El secretario de Organización de Podemos, Lander Martínez, ayer antes de participar en la asamblea de Bizkaia.

El convulso laberinto de Podemos en Euskadi

La crisis en Álava destapa las tensiones internas ante el control del partido que ejerce la dirección de Nagua Alba

k. domínguez / a. santos

Domingo, 18 de diciembre 2016, 19:56

«Hay gente que aún no ha entendido que esto es un partido y que todos debemos seguir unas mismas directrices». Quien realiza esta afirmación es un dirigente de la línea oficial de Podemos en Euskadi. Con esa frase pretende describir lo que ha sucedido esta semana en Álava, donde el partido está fracturado después de que cuatro de sus ocho representantes en Juntas -una quinta les apoya pero está de baja y no participa de la actividad parlamentaria- hayan roto la disciplina de partido y votado a favor de una enmienda a la totalidad contra los Presupuestos del territorio que ha elaborado el gobierno foral de PNV y PSE. El equipo de Nagua Alba aboga por la abstención, mientras que los díscolos alaveses critican el proyecto de Cuentas por considerarlas «antisociales y contrarias a los intereses de la ciudadanía».

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De tal forma que el grupo juntero ha quedado dividido en dos: a un lado el sector oficial que representan su portavoz, Arantxa Abecia, Itxaso Roldán y Asela Ortiz de Murua; y al otro, Koldo Martín, portavoz del grupo hasta la pasada primavera, Juan José Celorio, José Javier Bizarro, Daniel Trujillano y Mari Cruz Polaina. Estos últimos cuentan con el apoyo de representantes de cinco de los siete círculos -organizaciones locales- de la provincia.

Ambas partes se reunirán mañana con la cúpula de Podemos en Euskadi para tratar de encontrar una solución. El equipo de Nagua Alba pretende evitar que los críticos vuelvan a romper la disciplina de partido en la votación definitiva de los Presupuestos alaveses el próximo viernes 23. Aunque parece complicado que se llegue a un entendimiento. Miembros de la dirección vasca consultados por este periódico ven «difícil» esa tarea y dan por seguro que se abrirá un expediente de sanción, que podría acarrear la expulsión, a los junteros díscolos. «No abrirles un expediente sentaría un precedente. Es una actuación grave», reconoce el secretario de Organización en el País Vasco, Lander Martínez.

En esta batalla interna en Álava se mezclan «conflictos personales» por la forma de ser de algunos de los protagonistas, según explican fuentes conocedoras de la situación, pero también las tensiones internas a las que está sometida la formación por el control del partido que ejerce la dirección de Alba, la representante guipuzcoana que asumió el mando de la fuerza morada en marzo pasado. Ella junto a Lander Martínez y Eduardo Maura, secretario Político, ostentan el control de la organización. Dominan el consejo ciudadano, el máximo órgano de dirección, donde el sector oficial ocupa 27 de sus 34 asientos.

Unas tensiones que son innatas a esta formación. Desde su fundación, hace dos años, ha visto cómo dimitía un secretario general, Roberto Uriarte, y la gran mayoría de su dirección; cómo renunciaba la principal rival de Uriarte en aquellas primarias, Iratxe Osinaga; cómo se ha abierto expediente a dos militantes en Bilbao por conseguir el acta de concejales por otro partido con un nombre muy similar; y cómo algunas plataformas electorales municipales han roto con Podemos, con casos particulares en Berango y Sopela, por ejemplo.

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La dirección de Nagua Alba ha vivido en este tiempo, además, éxitos y fracasos electorales. Las victorias siempre han tenido que ver con el tirón de su líder nacional, Pablo Iglesias, como sucedió en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015 y el 26 de junio de este año. El batacazo principal se dio en los comicios autonómicos de septiembre, donde la coalición Elkarrekin Podemos se quedó muy lejos de las expectativas: once parlamentarios vascos y tercera fuerza en el hemiciclo, cuando algunas encuestas ya se les situaban como principal fuerza de la oposición, por delante de EH Bildu.

Críticas internas

Fue ya entonces cuando surgieron las críticas internas. Primero por la forma en la que se había llevado a cabo la elección de la candidata, Pili Zabala, que aunque refrendada en una votación interna, no había trabajado hasta entonces en la actividad interna del partido y solo contaba con el aval de Alba y su equipo. También se reprochó la manera en la que se llevó a cabo la campaña, con un perfil que muchos consideraron bajo por parte de su representante. «Suavizamos demasiado el mensaje. Dimos por hecha la hegemonía del PNV, que iba a ganar las elecciones y no confrontamos con los jeltzales nuestras ideas», asegura Neskutz Rodríguez, juntera por Bizkaia y representante del sector anticapitalista.

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Más crítico se muestra el exsecretario general Roberto Uriarte, que dimitió hace ya un año cansado de las, en su opinión, «continuas injerencias» del «aparato» nacional, que en aquella época estaba en manos de Iñigo Errejón. El que ha sido el primer líder del partido morado en Euskadi considera que en el último año «se ha perdido mucha ilusión» y «se ha desperdiciado mucha energía y mucho talento». «Se ha vivido sólo para conquistar cargos institucionales. Para quien eso sea lo fundamental, supongo que éste será un buen momento. Para mí, conseguir cargos no es lo fundamental».

Varios sectores apuntan, en este sentido, a la necesidad de que el partido vuelva a centrarse en la actividad de los círculos y no depender tanto de las decisiones que se toman «en los despachos». Es el mensaje que, por ejemplo, han reiterado esta semana los críticos de Álava, que abogan por que la decisión de abstenerse en los Presupuestos para 2017 se consultara a las bases.

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