Tensión y debate en Lekeitio por el polémico sistema de aparcamiento
Los veraneantes claman contra las restricciones que les impide aparcar en el pueblo y denuncian el 'agosto' de residentes alquilando garajes
La nueva ordenanza con la que Lekeitio ha regulado el aparcamiento en verano ha dividido el municipio por colores. Por un lado, está el verde ... para los empadronados y vecinos de pequeños enclaves cercanos -que cubre prácticamente todo el núcleo urbano-, el amarillo para urgencias y citas médicas y el rojo con tiempo limitado de carga y descarga. Para turistas y veraneantes, por su parte, está el azul en el extrarradio y parkings que cuestan 12 euros tras las tres primeras horas gratuitas.
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Esa gestión dibujada por el Ayuntamiento que dirige EH Bildu ha llegado de nuevo al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que revisa otra vez la legalidad de un sistema que el Ararteko calificó como discriminatoria por distinguir entre ciudadanos con las mismas necesidades.
Las críticas y el descontento entre los afectados también se han reavivado. Comerciantes y hosteleros evitan posicionarse. «Nuestros negocios son de cara al público y tenemos que acoger a todos. Vivimos de ello», insisten en varios bares y tiendas.
De uno de esos establecimientos es cliente habitual María José González, una de las miles de veraneantes que tanto en los meses estivales como en Semana Santa sale de Madrid rumbo al Cantábrico para subir las persianas de sus dos casas en Lekeitio. «Pronto vendrán mis hijos con los nietos», asegura.
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«Les gusta mucho estar aquí, en el pueblo de su abuelo que falleció a causa del covid y al que llevamos viniendo toda la vida», explica muy emocionada. «Yo no tengo coche, pero cuando llegan los jóvenes lo pasan fatal para aparcar, dejándolo donde y como pueden, arriesgándose a ser multados», señala. «Es horrible. Podían buscar algún tipo de solución», reclama.
«Podrá ser legal o no, pero lo que no se puede negar es que es completamente discriminatorio», insiste otra mujer que declina dar su nombre. «Hace veinte años que vengo, pago un 50% en el impuesto de bienes inmuebles, cumplo con las tasas de alcantarillado y basura, compro en las tiendas de aquí y no tengo ni la más mínima opción de aparcar en el pueblo», expone.
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'En negro'
«Ni siquiera han valorado la opción de que podamos adquirir la tarjeta de residente como en Bakio. Sólo ellos sabrán las razones», insiste. «En cambio, un vecino empadronado ha sacado su coche a la calle y me alquila el garaje». Los precios que se comentan se sitúan entre los 350 y 400 euros. «Y en negro», advierten sus amigas. «Algunos está haciendo el 'agosto'», insisten.
«Me pregunto si los de Mendexa, Ea o Amoroto tienen más categoría que nosotros y por eso les dejan aparcar», denuncian con ironía. «Pedimos al Ayuntamiento que le dé una vuelta y no tenga complejos a la hora de cambiar el modelo», claman.
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Por otro lado, están los residentes. Para ellos, dejar el coche en su barrio al regresar a casa tras la jornada laboral se había convertido en una auténtica odisea. «Era imposible», señalan en una tienda de alimentación cercana al céntrico Eskolape donde aceptan dar su opinión respetando el anonimato. «Nosotros también cuando vamos a Bilbao, Durango o Eibar nos dejamos media herencia, pagamos la OTA o el parking y muchas veces tenemos que dejar el coche a las afueras, en aparcamientos disuasorios, abonar el coste y además caminar y no nos quejamos tanto».
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