La reivindicación y hasta la subversión contra las convenciones y los cánones del género tienen su normalidad expresiva en la creación cultural contemporánea, ya sea ... a través de la corriente 'queer', mediante la diversidad libre de identidades sexuales o simplemente por medio de cualquier proyección vinculada al amplio y diverso colectivo LGTBIQ+. Una expresión normalizada en la contemporaneidad creativa, eso sí, que seguramente no discurre en paralelo con lo que ocurre en la calle, donde todavía hay resistencias o donde aún existe incomprensión social o incluso rechazos y también agresiones. Naturalmente, esto último todavía hace necesario el sesgo político y reivindicativo en la afirmación de las expresiones 'queer', más allá de la reinterpretación que estos colectivos hacen de la cultura desde su óptica. Por lo demás, la música, el arte y cualquier otra expresión cultural en el ámbito 'queer' no han tenido históricamente una significativa diferenciación creativa del 'mainstream', por mucho que en ocasiones reflejen temáticas vinculadas al sexo, al deseo o a la política. La bisexualidad de Judy Garland estuvo al margen de su éxito musical y cinematográfico, la provocación y la singularización estética de Divine eran pura cultura 'trash', el arte de algunos autores 'queer' explora esa identidad desde corrientes o géneros perfectamente generalizados y hasta el ascenso de Lady Gaga se debe más a su carrera musical y escénica que a su activismo. Por eso mismo, la plena normalización de la cultura 'queer' estará mucho más en la necesaria superación social de los inmóviles antagonismos de género que en una diferenciación creativa que apenas existe.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión