De Gernika al mundo: la apasionante vida de Josu Aboitiz en Gucci
Durante once años, este vizcaíno lideró la comunicación global de la firma italiana, convirtiéndose en una importante figura dentro del sector
«Ale llegó para revolucionarlo todo», apunta con cercanía Josu Aboitiz sobre el que fuera su compañero de fatigas durante 11 largos años. Para todos los que han tenido el honor de trabajar con él siempre será 'Ale', un tipo extraordinario y brillante, de esos genios que abren camino en un mundo de convencionalismos. Para el resto de los mortales es Alessandro Michele, el director creativo de Gucci y una de las figuras más influyentes de la historia reciente de la moda. Este vizcaíno ha tenido la oportunidad de trabajar con él a lo largo de la última década, hilando el penúltimo eslabón de un engranaje perfecto, el de su carrera como 'PR'.
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Existen muchas formas de contar la historia de la moda y distintos puntos de vista para entenderla en su totalidad. Porque 'moda' no es solo lo que se ve en escena. Los diseñadores, las modelos, las tendencias, los fotógrafos, las tiendas y las pasarelas son solo una ínfima parte de este complicado rompecabezas. Al margen de los flashes y los titulares, también existe una frenética vida paralela que burbujea en la sombra. Es la de los 'PR', los Relaciones Públicas, los mejores interlocutores de esta fascinante historia. Ellos venden sueños, hacen de intermediarios entre las marcas y la calle y son testigos en primera línea de todos los cambios del sector. Ellos son los auténticos comunicadores de la moda y en Bizkaia tenemos el privilegio de tener a uno de los mejores a nivel mundial, aunque siempre se encuentre en un elegante segundo plano. Tanto, que no tiene ni redes sociales.
De Gernika al mundo
Josu Aboitiz pronto dejó su Gernika natal para embarcarse hace tres décadas en un apasionante viaje, en el más amplio sentido de la palabra. Tras estudiar BUP y COU en Estados Unidos, volvió a Bilbao para hacer el grado de 'Marketing Internacional'. Era obligatorio pasar medio curso en el extranjero y, lo que iban a ser seis meses en París, se convirtieron en 7 años, donde comenzó su aventura en el departamento de lujo de una importante empresa de investigación de mercados.
Un buen día recibió la llamada de Amaia Unzueta, por aquel entonces la 'Retail Director' de Camper, y le comentó que estaba buscando a una persona que supervisara las tiendas de esta firma mallorquina a nivel europeo. Lo que comenzó siendo una cena entre dos conocidos del Bilbao «de toda la vida», acabó en un contrato de trabajo que cambiaría el rumbo de su vida. «Yo tenía 22 años, era muy joven y tuve un peso muy importante en la empresa. Me nombraron 'Retail Area Manager'», explica. Y es que Camper, aprovechando la coyuntura de los Juegos Olímpicos del 92 y de la Expo de Sevilla, había comenzado una inmensa expansión a nivel internacional que llegaría hasta América. «En 1999 me pusieron sobre la mesa la posibilidad de ir a vivir a Estados Unidos, ya que iban a abrir tiendas en el Soho neoyorkino, en Chicago y en San Francisco», nos cuenta.
Tiempos difíciles en Nueva York
Nuevas ilusiones y nuevo vuelo rumbo a la ciudad que nunca duerme. Un avión que cogió sin billete de vuelta y le trajo a España antes de lo esperado tras el atentado contra las Torres Gemelas. Un trágico suceso que conmocionó al mundo y acarreó severas consecuencias psicológicas para neoyorkinos y forasteros. «Recuerdo los meses después al 11S muy desagradables. Era una ciudad que se sentía amenazada. Había una campaña de terror y me empezó a afectar mucho vivir en un entorno de total desconfianza», rememora. Lorenzo Fluxà, director de la compañía por aquel entonces, le propuso volver a casa para asentar el departamento de Relaciones Públicas de Camper en España y crear una red de oficinas 'network' en Europa. «Mi llegada a Madrid fue una especie de puesta de largo. Aparecí en el panorama nacional como director de Comunicación de Camper, que era una marca muy 'cool' del momento y estaba en camino de convertirse en un gigante», explica.
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Consolidación en España: de Puig a Loewe
Una etapa fructífera a la que puso punto y final cuando recibió la llamada del Grupo Puig. Una «historia inacabada» que le llevó a Barcelona, terminando dos años después en el momento que Loewe llamó a su puerta. «Me dio la sensación que si te llamaban ellos era como si eres actor y te llama Scorsese: no puedes decir que no», recuerda Aboitiz.
Regresó a Madrid, entrando a formar parte del Loewe de José Enrique Oña Selfa. «Aceptar el cargo de 'Global PR' fue un reto tremendo. Fue el principio de la internacionalización de la marca y años de muchísimo trabajo». Tanto que podía llegar un lunes a la oficina sabiendo que esa misma noche tendría que volar a Hong Kong, la siguiente a Tokio y de ahí a Panamá. «Fui dando la vuelta al planeta como tres veces al año. Me dedicaba a viajar, no había tiempo para más. Eso sí, fueron tiempos maravillosos en los que aprendí muchísimo». Llegó el relevo, la entrada del legendario Stuart Vevers como director creativo y la conquista inglesa en esta marca de cuño español. Aboitiz estuvo año y medio trabajando junto a él, hasta que el nombre de Patrizio di Marco se cruzó en su camino.
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El 'boom' de Gucci y su estancia en Milán
Patrizio di Marco llegó a escena para revolucionar Gucci tras la salida de Tom Ford. Junto a Frida Giannini, formaban el tándem indestructible de la moda que movía los hilos de la firma italiana por el mundo. Eran pareja en el trabajo, también en su vida personal, y fueron ellos quienes ficharon a Josu Aboitiz como 'Global Communications Manager' para afianzar la comunicación de Gucci en Europa, Oriente Medio, África, India y Rusia. «Frida cogió un vuelo privado a Madrid solo para comer conmigo. Sabía que no podría decir que no a su propuesta. Quería que me fuera a vivir a Milán». Ciudad que nunca fue de su agrado, aunque le permitió trabajar con 'Ale', el niño mimado de la moda que tomó las riendas de la casa italiana tras la salida del matrimonio.
Alessandro Michele ha roto con el pasado, ha supuesto un cambio de paradigma y ha conseguido cambiar la percepción de la comunicación, de la marca y de la ropa en sí. «Ha conectado con las nuevas generaciones, ha dado visibilidad a todos los colectivos, a todos los tipos de personas y a las injusticias. Gucci ahora es diversidad, inclusión, ideas disruptivas. Es responsabilidad social, una marca con un propósito que emociona y huye de la percepción de lo que es bonito y lo que es feo, lo que está bien y lo que está mal. Ale es auténtico y lo transmite tan bien porque viene de la verdad».
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Aboitiz dejó la empresa en 2019 y reconoce que esta era dorada de Gucci no se volverá a repetir. «Ya no podía más. Llevaba toda mi vida trabajando a un ritmo frenético y necesitaba un respiro». Un tipo de Gernika que, a pesar de haber viajado durante más de media vida por todos los rincones del mundo y haber tocado la cumbre del éxito, no se olvida de sus raíces. Ahora, transmite su legado en el Programa Avanzado en Dirección de Empresas de Moda (PADEM) y en el Máster de Marketing y Comunicación de Moda Digital del ISEM, hilando el último eslabón de su carrera en el sector del lujo.
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