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Edificio donde estaba ubicada la armería. LUIS CALABOR
Un butrón para robar 21 revólveres en una armería de Bilbao

Un butrón para robar 21 revólveres en una armería de Bilbao

La memoria negra ·

Una banda de delincuentes abrió un boquete en un portal que daba al almacén donde se guardaba un arsenal de una empresa privada en marzo de 2006

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Miércoles, 19 de junio 2019, 00:18

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Una banda de butroneros cometió el golpe perfecto en marzo de 2006 en Bilbao. Los delincuentes, que nunca llegaron a ser identificados, abrieron un boquete en un portal contiguo a una armería de la calle Sabino Arana, esquina con Simón Bolívar, y se apoderaron de 21 revólveres de tres modelos diferentes, una pistola automática, un rifle y dos armas detonadoras. El inédito asalto –no se recuerda ningún suceso similar– estaba meticulosamente planeado, no dejaron huellas ni otras evidencias que pudieran conducir a los autores. Nunca se supo quién había robado las armas, al menos que trascendiera públicamente.

La Policía sospechaba que pudo tratarse de lo que se conoce en el argot como un 'santo', es decir, que contaba con información de dentro, aunque esto no se pudo demostrar. Las armas eran propiedad de una empresa de seguridad y se encontraban en la armería Ollagorra de forma temporal para ser sometidas a una revisión y puesta a punto, según se publicó entonces. El responsable de la firma de seguridad privada tenía que haberlas recogido un viernes, pero llamó por teléfono disculpándose porque sufría una indisposición y no podría acudir.

El robo debió de producirse durante el fin de semana siguiente, probablemente de madrugada, aunque se desconocía la hora exacta, ya que nadie había escuchado ruidos. Se dio la circunstancia de que en el bloque de viviendas situado justo al lado, en el número 31 de la calle Sabino Arana, se estaban realizando esos días unas obras de restauración y que el primero, el segundo y el tercer piso estaban desocupados, por lo que los ladrones pudieron actuar a placer. Abrieron el agujero a golpes de maza en el sótano del edificio justo en el único hueco que compartía pared con la armería, por lo que se sospechaba que los delincuentes tenían estudiada la distribución del inmueble. A traves del hueco, de entre 50 o 60 centímetros de diámetro, lo justo para permitir el paso de una persona, se colaron en el interior del almacén, donde habían sido depositadas las armas cortas.

El butrónr ealizado por los ladrones.
El butrónr ealizado por los ladrones. LUIS CALABOR

1.200 euros en el mercado negro

El butrón no fue descubierto hasta cerca de las ocho de la mañana del lunes siguiente, cuando el encargado de la rehabilitación del bloque de viviendas encontró la puerta del cuarto de contadores forzada y, tras bajar por unas escaleras, lo descubrió. Para entonces, los revólveres podían encontrarse ya a cientos de kilómetros de distancia, incluso con los números de serie –el DNI del arma– borrados. Se calculaba entonces que una pistola 'limpia', es decir, que no hubiera sido identificada en ningún delito, podía venderse en el mercado negro por unos 1.200 euros.

La Guardia Civil, responsable de la Intervención de Armas, abrió entonces una investigación para comprobar si la armería asaltada cumplía las estrictas medidas de seguridad que exigía la normativa. Los arsenales debían guardarse en cámaras acorazadas o fuertes, separadas de la munición. Si se exhibían en el escaparate, debían aparecer despojadas del percutor, es decir, inutilizadas, entre otras exigencias. Tras completar el expediente, aproximadamente un año después, el instituto armado sancionó administrativamente al establecimiento con una severa multa de unos 60.000 euros al entender que había incurrido en una falta muy grave al incumplir medidas de seguridad.

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