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Dos familias se reúnen este domingo en las peatonales de Basauri. A. Peláez

Basauri sale a la calle para celebrar la Copa

Los athleticzales han tomado el municipio pese al mal tiempo todavía ataviados con la camiseta del equipo

Alba Peláez

Basauri

Domingo, 7 de abril 2024, 17:44

Encontrar algún rincón en Basauri desde el que no se vean los colores del Athletic ha sido este domingo una tarea imposible. Los balcones de los edificios, los comercios o los bares se han contagiado de la fiebre rojiblanca. Pero quienes mejor dan cuenta de cómo se está viviendo este histórico hito en el municipio vizcaíno son sus vecinos. Muchos de ellos han aprovechado la mañana para juntarse con los suyos y celebrar esta victoria que sabe a gloria.

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Las peatonales de Valentín de Berriotxoa y Virgen de Begoña han sido dos de los puntos más concurridos por los basauritarras esta mañana. Hasta que la lluvia ha hecho acto de presencia, han sido muchos los que continuaban con las camisetas del equipo puestas, pero todos aseguraban que no era consecuencia de estar de 'gaupasa', sino que querían seguir llevando unas horas más los colores que adornaron la Copa de este año.

Josu Arteagoitia con la camiseta y la bandera del Athletic. A. P.

Josu Arteagoitia decidió ver la final en casa junto a su pareja porque «si la cosa iba mal, lloro más a gusto en mi casa», señala. Al final las lágrimas no tuvieron que hacer acto de presencia, pero narra que vivió el encuentro «atacado», sobre todo «en los penaltis». Este vecino de Basauri tenía 19 años la última vez que vio la gabarra, la misma edad que ahora tiene su hijo. «Voy a buscarle ahora, que llega de Sevilla.

Durante el partido estábamos comentando las jugadas y estoy esperando a poder celebrarlo con él», subraya. Arteagoitia le inculcó a su hijo la pasión rojiblanca y le dio un regalo muy especial cuando cumplió 9 años: «Por su comunión le hice socio del Athletic y ahora ya casi es más fan que yo», bromea. Al terminar el partido, el basauritarra bajó a las calles del municipio para compartir con el resto esta victoria que es ya de todos y destaca «el buen ambiente que hubo y la alegría contagiosa».

Enrique Solagaistua y su nieta Ane en las calles de Basauri. A. P.

Enrique Solagaistua acompañado por su nieta Ane aprovecha la mañana del domingo para ir a por el pan y 'El Correo' todavía ataviados con las camisetas del Athletic. «Los padres de Ane bajaron a Sevilla y ella vio el partido conmigo», cuenta orgulloso este aitite, vecino de Basauri, que ha tenido la oportunidad de compartir un momento «histórico» con la pequeña.

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Aunque avanza que lo que va ser aún más especial es el paso de la gabarra. «Yo ya he visto muchas en mi vida, de liga y de Copa, es algo increíble, se abarrotan las Márgenes, los puentes y los balcones». La joven Ane se quedó dormida y descubrió el resultado poco después del final del partido, pero «me hizo ilusión y estoy muy contenta», afirma la leona que además de ser forofa del club rojiblanco, también se calza las botas en el campo como futbolista.

Una original gabarra ya navega por las calles de Basauri. A. P.

La cuadrilla de Yeray González y Asier García se han juntado para sacar la gabarra de paseo. Nada menos. El grupo de padres y madres entusiasta cuenta que «la habíamos hecho ya para la final contra la Real, pero en aquella ocasión la sacamos demasiado pronto, y esta vez hemos querido esperar, pero al fin navega por Basauri», cuentan.

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Vivieron el encuentro ante el Mallorca «cada uno en familia, pero hoy ya nos reunimos para celebrarlo», afirma González. La pasión por el Athletic de la que se empaparon en su infancia han sabido legársela ahora a sus hijos. «Hay que transmitir los buenos valores que tiene el equipo a los más pequeños», subrayan.

Juan Domínguez y María Isabel Lesta. A. P.

Juan Domínguez y María Isabel Lesta llevaban años esperando a ver a su equipo levantar la Copa. Ayer al fin se cumplieron sus plegarias, aunque «vivimos el partido con mucha intensidad y dolor de corazón por el miedo a que ganase el Mallorca», afirma Domínguez. Como todos los athleticzales, la parte más sufrida del encuentro fueron los penaltis. «Lo pasamos terrible», confiesan.

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Ya más tranquilos después de ver el resultado e irse a dormir sabiendo que el equipo había logrado la gesta, han paseado esta mañana por Basauri con la sonrisa en sus labios. «Estamos felices, no hay afición como la del Athletic, es una verdadera pasada», señala Lesta. Ahora, «toca la gabarra, que no nos la pensamos perder. Tenemos qué decidir aún dónde verla, pero que cuenten con nosotros», expresan sin ocultar la emoción por la victoria.

Begoña García tras la barra del bar J & M Kafetegia de Basauri. A. P.

Hay quienes la final de Copa solo pudieron disfrutarla de refilón. Los camareros y cocineros se encargaron durante la noche del sábado de atender las barras y eso les dejó poco margen para poder vivir el partido. Es el caso de Begoña García, que se encontraba en los fogones mientras los parroquianos daban cuenta de cómo se estaban dando los penaltis. «Los he visto repetidos», cuenta esta hostelera del J & M Kafetegia de Basauri. Pero eso no quitó para que pudiera disfrutar el triunfo «con muchísima emoción».

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Durante los días previos a la cita deportiva ha estado preparando un pintxo muy especial. Una réplica de la gabarra hecha con ensaladilla rusa. Un guiño a sus clientes athleticzales y un gesto que «acompaña al momento que estamos viviendo». Mantendrá durante unos días más este bocado con sabor a victoria.

La familia González-Castro (Juan Carlos; Virginia y Unai Gonzaga). A. P.

Si algo ha demostrado Basauri en las últimas horas es que a ingeniosos pocos les ganan y que saben lo que es el verdadero espíritu athleticzale. La familia González-Castro es buen ejemplo de ello. Decidieron el pasado miércoles que tenían que bajar a Sevilla a vivir de cerca el histórico duelo. Y lo hicieron además con una compañía muy especial: una réplica de la Copa. Una creación de Juan Carlos González que realizó durante la Semana Santa tomando como materiales un cazo y un machaca ajos, entre otros.

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Como era de esperar, «nos pidieron un montón de fotos en Sevilla y la verdad es que los sevillanos alucinaron con la afición del Athletic», apunta su mujer, Virginia Castro. González no quería ver a su equipo caer de nuevo en una final, pero confiesa que tenía una preocupación extra: «No quería volver en un autobús en un viaje de 10 horas con la derrota a cuestas». Afortunadamente, el destino tenía otros planes para el Athletic y, pese al cansancio del desplazamiento, «ha merecido la pena», señala el hijo de ambos, Unai Gonzaga. El siguiente destino familiar será algún punto de las Márgenes del Nervión el próximo jueves. «Estaría bueno que después de seguir al equipo nos perdiéramos la gabarra», ironiza Castro, «vamos a ir seguro», sentencia.

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