LUIS ÁNGEL GÓMEZ

Lanzan botellas y vasos a agentes que disolvían una multitud en Algorta

El primer festivo con restricciones horarias a la hostelería termina con seis contenedores quemados en Getxo y Leioa

T. Izagirre | M. Artime | Y. Ruiz | N. Cayado | J.A Goitia

Sábado, 1 de agosto 2020

Los incidentes registrados en la madrugada de ayer empañaron el ambiente de las 'no-fiestas' de San Ignacio en el barrio getxotarra de Algorta ... . Más de un centenar de personas que consumían alcohol en la calle Amezti, ocupando carretera y aceras, cuando los bares ya estaban cerrados, lanzaron botellas a los policías municipales y ertzainas que acudieron a disolver la multitud. La noche, además, terminó con hasta seis contenedores quemados en tres zonas distintas, abarcando hasta la localidad próxima de Leioa.

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El problema en la calle Amezti arrancó a las 02.00 horas. Se trata de una zona alejada del núcleo principal de copas, San Nicolás, donde los agentes de la Ertzaintza y la Policía Municipal de Getxo ya habían cumplido con su cometido de que los bares bajasen la persiana definitivamente a la una y media de la madrugada y de que no se consumiese en la calle, fuera de las terrazas, a partir de la medianoche. «La mayoría de los que estaban allí tenían más de 30 años. Estaban en la calle, con mucho alcohol en el cuerpo, y consumiendo tragos sin guardar distancias y la mayoría sin la mascarilla puesta», aseguraba ayer un testigo de los incidentes.

Ertzaintza y Policía Municipal de Getxo intentaron, como ya habían conseguido en San Nicolás, que los presentes se fueran a casa. Cuando «varias patrullas se acercaron al lugar para recordar por megafonía la obligación de llevar mascarilla y la prohibición de consumir bebidas en la calle», empezaron los problemas. Según informaron desde el Departamento vasco de Seguridad, los uniformados fueron recibidos «con el lanzamiento de algunos objetos, por lo que los agentes desalojaron la zona e identificaron a una persona por los incidentes». Además de arrojarles botellas y vasos, les profirieron insultos. Con el apoyo de una Brigada Móvil, los policías consiguieron que se dirigiesen hacia la plaza del Casino, donde acabaron dispersándose poco después.

Dos fuegos en 5 minutos

Pero no fueron los únicos incidentes registrados, porque el fuego tuvo un importante protagonismo en una noche en la que ardieron media docena de contenedores. A las 00.32 horas se produjo el primer incendio, en la calle Larramendi de Leioa. Las llamas devoraron tres depósitos de basura, aunque los efectivos de Bomberos del cercano parque de Artaza pudieron sofocarlas rápidamente. Sin embargo, apenas cinco minutos después, las alarmas saltaron con otro foco en la calle Amaia de Getxo. En este caso, los contenedores quemados fueron tres. El tercer escenario fue la calle Artibai. En torno a las tres de la madrugada, ardió un container y las llamas afectaron a una valla y a unos setos próximos.

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Testigos de la quema aseguraron que vieron a dos encapuchados prender los contenedores en alguno de los ataques. La Policía Municipal de Getxo cree que estos sucesos se produjeron «como represalia» a la identificación de varias personas en el gaztetxe de Romo unas horas antes.

El departamento que dirige Estefanía Beltrán de Heredia detalló que la ocupación del inmueble se produjo ese día a las 16.38 horas, cuando seis personas forzaron la puerta y accedieron al interior del edificio municipal, la antigua biblioteca de Romo, en la calle Lope de Vega. Una versión calificada de «mentira» por un portavoz de este grupo, que aseguró que «había gente viviendo» en el inmueble desde el jueves.

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Los agentes entraron e identificaron a la media docena de personas que estaban en el interior, a las que se les imputará «un delito de daño con fuerza en un edificio público». Esta casa ya fue ocupada como gaztetxe hace meses, pero el confinamiento obligó a los integrantes del colectivo Itzubaltzeta a abandonarla en marzo.

El Ayuntamiento, entonces, aprovechó para tapiar las ventanas y así evitar nuevas ocupaciones. Las autoridades locales tienen previsto derribar el bloque y construir allí un centro intergeneracional con 100 plazas residenciales para mayores y 40 apartamentos dotacionales para jóvenes. La Diputación respalda este proyecto, con un coste de casi 13 millones de euros.

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Tanto los incidentes de Algorta como la quema de contenedores intensificaron la labor policial en la primera noche festiva con las nuevas restricciones horarias a la hostelería. Durante la madrugada, los agentes interpusieron una multa por insultar a un ertzaina; cuatro por consumir alcohol en la calle; y dos por no llevar puesta la mascarilla. «Siempre se trata de gente a la que se ha apercibido con anterioridad y se le ha visto reincidir», explicaron fuentes policiales.

Algorta

Cuatro multas y lanzamiento de objetos contra la Ertzainza

L. A. Gómez

Cuatro jóvenes han sido multados por consumir alcohol en la madrugada de hoy sábado en Algorta, donde durante estos días se hubiesen celebrado las fiestas, que están suspendidas. La noche ha vuelto a ser movida, aunque un poco menos que el jueves. Así, la Ertzaintza tuvo que disolver a un centenar de personas que se encontraban en la zona de bares del Algorta.

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Todo comenzó sobre la una de la madrugada cuando los uniformados acudiron a la plaza de San Nicolás, donde a una persona fue denunciada por no llevar la mascarilla y por insultar a los agentes. Una hora después, con los los bares ya cerrados, un centenar de personas se encontraban en la calle y varias patrullas se acercaron al lugar para recordar por megafonía la obligación de llevar mascarilla y la prohibición de consumir bebidas en la calle. En respuesta, los congregados lanzaron algunos objetos, por lo que los policías desalojaron la zona e identificaron a una persona por los incidentes.

A todos ellos se les impondrán sanciones de 100 euros porque ya habían sido advertidos verbalmente con anterioridad por parte de los agentes. «El comportamiento de los hosteleros ha sido ejemplar porque han cerrado las terrazas y los establecimientos a las horas estipuladas», según reconocieron fuentes policiales. Eso ayudó a mantener las restricciones sanitarias, en una jornada en la que hubo menor asistencia que el día anterior.

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Nueve agentes de la policía autónoma y municipal insistieron en informar a los jóvenes de las prohibiciones sanitarias. Su trabajo –que llevan realizando con «diálogo e información» a los asistentes durante tres días- fue muy efectivo. Se centró principalmente en la plaza de San Nicolás y sus aledaños. Además, se vigilaron todas las zonas adyacentes y periféricas para comprobar que no había concentraciones o grupos de gente consumiendo alcohol. Fuentes policiales advirtieron que habrá «tolerancia cero con el botellón» y se multará a quienes consuman bebidas alcohólicas en la calle. Entre las incidencias nocturnas, cabe destacar la quema de dos contenedores en la calle Gobelaurre, en el barrio getxotarra de Las Arenas. El acto vandálico se produjo sobre las 01.30 horas.

Lekeitio

«No nos queda otra que irnos a casa»

Pedro Urresti

Los hosteleros de Lekeitio y buena parte de los clientes que se reparten por las numerosas terrazas que salpican el puerto y su entorno han respondido a las nuevas restricciones fijadas por el Gobierno vasco para frenar los contagios del coronavirus.

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La mayoría prácticamente echó la persiana para la 1.30 horas. Sólo quedaron los más rezagados. Los de los 'tragos largos'. «Estamos de vacaciones, no tenemos prisa, pero no nos queda otra», señalaron desde la cuadrilla de Jabier, Ibon, Kepa e Iker, además de Jon y Ekaitz. «Además, ahora mismo es necesario», recalcaron. «Mucha gente comienza a venir antes, parece que están surgiendo nuevas rutinas», añadieron desde el Oskarbi, situado en pleno muelle de una de las principales localidades turísticas de Lea Artibai y Busturialdea.

Los más jóvenes fueron los más resistentes. «Estamos de celebración y la verdad es que el que nos cierren los bares nos corta el rollo», aseguraron desde el numeroso grupo formado por Olatz, Maria, Irati, Maialen, Jone y Arrate, entre otras. «Seguiremos la fiesta donde podamos, aunque este sirimiri tampoco invita a continuar en la calle», adelantaron.

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El Ayuntamiento de Lekeitio refuerza desde hoy a la noche el servicio de la Policía Municipal para garantizar el control del ocio nocturno. La Ertzaintza también ha incrementado su presencia tras la petición realizada por el propio Consistorio.

Bakio

Tan sólo media docena de jóvenes consume en el paseo del puerto pasada la medianoche

Y. Ruiz

Sin sobresaltos. Así ha transcurrido la noche del día de San Ignacio en Bakio. A partir de la medianoche ya habían bajado la persiana varios establecimientos del entorno de la plaza Sabino Arana. «Cerramos sobre las doce», admitían con contundencia y sin querer dar más explicaciones en el Txoberne casi una hora antes. Cuadrillas de jóvenes atestaban en ese momento la terraza de La Parra, donde a partir de la una tan solo una mesa estaba ocupada.

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Con mayor movimiento en la zona del puerto, nada que ver con cualquier otra jornada de celebración patrón de Bizkaia y Gipuzkoa. «Estamos trabajando bien, pero no es el agobio de otros años», admite Koldo Garai, del Itsasargi. A él como a la mayoría les molesta enormemente tener que recordar la normativa vigente con más frecuencia de la que les gustaría. «Algunos se enfadan cuando les dices que no les puedes sacar un trago porque a la 1.30 horas tenemos que cerrar».

Agradecen que la Ertzaintza patrulle por la localidad «para que la gente entienda lo que pasa y nosotros no tengamos que estar encima». Su presencia también era visible ayer, pero su intervención se redujo al control. Solo media docena de jóvenes consumen en la zona del puerto ubicada frente a los bares pasada la medianoche. La imagen contrasta con la de hace una semana. «El sábado pasado tuvo que intervenir la Ertzaintza por la concentración de jóvenes en el paseo del puerto y nos pidieron que no sacáramos nada», añadía Garai.

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Pero aunque ayer reinaba la calma, la víspera de San Ignacio «hubo botellón», aseguraba un cliente del Itxas Ondo. «Como la mayoría de los sábados», apostillaba, al tiempo que señalaba las rocas del final del paseo del puerto donde se ubica este establecimiento como uno de los lugares más preciados para esta práctica tan extendida entre los más jóvenes. Detrás de la barra del local, Fernando Morcillo lamenta que «falta conciencia. Estamos así por el despropósito de la gente que le da todo igual».

Pero él se afana en tener todo en orden y por ello no entiende que la gente se avalance a coger mesa sin esperar a que se desinfecte. Comenta que acaba de pedir a una cuadrilla de más de diez jóvenes que se separen en dos mesas y «les ha molestado. Cuesta llamar la atención a clientes de toda la vida. No estamos para eso».

Durango

El mal tiempo ayuda a vaciar calles y terrazas

N.Cayado

Los durangueses respetaron las normas de seguridad. Pasada la media noche de este sábado eran pocos los vecinos que se animaron a sentarse en las terrazas, donde la mayoría de sitios se encontraban vacíos por la espesa lluvia que no dio tregua al último día de julio. No se consumía de pie, pero tampoco se hacía con mascarilla.

«No es cómodo estar en una terraza con la mascarilla puesta. Si me la tengo que retirar cada vez que bebo un sorbo, siento que la toqueteo y eso no me da ninguna confianza», dice Maider. Su pareja critica que no se respeta la distancia de seguridad. «He tenido que buscar una mesa apartada para poder tomar mi café», comenta. El mal tiempo no hizo que Oskar y sus amigos se sentaran en una terraza de Durango. «Intento evitar sentarme junto la gente joven», dice. Sin embargo, augura que los contagios en la villa se verán reducidos gracias al mal tiempo. «La gente está concienciada y los camareros están bastante alerta», detalla. Definitivamente, el mal tiempo ayudó a que los durangueses se quedaran en casa.

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Sopela, Gorliz y Plentzia

Sopela, Gorliz y Plentzia bajan la persiana a las fiestas nocturnas.

Los hosteleros de los tres municipios costeros cumplen en el primer examen con las medidas de restricción anunciadas por el Gobierno vasco y saldan la noche del viernes sin ningún incidente. Una tranquilidad que promovieron los propios establecimientos, algunos incluso adelantaron la hora de cierre y dando por terminada la jornada a la medianoche. Entre los que aguantaron hasta el límite fijado (1.30 horas, ya en terrazas o interior), ninguno se excedió de lo permitido.

La imagen vivida ayer contrasta por completo con lo vivido hace escasos días, cuando la Ertzaintza tuvo que intervenir en Plentzia para frenar las aglomeraciones que se generaron en el entorno del puerto. Fue el punto final a una jornada que vio como una masa se amontonaba en la céntrica calle de Erribera para celebrar las 'madalenas', fiestas locales. Ayer ni rastro del gentío. El pinar de Gorliz, otro de los puntos calientes este verano, también respiró tranquilidad durante toda la noche, así como los bares céntricos en Sopela.

La Ertzaintza peinó durante la noche y la madrugada los puntos de mayor reclamo para el ocio nocturno. Unas vigilancias que se intensificaron en dos momentos clave, cuando los exteriores de los bares debían estar vacíos –solo en terrazas- y cuando estos debían bajar la persina. Pues bien, en ambos no hubo intervenciones. Eso sí, los agentes tuvieron que acudir en el toque de queda a un bar costero en Sopela y otro cercano al puerto de Plentzia para recordar, dado que todavía había gente en el interior, que debían desalojar el establecimiento antes de las 2.00 horas.

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