje de la gira. Su contundente quinteto de cotizados instrumentistas mercenarios enfatizó con abigarrada asepsia el inicio aparatoso con 'Quién me iba a decir' y 'Antes que no', uno de los pocos rescates de su último trabajo de estudio con el que parecía derivar un pop melódico hispano aliñado con melodía, rock procesado y barnices sintéticos.
Algo o bastante de eso hubo en set de hora y tres cuartos y una veintena de temas en que Bisbal se mostró como todo un profesional entregado y curtido que pareció, sobre todo, disfrutar luciendo su poderío vocal en las baladas dramatizadas y la canción ligera. Como 'Culpable' o el 'Lo tenga o no', dedicada al parecer a su pareja (la actriz de telenovela venezolana Rosa Zanetti) que el ex 'OT' ligó antes de sobredimensionar la velada en el ¿Estadio Miribilla? saludando «a mi gente», llegada a «esta querida tierra» desde Polonia, Paraguay, Alemania, Francia, Rumanía, Castilla, Almería, Murcia, Sevilla…
El anunciado «viaje musical por baladas y canciones rapidillas de la gira de esta año» tuvo una primera concesión al arrebato bisbaliano genuino con un 'Lloraré las penas', con coda salsera vía Miami, que dio paso a tramo central desnudado en la vena de su gira acústica de hace unos años «para que los compañeros de la industria musical muestren nuevos arreglos». Lo hicieron al servicio de la potencia pulmonar que el astro (y sus fanaticada femenina) mostraron en un tramo almibarado con poesía culebronera formado por la muy Camilo Sexto 'Desnúdate mujer' («entrégame tu ser, robaré tu santidad, tus pechos el manantial donde me quiero ahogar»), 'Quiero perderme en tu cuerpo' («quiero saciar mi locura en la tibia playa de tu desnudez para llenar de ternura la inocencia pura de hacerte mujer») o, pisando ya casi el terreno del Luis Miguel más relamido 'Esta ausencia' o 'Amar en lo que quiero'.
La temperatura y el ritmo deshuesado se elevó con un 'No amanece' con barniz guitarrero filoheavy. 'Silencio' levanto al personal de las gradas y el David de la voltereta y la cadera batiente regresó con 'Esclavo de tus besos'. Ahí Bisbal recordó al personaje televisivo que alimentaba su personaje encadenando salidas tipo, «pero qué barbaridad», «vaya tela mi gente de Bilbao», «qué bonita eres con esa bandera de Rumanía» o parando incluso un tema para amagar con subir a las gradas a firmar un autógrafo a un fan demasiado insistente.
Tras recuperar el resuello con 'Ruido' Bisbal siguió en la vena del «caballero de los rizos que nos unió» apelando al karaoke de las fans con su iniciática 'Dígale' alargada con teclado sinfónica para que el astro regresara con ajustada camiseta negra para darlo todo como profesional del espectáculo en la recta final. Tras una nueva cuña baladística con 'Mi Princesa' y la 'mexicana' 'Ábreme la puerta' (grabado con Alejandro Fernández) y dramatizada con cuerdas enlatadas en plan Juan Gabriel. Y proyectando los vídeos en la pantalla, Bisbal puso toda nueva comercial en el asador y agitó mas la pelvis tirando de vídeos en temas de nuevo cuño como 'A partir de hoy', el 'Bésame' grabado en clave latino sintética con Juan Magan o un aflamencado 'Perdón' en el que pidió a los fans cantar la parte de la colombiana Greeicy Rendón. Un homenaje al equipo de la gira y al cuarteto con piano, la percusión y la guitarra enfática del director musical Ludovico Vagnone dio paso a la sacudida del bis festivo final con 'Bulería' y 'Ave María', hits que cimentaron la proyección trasversal de un astro que, casi dos décadas después, parece querer perpetuarse con cantante melódico sin ceder a la presión urbano latina.
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