Las hazañas de Superpaco
Con la misma ropa con la que trabaja en el campo, Paco Contreras, de 77 años, compite en durísimas carreras de larga distancia. La culpa la tuvo el colesterol. "Me decían que estaba loco"
ester requena
Martes, 2 de junio 2015, 00:23
Entre los casi 3.000 participantes de los 101 kilómetros de Ronda, a Paco Contreras se le localiza con solo echar un vistazo. Y no por su edad, 77 años, que también. Su gorro de paja, sus pantalones de trabajo, su camisa de vestir y sus dos bastones se entremezclan con corredores equipados con la última tecnología en mallas y zapatillas deportivas. Él luce igual que cuando recoge la aceitunas en el campo porque se encuentra más cómodo: "Y si hay matas no te pinchas las piernas y si hace calor con desabrocharte un botón vas bien". Bajo esa humilde fachada se encuentra Superpaco, toda una leyenda en el mundo 'runner'. De esa guisa completó la dura carrera malagueña en apenas 19 horas y media, a mitad de la tabla, y "sin llegar cansado". Su extenso palmarés atesora nada menos que la Summun Ultra Cup, un circuito de seis pruebas de montaña a nivel nacional que suman 700 kilómetros en total. Él las terminó todas.
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La historia de Paco como corredor empezó hace 16 años, cuando el médico le recomendó que se "moviera" para controlar una preocupante subida del colesterol. Comenzó a trotar por el monte sin importarle la mofa de algunos de sus vecinos: "Me decían que estaba loco, que me iba a romper algo por ahí. Pero ahora muchos de ellos también están corriendo", sentencia este hombre, que es toda una eminencia en Cártama (Málaga), donde ha leído hasta el pregón de fiestas. Los montes que rodean su pueblo no tienen secretos para él. Y una vez a la semana toca patearse 40 kilómetros ¡de noche! Sale sobre las dos de la madrugada del viernes o del sábado y regresa para la hora del desayuno. Unas ocho horas, con unos desniveles considerables, durante las que no enciende la linterna. "De noche se anda muy bien. No hace calor y menos agua es menos peso", detalla Superpaco. Un entrenamiento que convirtió en hábito hace siete años, cuando murió su mujer, María, de un infarto. Como no podía dormir, se levantaba y se iba a andar. Así encontraba cierto alivio. Luego comenzó a participar en distintas pruebas junto a su hijo. La mayoría con una intrahistoria digna de película, como aquella vez que se fue andando a Antequera para participar en una prueba. Recorrió los 40 kilómetros que separan ambas localidades y luego se metió otros 40 de carrera. Una anécdota de las múltiples que Superpaco relata con total normalidad, como si sus gestas no fueran importantes.
De todas formas, se atreve a dar un consejo para aguantar tantos kilómetros: hay que comer. "A muchas personas les da una pájara porque beben mucha agua sin tomar ningún alimento", resume de su experiencia. Por eso en su mochila, además de una buena botella de agua, no faltan frutos secos, pasas... que termina compartiendo con el resto de participantes "no son rivales, sino compañeros". Así ha llegado a aguantar recorridos de hasta 189 kilómetros en la Cerdaña catalana, su récord. En esa misma zona, lo intentó también con una de 215 kilómetros, pero la organización acortó el tramo final después de caer con hipotermia varios corredores. Aunque Superpaco marchaba perfectamente. "Yo no tenía frío, iba muy fuerte y hasta me sobraba la ropa. Hacía una noche buenísima", recuerda entre risas. Peor lo pasó en Suiza, donde apenas pudo comer y se le soltó el estómago, desvela el veterano 'runner'.
¿Se plantea ir al maratón de Nueva York?
¡Claro que me gustaría! Allí un maratón será igual que aquí de kilómetros, ¿no? Pues yo lo hago, pero no sé en qué tiempo.
¿Y le gusta que le llamen Superpaco?
A mí me da igual (risas). Las personas no se diferencian unos de otros, somos todos iguales. Cada uno hace lo que puede; lo que prima es la fuerza de voluntad.
¿Y qué le dicen sus nietos?
¡Qué me van a decir! Si esto lo hace cualquiera, cualquiera puede apuntarse a una carrera. Muchos solo quieren competir y hacen más esfuerzo de lo que pueden, con lo que se debilitan y bajan el ritmo. Cada uno debe hacer el camino arreglado a la fuerza que se tenga y lo que pueda.
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Es ya todo un fenómeno y no le faltan admiradores, entre ellos una página en Facebook con más de 13.000 seguidores. ¿Cómo se siente cuando lo animan?
Me lo tomo a broma, porque sé que no es así. No me considero súper.
Pero su fama crece por días. Dos fotógrafos, Catalina Arredondo García y Jesús Baranco Romero, le siguen para plasmar su experiencia en un libro. Paco resta importancia a esto de la fama. Sigue levantándose a las siete de la mañana para ir a cuidar de sus parcelitas con olivos, su afición desde que se prejubilase de una fábrica textil. Estos días pasa en el campo más horas de las habituales: "Hay una máquina y tengo que estar pendiente". Al caer la tarde toca ayudar con las tareas del hogar a sus hijos y descansar, aunque duerme muy poco. "Cada tres o cuatro días me tengo que tomar una pastillita, porque el sueño es tan importante como la comida". Palabra de Superpaco.
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