Nuevo desalojo en otra vivienda de Repélega en medio de un fuerte dispositivo policial
Cerca de un centenar de personas se concentró en otra casa del barrio portugalujo después de liberar un piso la noche anterior
SERGIO LLAMAS
Jueves, 4 de junio 2020
Cerca de un centenar de personas se concentró la noche de este jueves frente a otra vivienda ocupada en la calle Arantza del barrio portugalujo de Repélega. La Ertzaintza movilizó seis furgonetas con equipos antidisturbios que acudieron a la zona para evitar problemas. La concentración, convocada por redes sociales, se produjo un día después de que otra movilización vecinal similar expulsara a otro grupo de okupas de una vivienda de la calle Federico Martínez.
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Lo ecos de ese triunfo animaron a los residentes en la barriada a seguir su marcha en busca de residentes ilegales. Bajo la mirada de los vecinos de la calle Arantza, el grupo se congregó ante una vivienda que sabían ocupada. Y lo hicieron desafiando el cordón policial que los antidisturbios de la Ertzaintza habían instalado para evitar incidentes. Se escucharon gritos de «afuera» y «okupas a la ría». Ante la posibilidad de que la tensión se disparase la policía vasca decidió cortar calle en dos puntos. El objetivo: mantener a los manifestantes separados en dos grupos para evitar una aglomeración más difícil de controlar.
Al contrario de lo que había ocurrido en Federico Martínez pocas horas antes, en la vivienda de Arantza ya no había nadie que pudiese escuchar las protestas. Según explicaron los agentes allí desplegados, el único inquilino que permanecía en la vivienda la había abandonado por iniciativa propia poco antes de que comenzase la concentración. Lo mismo hicieron antes las otras dos personas que vivían allí: una mujer y un menor, que se marcharon al saber que iban a ser increpados.
Los agentes comunicaron a los congregados la situación e incluso permitieron que uno de ellos accediese al piso para comprobar que efectivamente ya no había nadie dentro. Una vez confirmado, alrededor de las 23.15 horas, se comenzó a retirar el cordón policial. El objetivo de actuación vecinal se había logrado y los congregados se marcharon a sus casas sin más incidentes.
Abrupta despedida
En su ánimo, mantener una lucha que la noche del miércoles había logrado desalojar de un piso de calle Federico Martínez a un grupo de personas que residían ilegalmente allí. Los primeros tres inquilinos, de entre 25 y 30 años, llegaron a comienzos de año y no generaron problemas. Pero a medida que en la vivienda empezaban a aparecer nuevos residentes, los vecinos de esta tranquila calle, en la que sus habitantes se conocen de toda la vida, veían como la convivencia se rompía. Y saltó definitivamente por los aires cuando uno de los okupas presuntamente robó el móvil de una señora mayor. El miércoles por la tarde centenares de personas clamaban contra la situación en medio de un imponente despliegue policial y finalmente lograban echarlos.
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El jueves por la tarde los jóvenes acudían a retirar las pertenencias que les quedaban en la vivienda, en la se descubrió que permanecían otras tres personas que también fueron desalojadas. Su despedida del barrio se produjo en medio de grandes medidas de seguridad, con los okupas lanzado acusaciones de racismo, insultos y hasta vivas a Franco, y el vecindario respondiendo y en pie de guerra.
La actividad contra ocupaciones conflictivas en Repélega no es nueva. En octubre de 2019, el caso de Vitori desató una ola de indignación y solidaridad. La vivienda de esta mujer, de 94 años, se llenó de inquilinos fuera de la ley que aprovecharon la ausencia de la dueña para entrar. La presión vecinal, sin precedentes, logró que Vitori recuperase su hogar y dio alas a un movimiento que se mantiene vivo y vigilante.
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