Se retrasa la puesta en marcha del centro intergeneracional de Romo hasta el 2025
Ya han arrancado las obras de este innovador complejo, que pretende «disminuir el aislamiento social» y que contó con una fuerte oposición vecinal
Las puertas del primer centro intergeneracional de Euskadi, que se situará en el barrio getxotarra de Romo, tardarán en abrirse algo más de lo esperado. Si la idea inicial era que esta infraestructura, que acogerá un centenar de plazas residenciales para personas en situación de dependencia y 40 apartamentos dotacionales en régimen de alquiler para jóvenes, comenzase a funcionar en septiembre del próximo año, no será hasta mediados de 2025 cuando el proyecto se haga realidad.
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La Diputación apunta que «estos meses de retraso se deben a las medidas cautelares que se han tenido que tomar» de forma reciente. El proyecto, conjunto entre la institución foral y el Consistorio, suscitó una gran polémica en el barrio, sobre todo entre varios grupos contrarios a que este innovador edificio se construyera sobre el solar municipal de la calle Lope de Vega, en el que hasta hace apenas unos meses se ubicaba el antiguo euskaltegi y la asociación de jubilados Ibar Nagusien Etxea. El rechazo fue tal que, además de las sucesivas protestas y manifestaciones por parte de la agrupación de pensionistas, también se vivieron fuertes momentos de tensión entre vecinos y agentes de la Ertzaintza que custodiaban el inmueble durante los trabajos de derribo, que se iniciaron a mediados de febrero y que concluyeron con varios detenidos.
Cuatro meses más tarde y con parte de la población aún protestando –una decena de personas se concentraron frente al Ayuntamiento el pasado 17 de junio, durante el pleno de investidura, para remarcar su contrariedad ante el proyecto–, la maquinaria pesada ya ha accedido al solar para comenzar con los trabajos, que según estiman, durarán alrededor de veinte meses. «El proyecto concluirá sobre lo previsto, ahora que la justicia ha dado su visto bueno para el comienzo de la obra», aseguran desde la Diputación.
Por el momento, los operarios se encuentran asentando los cimientos y preparando el terreno en el que se levantará el primer centro intergeneracional de Euskadi, que ocupará 8.967 metros cuadrados. Cabe recordar que en el verano del 2022 un juzgado paralizó el derribo después de que la Ertzaintza y la Policía Municipal acordonasen la zona. Orden que fue revertida por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco a principios de año.
El retraso del proyecto también provocó un aumento del 20% en el presupuesto inicial, hasta alcanzar los 16 millones de euros. El Gobierno foral atribuyó este alza a una «evolución desfavorable e imprevista» de los precios provocada por las crisis derivadas de la pandemia y de la invasión de Ucrania, pero también a «dificultades coyunturales del sector» como «la escasez de mano de obra cualificada».
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Espacios compartidos
Uno de los objetivos del centro intergeneracional es que «personas de diferentes edades compartan espacios comunes, interactúen y desarrollen sus proyectos de vida en un espacio común, evitando el aislamiento social».En este sentido, el inmueble contará con espacios diferenciados, pero también compartidos, con el reto de crear una realidad cohesionada. El centenar de plazas para mayores estarán distribuidas en unidades convivenciales de hasta veinte personas. Todas dispondrá de cocina propia, comedor y zonas de estar. La infraestructura contará, a su vez, con servicio podología, peluquería, lavandería, psicomotricidad o unidades de rehabilitación, entre otros.
Respecto a los apartamentos dotacionales para jóvenes, todos ellos dispondrán de comedor con sala de estar y cocina, un dormitorio –dos en caso de necesidades especiales– baño y terraza. Asimismo, contará con espacios «amplios, accesibles y de uso común, como huertos o patios».
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