Rodrigo Cortés. Ignacio gil

«El humor es el resultado de una forma de mirar»

Rodrigo Cortés y Arturo González-Campos charlarán hoy en la Sala Filarmónica bajo el lema de 'Bromas privadas' como parte del festival Ja!

Viernes, 1 de octubre 2021, 23:52

Podría parecer que Rodrigo Cortés y Arturo González -Campos ya poca cosa tienen que decirse fuera de los micros de los podcast 'Todopoderosos' y 'Aquí ... hay dragones', o que poca broma privada les puede quedar después de tanto tiempo y tanta charla conjunta compartida con los oyentes. Pero nada de eso. No son de los que «quedan a desayunar cada día», así que aún tienen cuerda para rato; y lo de hablar a menudo asegura «la intimidad necesaria» para que el humor siga fluyendo. Por eso acuden juntos a la edición número 12 del Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor, Ja! Lo hacen esta tarde-noche, a partir de las 20.30 horas en la Sala Filarmónica -tras la intervención del escritor Fernando Aramburu-. Su diálogo lleva por título 'Bromas privadas' y la hoja de ruta está bien planificada: «Como siempre, nos vamos a sentar sin tener ni idea de lo que va a decir cada uno. Solo tienen que decirnos a qué hora hemos de parar. Así son todos nuestros programas».

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Lo que está claro es que se reirán, y que harán reír. «Más nos vale, ojalá que el humor nos cubra como una manta». No es que Cortés (Pazos Hermos, Orense, 1973) se haya marcado ese objetivo en su vida -de hecho, no sabe muy bien por qué todo lo que hace en cine, libros y colaboraciones periodísticas está teñido de cierto humor-, pero ahí está. «Es casi inevitable, es eso que nos hace inevitablemente humanos y que nos distingue. Creo que es una manera de mirar y de encajar y de digerir el mundo. Ni siquiera está relacionado con la comedia, no siempre es divertido; es una distancia que permite valorar las cosas desde la conciencia de la propia pequeñez».

Paradoja y colapso

«El humor es el resultado de una forma de mirar. Desolemniza, pierde el respeto a lo que se toma en serio a sí mismo, es un instinto hacia la paradoja y el colapso de mi propio pensamiento», intenta explicar esa marea interna. Director y guionista de cine ('Buried', 'Luces Rojas' y 'Blackwood'), esa mirada está presente en sus colecciones de «antiaforismos, breverías y bombas de mano» 'A las 3 son las 2' y 'Dormir es de patos', en la sección Verbolario (su diccionario satírico) en 'ABC' y recientemente en su segunda novela, 'Los años extraordinarios', que hay quien emparenta con Cuerda, Berlanga y Buñuel. «Es tan literalmente indefinible que se acude a 150 nombres distintos para describirla. Es lo que tiene escribir como una vindicación absoluta de la libertad creadora, sin más objetivo ni propósito», explica. «Soy el primer sorprendido por su éxito, porque es una historia que acaricia poco al lector y el personaje puede ser irritable».

Ese éxito prueba, una vez más, asegura, que «nadie sabe nada. Es un hecho». Las cosas pasan, para bien, si el autor se siente libre. Dicen por ahí que no es fácil, y menos en los tiempos que corren. Una de las últimas definiciones de su Verbolario era 'Escándalo: fiesta del moralista'. «No hay que pensar demasiado en ello. Simplemente hazlo, dilo. Con naturalidad. Luego no contestes, no acerques la cerilla al fuego. No te los tomes más en serio de la cuenta».

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