Muere el español que nos llevó a la Luna

Luis Ruiz de Gopegui (Madrid, 1929) estudió Física en la Universidad Autónoma de Madrid, se doctoró en la de Barcelona y después, cuando ya trabajaba en el Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC), cursó gracias a una beca un máster en Ingeniería Electrónica en la Universidad de Stanford (California). «Entré en la NASA en 1966 y tuve muchos puestos, porque lo que quería la agencia era que todo el personal de sus estaciones españolas, en principio americano, acabara siendo español», contaba hace tres años a este periodista un hombre siempre accesible.

«Su forma de ser, su naturalidad, hacía que para nosotros fuera Luis, sin más. Llamar a un jefe por su nombre era extraño en la España de la época, pero es que éramos un grupo de trabajo muy cercano a ser una familia», decía ayer a este periódico Carlos González Pintado, uno de los encargados de las comunicaciones en Fresnedillas. «Como persona, era afable, simpático y muy tratable. Buena gente. Siempre tenía su despacho abierto para que cualquiera le contara sus cuitas. Como director, era un gestor fenomenal. Tenía muchos conocimientos, pero delegaba en la gente porque confiaba en aquellos que había elegido. Tuvimos la suerte increíble de tener un director extraordinario que formó un equipo también extraordinario, difícilmente igualable».

Tres estaciones distribuidas alrededor del mundo con 120º de separación garantizaban la comunicación permanente con las misiones tripuladas de la NASA: una en Canberra (Australia), otra en Goldstone (California) y la de Madrid. Cuando el 'Águila' aterrizó, la Luna brillaba sobre España, el único enlace en esos momentos entre el 'Apolo 11' y nuestro planeta. González Pintado, a quien Ruiz de Gopegui había destinado en 1967 a la sección de transmisores y receptores, fue quien escuchó las primeras palabras de Armstrong desde la Luna.

«Recuerdo la tarde del 20 de julio de 1969 con una mezcla de señales. Puede que haya quien crea que debíamos de estar dando saltos, como en los controles de misión de las películas, pero lo nuestro era completamente distinto», aseguraba hace tres años el exdirector de Fresnedillas. «Durante ocho horas seguíamos a la nave y después teníamos que preparanos para el siguiente turno de ocho horas, y eso era terriblemente complicado. Si se había estropeado algo -que se estropeaban muchas cosas-, había que repararlo. No era nada emocionante, pero era necesario para garantizar el seguimiento al día siguiente».

Fue ascendido en 1984 a director de programas de la NASA en España. Para cuando se jubiló en 1994, había participado en las misiones Apolo, Skylab y Apolo-Soyuz, así como los primeros vuelos del transbordador espacial. Como divulgador, firmó libros como 'Extraterrestres. ¿Mito o realidad?' (1992) y 'Rumbo al Cosmos' (1999). Padre de la escritora Belén Gopegui, hizo también sus pinitos en la ciencia ficción y publicó hace dos años su última novela, 'Ludwig el extraterrestre'. «Creo que no se ha reconocido lo suficiente en España la figura de Luis. Es lamentable, pero así es el mundo», se dolía ayer su amigo Carlos González Pintado.