¿Dónde se puede construir un vertedero?

14 de los 17 vertederos vascos son de iniciativa privada. Estas empresas obtuvieron una autorización administrativa para poner en marcha su negocio. El proceso es complejo. Verter Recyling, por ejemplo, tardó nueve años en poner en orden todos los permisos, ejecutar las obras y empezar a funcionar en Zaldibar.

«No es nada extraño que los vertederos sean de carácter privado», apunta Marc Montlleó, docente en el master Ciudad y Urbanismo de la Universidad Oberta de Catalunya (UPC). «Es habitual en muchos países de Europa. No es ningún problema si la Administración realiza correctamente la labor fiscalizadora que prevén las directivas comunitarias», añade.

El primer paso para que una mercantil ponga en marcha un vertedero es localizar el terreno. El suelo debe reunir una serie de características. Así lo estipula el decreto 49/2009 del Gobierno vasco, firmado por Esther Larrañaga (EA), que adapta una directiva europea de 1999. Debe estar lo más alejado posible de núcleos urbanos (aunque no se estipula una distancia mínima;algo que queda sujeto a la interpretación del poder ejecutivo), así como también debe tener un coeficiente de impermeabilidad importante (se descartan, por ejemplo, las zonas kársticas). Además, debe tenerse en cuenta el sistema de aguas subterráneas circundante. En la mayoría de las ocasiones se seleccionan vaguadas en zonas montañosas o antiguas explotaciones mineras. Tanto la Agencia Vasca del Agua (URA) como la consejería deben dar su visto bueno.

Vigilancia anual del vaso

Para construir un vertedero de residuos no peligrosos es necesaria, además, una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), que establece una vigilancia ambiental rigurosa. Una vez al año, la empresa debe realizar varios informes de auditoría sobre aguas y sobre el estado de la infraestructura para prevenir grietas o derrumbes como el que ha tenido lugar en Zaldibar. Los resultados deben llegar siempre antes de abril a Medio Ambiente.