George Lucas comienza a construir su museo galáctico
El director inicia en Los Ángeles las obras de un centro que albergará su colección de arte y que le costará mil millones de dólares
George Lucas tiene 73 años y más dinero del que nunca podrá gastar. Sus inversiones económicas y artísticas en tecnología han determinado no solo la forma en que se presentan y venden las películas, sino también su contenido. La jugada maestra del autor de 'La guerra de las galaxias' fue conseguir de la Fox en 1977 los derechos sobre las posteriores entregas y la propiedad del 'merchandising': libros, cómics, muñecos, videojuegos, camisetas...
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Tras la venta del imperio LucasFilms a Disney en 2012 por 4.000 millones de dólares, el director de 'American Graffiti' dedica el tiempo a lavar su mala conciencia. «'La guerra de las galaxias' barrió con todo. Se parece a lo que hizo McDonald's cuando se consolidó: la gente olvidó el sabor de la buena comida», abominaba William Friedkin en 'Moteros tranquilos, toros salvajes', el fundamental ensayo de Peter Biskind. Lucas se sabe el principal culpable de la infantilización de Hollywood. Su éxito acabó con la esperanza de un cine adulto como el que brilló en los años 70 gracias a compañeros de generación como Coppola, Scorsese y compañía.
El pasado miércoles, el jubilado más rico del condado de Marin agarró una pala junto al alcalde de Los Ángeles y se puso a cavar en Exposition Park, unos terrenos al sur de la ciudad. Ponía así la primera piedra del Museo de Artes Narrativas George Lucas, que abrirá sus puertas dentro de tres años tras una inversión de 1.000 millones de dólares que su creador pone de su bolsillo. No habrá ni un dólar de dinero público. «El arte es un reflejo de la sociedad y de a lo que aspira», proclamó el cineasta en la ceremonia. Y después se puso en modo Yoda: «'La guerra de las galaxias' me enseñó que el bien puede vencer al mal. Es mi principio rector en todo lo que hago».
El casco de Darth Vader
El arquitecto Ma Yansong ha diseñado un edificio blanco de formas ovaladas y redondeadas, que se asemeja a una nave extraterrestre con árboles y jardines en su azotea. Cinco héctareas de parque lo rodearán. El grueso de su contenido estará formado por la colección de arte de Lucas, formada por unas 10.000 piezas. Junto a obras de Renoir, Degas, Norman Rockwell, N. C. Wyeth, Winslow Homer y Maxfield Parrish, se expondrán objetos que cualquier aficionado al cine mataría por poseer: la primera espada láser de Luke Skywalker, el casco original de Darth Vader, recuerdos de 'Casablanca', 'El mago de Oz'...
Los Ángeles es su emplazamiento definitivo tras barajarse otras dos opciones que se vinieron abajo por las presiones de grupos conservacionistas: Treasure Island, una isla artificial en la bahía de San Francisco, y un lago de Chicago, la ciudad natal de Mellody Hobson, mujer de Lucas y encargada de sus finanzas. Además de las salas de exposiciones, el museo acogerá talleres para fomentar la cultura entre los jóvenes y dos cines de última generación. Pintura, ilustración, cómic, fotografía, animación y arte digital tendrán cabida en un centro que aspira «a que la gente imagine cosas que no existen», según su mecenas. Steven Spielberg forma parte del consejo de dirección de un ambicioso proyecto que quiere ser mucho más que una visita obligada para los fans de 'La guerra de las galaxias'.
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«Todo el mundo lo llama el 'museo Star Wars', pero no lo es. Nadie iría a un sitió así, para eso te vas al Museo de Cera», remarca Lucas, que a los ocho años, fascinado por los grabados de Norman Rockwell, soñaba con ser ilustrador. «Rockwell te cuenta una historia en un solo cuadro. Yo de niño quería hacer lo mismo, ser capaz de crear imágenes con mensaje que llegaran a mucha gente». El matrimonio Lucas tiene claro que la aventura empresarial no rendirá beneficios: «El retorno de esta inversión es para la sociedad, no para nosotros», admiten.
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