El coleccionista de cafeteras Kepa Aperribai posa junto a algunas de las piezas que expone en el Museo de Orduña. Koldo Badillo / Museo de Orduña

Una colección de más de 300 cafeteras visita Orduña

El basauritarra Kepa Aperribai reúne en el Museo de Orduña su particular afición por reunir cafeteras de distintas épocas y países

Alba Peláez

Orduña

Jueves, 28 de marzo 2024, 15:20

En su infancia, el basauritarra afincado en Amorebieta Kepa Aperribai acostumbraba a acompañar a su aita y a su hermano a mercadillo de antigüedades en Bilbao. «Ellos iban más en busca de sellos y monedas, pero a mí aquello no me atraía tanto, aunque me parecían objetos bonitos», cuenta este coleccionista que encontró en aquellos lugares una mina para la que en el futuro sería su pasión: reunir un gran número de cafeteras de varios países y distintas funciones para hacer café.

Publicidad

En esas excursiones a la capital vizcaína se dio cuenta «de que lo que más me llamaba la atención eran los cacharros», apunta Aperribai. La primera pieza de su colección «fue un juego de café que encontré en mi casa cuando murió mi aita, y preguntando, unos amigos de Basauri de mis padres me contaron que se lo habían regalado ellos».

Las visitas a los mercadillos continuaron tras la falta de su padre y en una de ellas «compré mi primera cafetera porque simplemente me gustó y la puse en una estantería. Luego vino otra, y otra, y más adelante las reuní fuera de casa porque ya no entraban». Comenzó a coleccionar las piezas que adquiría primero en ferias cercanas y, más tarde, en países como Alemania o Francia.

Su primera muestra de las piezas fue hace treinta años en Hornillos de Cerrato, Palencia, el pueblo donde veranea. «Hacerlo allí fue casual, porque la persona que tenía que traer una exposición a la semana de la cultura no pudo y me pidieron a mí», recuerda.

La experiencia «fue un éxito, puse 132 cafeteras y la gente venía hasta más allá del horario del centro», añade. Después llegaron otras exhibiciones en la Casa de Cultura de San Miguel de Basauri, en Expovacaciones y Expoconsumo en el BEC, en la Feria de Coleccionismo de Mungia o en Soria, entre otros lugares.

Publicidad

Aperribai ha superado la barrera de los tres centenares de cafeteras que funcionan correctamente, cada una con su peculiaridad y funcionalidad para hacer el café: «Percolator, Capuchino, Napolitana, Filtro, Vacumm, Italiana...», enumera.

Piezas hechas con munición

Su labor no es únicamente de colección, también comparte sus conocimientos con quienes se acercan a su mundo particular. Pero para eso, «tuve que estudiar mucho sobre cafeteras, como la forma de llamarse o de la época que eran. Pero ahora ya me sale solo después de tantos años», asegura.

Publicidad

En el Museo de Orduña tiene piezas hechas con «munición de la Segunda Guerra Mundial», una cafetera isabelina del año 1890 y alguna de calcetín. Este domingo ofrecerá una de sus visitas guiadas en la sala de Antigüedades de la pinacoteca de la ciudad. En ella, los asistentes podrán descubrir datos como «que el café bueno no es negro como se suele decir, sino de color caramelo».

También se acercarán «al papel importantísimo que la mujer ha jugado en el mundo del café y los logros actuales, sin ir más lejos Marisa Baqué acaba de ganar el premio a catadora de café y es una pionera porque es la primera mujer en ganarlo». Aperribai ha cultivado durante todos estos años una pasión que no termina de casar con una de las afirmaciones sobre sus preferencias y es que «nunca tomo café», sostiene.

Publicidad

Y en caso de hacerlo, «es con mucha leche que mancho con un poco de café; y si puede ser descafeinado, mejor», asegura. La muestra de cafeteras del museo de Orduña se puede visitar hasta el 15 de septiembre.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad