Uno de los dos viaductos de la Supersur ya sobrevuela el Bolintxu
La colosal operación para montar uno de los puentes sin afectar al entorno del valle finaliza con éxito, el que falta será instalado este verano
Era una operación inédita en Bizkaia y durante meses había dado más de un dolor de cabeza a los responsables de la ampliación de la Supersur. Pero tras tres jornadas de milimétrico trabajo, uno de los dos viaductos que darán continuidad a la autopista hacia la AP-68 sobrevuela ya el Bolintxu para conectar los túneles de Arnotegi y Seberetxe. De esta forma, está ya colocado el puente en sentido Vitoria y el que falta será instalado el próximo mes de agosto. Se espera que en menos de un año entre en servicio la conexión completa de la Variante Sur Metropolitana desde Santurtzi.
Publicidad
Noticia Relacionada
Bolintxu, el valle secreto de Bilbao
«Ha sido complejo. La maniobra de abatimiento ha requerido tres intensos días de muchísimo trabajo en la que han tomado parte más de 80 profesionales», ha explicado el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales. «Hoy comienza la cuenta atrás para poner en servicio la primera pieza de la futura gran variante de Bizkaia, que va a revolucionar, junto al futuro túnel bajo la ría, la movilidad viaria», ha asegurado Pradales al mismo tiempo que ha puesto en valor el trabajo de «empresas vascas que esta semana han vuelto a demostrar que están a un nivel muy alto en el ámbito de la ingeniería y la construcción de infraestructuras».
Los operarios comenzaron este pasado lunes a abatir las dos grandes estructuras –de 20 pisos de altura y 1.250 toneladas de peso– construidas in situ en acero corten y hormigón de alta resistencia a los pies del Pagasarri para formar uno de los dos viaductos por los que circularán los vehículos. En este caso, los que se dirijan en sentido Vitoria. El primer paso fue soltar cada 'medio puente' de las grandes torres auxiliares que han ayudado en su construcción y que ha actuado como las plataformas de lanzamiento de los cohetes espaciales. «Ese fue un momento crítico», ha descrito esta mañana el jefe de obra de Interbiak, Pedro Rivas. «Pero comprobamos que la situación era estable y todo iba bien», ha añadido.
Al día siguiente cada estructura empezó a ser bajada «hacia el valle de forma controlada» gracias a un complejo sistema de cables y gastos hidráulicos. «Era como dar carrete a una caña de pescar», ha explicado Rivas. Poco a poco, los extremos de cada una fueron acercándose: uno con las ménsulas de apoyo y otro con las mesetas de apoyo. Es decir, las piezas que tenían que encajar una sobre la otra. El margen de error era de 18 centímetros. Por debajo la operación era un éxito. Por encima comenzaban los dolores de cabeza. Y si una vez en horizontal las piezas no encajaban por más de un metro, la situación era dramática.
Ver fotos
Drones y minicámaras
Pero ese segundo día ya comprobaron que todo iba según lo previsto, y lo confirmaron al tercero. La desviación de una de las estructuras era de 6 centímetros según lo calculado por los ingenieros... y de 7 milímetros en la otra. «Y al final, una vez encajadas, la desviación total ha sido de 3 centímetros.
Publicidad
Eso lo comprobaron el tercer día, cuando 'cerraron' el viaducto y todo encajaba. En ese momento, los técnico recurrieron a varios drones y minicámaras instaladas en los extremos para dirigir la maniobra. Desde una consola con diez pantallas supervisaron todo y no necesitaron el apoyo de los especialista en trabajos verticales, preparados por si hacía falta desplazarse hasta el medio del precipicio para facilitar el acople. «Fue todo perfecto», ha afirmado satisfecho el jefe de obra
Durante los próximos días se irán soltando las cables que aún aguantan el viaducto y se rematarán los trabajos estabilizando toda la estructura y colocando el tablero superior sobre el que circularán los vehículos. Según los cálculos forales, serán hasta 20.000 al día, el 35% de ellos camiones. Después del verano, cuando los dos viaductos sean ya una realidad, la obra se rematará recuperando las dos laderas afectadas, donde se plantarán especies autóctonas, se construirán en ambos lados dos falsos túneles y se colocarán pantallas acústicas «muy similares a las de la entrada de San Mamés».
Publicidad
Puente con acero ucraniano
Los dos viaductos fueron proyectados Javier Manterola, autor del Puente Euskalduna y de otros dos que ya vertebran la autopista sobre el Cadagua y en Gorostiza. Se da la circunstancia de que el puente sobre Bolintxu está construido íntegramente con acero forjado en Ucrania, país cuyas infraestructuras están siendo ahora arrasadas por las bombas y los misiles rusos. Sus mitades se montaron, además, en vertical y con piezas fabricadas previamente en un taller y llegaron hasta allí desde el otro lado de los montes por los mencionados túneles para no afectar al paraje natural. Cada estructura alcanza una altura que supera los 70 metros, más que un edificio de 25 plantas.
De esta forma, la Supersur ha superado el que parece su penúltimo gran escollo por el compromiso de minimizar los daños mediambientales al ecosistema del Bolintxu, de gran valor ecológico y paisajístico por el que discurre el arroyo del mismo nombre y por el que crece un bosque de ribera con especies autóctonas. «Desde el principio nos impusimos acometer esta obra sin intrusión de maquinaria en el valle. Y hemos cumplido», ha destacado Pradales. De hecho, los estribos apoyados a ambos lados del valle están ocultos entre la vegetación.
Publicidad
Se prevé que el proyecto eterno de la Variante Sur Metropolitana de 4,5 kilómetros pueda abrirse al tráfico en 2023, tras una inversión de 200 millones de euros.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión