¿Ver la tele nos hace más tontos?

Un estudio que publica esta semana JAMA Psychiatry, revista de la Asociación Médica Estadounidense, asocia el alto consumo de televisión y la baja actividad física durante la juventud con peores funciones cognitivas en la madurez. Lo ha descubierto un grupo de investigadores estadounidenses después de más de dos décadas de seguimiento de 3.247 sujetos cuya edad media era de 25,6 años cuando empezó el estudio.

Tina D. Hoang, del Instituto para la Investigación y la Educación del Norte de California, y sus colaboradores reclutaron para el trabajo hace 25 años a jóvenes (18-30 años) de cuatro ciudades: Birmingham, Chicago, Minneapolis y Oackland. Querían ver si una baja actividad física y un alto consumo de televisión podían tener efectos perjudiciales a largo plazo en las capacidades cognitivas de un individuo. De los 5.115 participantes iniciales, 3.499 completaron los 25 años de cuestionarios y de éstos se descartaron 252.

Los autores habían establecido que consumir mucha tele es estar delante del aparato más de tres horas diarias. Los españoles vemos de media 4 horas y 12 minutos diarios, según un estudio publicado por la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia. Durante las sucesivas visitas, los encuestadores recopilaron información de los hábitos de los sujetos a lo largo del tiempo y, 25 años después, les sometieron a tres pruebas de inteligencia.

Los participantes con un alto consumo de televisión (353) arrojaron unos resultados pobres en algunos test, explican los investigadores. Y las décadas de baja actividad física de algunos sujetos (528) se asociaron con malos resultados en una de las pruebas. Pero los que peores capacidades cognitivas demostraron fueron los que aunaban mucha tele y poco ejercicio, que «podrían representar un grupo crítico».

¿Significa esto que la tele daña el cerebro? El estudio -el primero de su clase- no es concluyente, admiten los científicos. Podría ser que esos sujetos con peores capacidades ya fueran menos hábiles desde el punto de vista cognitivo de origen y por eso se refugiaran en la tele o que los participantes más inteligentes mintieran a los encuestadores sobre su consumo televisivo. Lo que no quita para que haya programas de televisión embrutecedores, claro.