El mercado en el que la pulcritud no tiene precio
La llegada del Covid-19 llevó a Mercabilbao a adaptar sus protocolos de limpieza en unas instalaciones en las que la actividad es continua
El pabellón es gigantesco, pero solo dos operarios lo ocupan en este momento. Uno conduce un pequeño vehículo eléctrico, mientras el otro lleva una lanza ... pulverizadora conectada al depósito del mismo. Están desinfectando la nave. Ambos visten equipos de protección completos, con buzos blancos, gafas y máscaras, por lo que se parecen más a unos extras de una película de ciencia ficción al estilo de 'La amenaza de Andrómeda' que a lo que realmente son: dos trabajadores del equipo que todos los días somete a las instalaciones de Mercabilbao a una limpieza a fondo. Tan a fondo, que este lugar, que hace unas horas era un hervidero en el que se compraban y vendían kilos y kilos de pescado, luce como una nave industrial sin estrenar.
Publicidad
«Si es que parecen astronautas», comenta Aitor Argote, director gerente del que es uno de los mayores centros de distribución de alimentos perecederos del Norte peninsular, la gran despensa del Cantábrico. Este complejo situado en Basauri, «una ciudad dentro de la ciudad», reúne en más de 13 hectáreas de superficie una serie de mercados especializados donde opera un centenar de empresas mayoristas. Por su propia naturaleza, Mercabilbao ha exigido desde su apertura unos estándares de limpieza, desinfección y reciclaje muy altos, «y por cuya calidad es conocido». Ahora, «a causa de la pandemia», ese protocolo se ha adaptado y reforzado. De ahí los 'astronautas'.
La limpieza es ahora más profunda, lo que no deja de ser un reto, porque el tiempo del que se dispone para hacerla a diario es el mismo que antes de la pandemia. Y se debe hacer en un entorno en el que la «actividad es continua». «Esto es un pequeño ecosistema, en el que al día podrán moverse unas 5.000 personas que vienen a comprar o a vender».
Adecuarse al ritmo
Como la actividad de Mercabilbao no se para, «su limpieza también es continua», explica Ander Sopelana, director de operaciones en ingeniería del mercado. La clave es adaptarse a su «funcionamiento sectorizado. Se limpia según se van liberando las instalaciones» a lo largo de la jornada. Se empieza por el pabellón de pescado, en el que la venta ha empezado a las 5.30 de la mañana, se sigue por el de la fruta, se acometen los viales cuando el flujo de circulación de camiones se reduce, etc.
Publicidad
De todo ello se encarga un equipo de 9 personas que coordina Leire de la Iglesia, de la empresa RSU Bilbao UTE. Que coordina... y del que también forma parte: ella es una de los 'astronautas'. «Ahora usamos buzos, mascarillas, guantes, pantallas... Es algo incómodo cuando hace un poco de calor», confiesa.
Para el visitante casual resulta asombroso que solo 9 personas puedan mantener unas instalaciones de las dimensiones de Mercabilbao como se ven en este momento, a las 12.30 horas de una jornada laboral, en donde ni siquiera se observa un papel tirado en sus calles. «Se consigue ciñéndote a los ritmos que te marca la vida del propio mercado. Se limpia en los momentos y lugares en los que desciende la actividad». Eso incluye todas las instalaciones, «desde los viales a los pabellones y muelles, pasando por los aseos, que se limpian constantemente», añade, justo mientras de uno de ellos sale uno de sus compañeros forrado de la cabeza a los pies, tras haber desinfectado el espacio con un pulverizador.
Publicidad
El equipo de limpieza se adecuó a la pandemia prácticamente desde su aparición, en marzo. «Desde el día 14 se empezó a aplicar el protocolo actual», recuerda Sopelana. «¿Las diferencias? Leire de la Iglesia detalla que además del uso de equipos de protección personal se han adecuado los modos de trabajar. Por ejemplo, «hemos espaciado las entradas y salidas para no coincidir en los vestuarios, o se evita que pueda haber ningún contacto con los usuarios cuando se limpian los baños».
Sobre todo ha ganado importancia la desinfección. «Ahora se desinfectan zonas que antes solo se limpiaban, como las partes altas de los muelles», precisa Hugo Murga, responsable de RSU Bilbao. «Tuvimos que implementar un vehículo eléctrico adicional y una cisterna con el que hacemos una desinfección con lejía al 2%», una disolución «que se ha mostrado siempre muy efectiva».
Publicidad
En su contexto
-
253.000 toneladas de productos se comercializaron en Mercabilbao en 2019. La mayor parte, 227.529, fueron frutas y hortalizas. Se vendieron 24.355 toneladas de pescado y marisco.
-
110 empresas. En la actualidad Mercabilbao mantiene una ocupación cercana al 100% y en sus instalaciones, que tienen una superficie de 13 hectáreas, operan 110 empresas. Unas 5.000 personas compran o venden a diario aquí.
-
9 personas forman el equipo que cada día limpia a fondo las instalaciones y recoge los residuos que se generan en el recinto. Trabajan desde las 8 de la mañana hasta las 15 hora.
-
Desinfección. Las pulverizaciones son diarias desde el inicio de la pandemia. Se llevan a cabo aprovechando los momentos de descenso de la actividad. El viernes por la tarde, con las instalaciones más despejadas, se hace una general a fondo.
-
El reciclaje. Es prioritario. Más del 40% del residuo que se genera en Mercabilbao se recicla: el cartón se revaloriza, la madera de los palés que no se pueden reutilizar se destina a hacer conglomerado y los restos orgánicos van al compostaje.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión