La MTV celebra el poder femenino en Durango
Landako Gunea acogió un cartel de música urbana en el que las cuatro artistas eran mujeres: «A mi generación solo le enseñaron el 'dame más gasolina'»
A priori, parecía lógico pensar que el concierto de ayer en Durango tendría el público más joven de toda la MTV Music Week, el ciclo de actuaciones que sirven de calentamiento para los fastos del fin de semana. Al fin y al cabo, estaba dedicado a la música urbana y todos sabemos que a muchos mayores de 40, incluso de 30, conceptos como trap les suelen sumir en un hondo desconcierto. Pero esa idea apresurada no contaba con el efecto que tiene el desembarco de un evento de este tipo en una localidad relativamente pequeña: el resultado fue una MTV a la duranguesa, seguramente más genuina que la neoyorquina o la londinense, con una interesante mezcla de fans entregados y de espectadores que se habían acercado a Landako Gunea para ver qué diablos era eso que tanto anunciaban.
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La diversidad de edades resultaba muy llamativa. Minutos antes del arranque del concierto, el mayor del recinto era seguramente Alfredo Verduras, de 80 años, aunque en rigor no podemos contarlo como público porque ya se marchaba, después de haber repasado con interés el escenario y los stands publicitarios. «Me voy, porque esto para mí ya no es -decía, abarcando con un gesto la música ambiental, que por supuesto era urbana-. Yo pensaba que habría sillas». A Alfredo lo que le gusta es el flamenco, así que decidió largarse a tiempo de coger el autobús para Izurtza. Tampoco faltaba entre el público la juventud extrema, eso que algunos llaman primera infancia: Ari Pelaez, de 20 meses, observaba desde su sillita con la misma atención que el señor Alfredo, pero con los oídos protegidos por unos cascos rojos que el hombre mayor también hubiera agradecido. La había llevado su madre, Goiatz, una entusiasta de la música en vivo: «Los aitatxus tenemos muy difícil encontrar cosas con este horario. Nosotros siempre hemos sido de música en directo y quiero inculcárselo a ella». Goiatz trabajó de programadora en el vecino Plateruena y prefiere el metal (su grupo favorito son los franceses Gojira, muy alejados de lo que sonó ayer), pero estaba dispuesta a disfrutar del cartel hasta donde Ari lo permitiese.
Tu madre y tu hermana
Claro que, entre abuelos con nietos y familias enteras, predominaban los jóvenes predispuestos que bailaban hasta la música de los anuncios. Y los reacios cedieron con el show de Aneguria, toda una experta en calentar ambientes: a la contagiosa cadencia jamaicana de buena parte de sus canciones se sumaba la presencia de una bailarina-acróbata, que seguía la música con una especie de 'pole dancing' ralentizado, además de unos vídeos que lo mismo mostraban imágenes de Bilbao la Vieja que un percebe mutante con corpachón de Godzilla. Para el tercer tema, Aneguria ya había cantado en euskera, inglés y castellano; para el sexto, 'Non zaude', todo el mundo se meneaba al ritmo de la txalaparta sampleada. «Unidas, caminan preparadas, / las llamaban desequilibradas, / ahora son tu madre y tu hermana», cantó Aneguria sobre la toma de conciencia femenina.
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Porque el concierto de ayer tenía mucho de celebración colectiva del poder de la mujer: Brisa Fenoy, la segunda de la noche, empezó recordando el 8-M, puso a todos a corear «yo soy mi dueña» y arrasó con un 'Lo malo' en el que ella misma se acompañó al piano. Era una noche de orgullo femenino, con un cartel que completaban Nathy Peluso y Mala Rodríguez, y el público sintonizaba perfectamente con ese planteamiento. «Creemos que ha nacido un nuevo movimiento feminista a raíz del rap y el trap, que es el nuevo punk», resumían las hermanas bilbaínas Arrate y June Santamaría, más conocidas como Blood Sisters. Las dos se turnaban en el uso de la palabra y, muy en el estilo de estos eventos, complementaban su discurso con publicidad:
- Esta música está enseñando a las nuevas generaciones. A la mía solo le enseñaron el 'dame más gasolina'.
- Sí, el reggaetón y el rap eran muy machistas y ahora se han vuelto lo contrario.
- El que canta hoy una canción con sentido machista se ha quedado totalmente obsoleto.
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- Y pon también que tenemos un negocio de tuneado de chaquetas. ¡Blood Sisters!
Era una noche de mensajes como «lo que menos me importa es tu banana», de Nathy Peluso, o «¿quién me protege? Yo, de frente», de La Mala. «Estas chicas hacen música con conciencia, que está pensada para gustar y vender pero sin arrastrar ese machismo», aplaudía Assay Bastardo, aunque también hacía hincapié en que la lucha feminista no es algo que haya empezado ahí, como una ocurrencia surgida de la nada, sino que es un fenómeno complejo y profundo que «viene de nuestras madres y abuelas».
Assay, que había acudido a Landako Gunea con las hermanas Marcela y Alejandra García, señalaba con aprobación a las azafatas de marcas publicitarias que recorrían sin descanso el recinto: «Van con sudaderas. En otro festival con público más masculino a lo mejor estarían vestidas de otra manera».
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