Jubilados de Romo protestan a diario por el derribo de la Nagusien Etxea

Los jubilados protestamos porque nos quieren tirar de la sede del Ibar Nagusien Etxea de Romo». Llevan días manifestándose en la plaza de La Estación de Las Arenas, donde caminan en círculo con chalecos amarillos durante treinta minutos cada día laboral, a partir del mediodía. Empezaron cuatro y ahora ya hay una media de 20. «Llevamos chalecos amarillos porque queremos llamar la atención», admiten estas personas. Se movilizan ante la decisión de la Diputación y el Ayuntamiento de Getxo de demoler el edificio de su sede actual, y el anexo del antiguo euskaltegi y el Aula de Cultura para construir un centro intergeneracional con un centenar de camas para residentes y 45 apartamentos dotacionales para jóvenes.

El actual presidente de la Nagusien de Romo, Pako Rama, se erige en portavoz de los jubilados para quejarse porque «van a meter en el barrio un edificio mastodóntico con escasa efectividad. Es más cuestión de aparentar que de práctica». Y añade que esta gran construcción se realizará después de haber levantado «una Romo Kultur Etxea enorme hace pocos años».

Para estos pensionistas, la realidad actual –marcada por el coronavirus– conlleva crear diferentes modelos frente a las macroresidencias. La propia Diputación ha abogado públicamente por servicios de menores dimensiones en los que se ofrezca un trato más personalizado. Tampoco creen que el centro planteado por las instituciones, con un coste de unos 13 millones, cumpla su objetivo de tener carácter intergeneracional, con espacios comunes para que mayores residentes y jóvenes se relacionen.

«Se trata de una residencia muy grande con un grado dependencia de 2 y 3, por lo que los mayores tendrán poca interacción con la gente joven porque serán residentes que necesitarán de muchos cuidados». Rama está convencido de que «el proyecto no responde a la normalidad actual».

Estas personas inciden en que en el barrio hay mucha población mayor de 65 años que necesita de otros servicios. «Reivindicamos un centro de día que no hay en toda Las Arenas y Romo». Rama añade a eso que en el barrio «también hay once apartamentos tutelados que el Ayuntamiento los vació. Se les podía dar servicio tanto para la gente mayor o para los jóvenes», plantea. Los pensionistas que protestan están convencidos de que la Nagusien «hace falta por la labor muy importante que hace para los jubilados». Actualmente cuenta con 6.060 asociados.

El presidente de la Ibar Nagusien está convencido de lo que sucede: «El Ayuntamiento siempre nos ha dejado claro que quiere igualar a la baja a todas las asociaciones del municipio. Nos consideran unos privilegiados porque tenemos unos locales de mil metros cuadrados». Pero en el nuevo centro intercultural les dejarán sólo 250. «En ese espacio no podríamos hacer la mitad de las cosas. Lo vemos como una limosna». Por eso, inciden que van a seguir «protestando para no quedarnos en la calle».