Hijas de la tradición baserritarra

El valle del Txorierri siempre fue la huerta de Bilbao. Y la loiutarra Izaskun Arrokoetxea ha bebido de los influjos de la tradición baserritarra más mítica de Bizkaia. Es hija de una vendejera ya retirada y aprendió el oficio de aquellas mujeres que, como su ama, abastecían a primera hora de la mañana a los mercados bilbaínos con hortalizas frescas, recién recogidas de las fértiles tierras del valle. En la actualidad es la única que se mantiene con este trabajo tan tradicional, aunque con medios más modernos que hace cuarenta años. En sus 1.200 metros cuadrados de invernaderos sigue viendo crecer los frutos de siempre, que cultivados con cariño, conservan todo el sabor de antaño.

Su modo vida estaba antes extendido en los pequeños pueblos del valle, fundamentalmente rurales. Su propia madre, Justi Arévalo, conoció los entresijos del campo cuando dejó su trabajo en una zapatería de Bilbao para marcharse a Loiu con su marido. Y también comenzó a sufrir los madrugones para acudir al Mercado de La Ribera y ganar un sobresueldo con el que sustentar a su familia. Ahora, su Ayuntamiento, el de Loiu, ha decidido rendir homenaje a todas las vendejeras este domingo, mediante un acto oficial enmarcado en la tradicional feria agrícola de la localidad, una de las más importantes de la comarca. El tributo se ofrecerá a la veintena de mujeres que contribuyeron, y aún contribuyen a la economía de sus familias y de toda la localidad. «Loiu es un pueblo rural y aunque vayamos avanzando no podemos olvidarlo. Estas mujeres han supuesto el aporte económico en momentos de crisis y hay que agradecerlo», afirma Nerea Elexpuru, concejala del área de Igualdad.

La vida de las vendejeras no era fácil.«Nos levantábamos a las tres de la mañana para ir hasta La Ribera, y después hasta MercaBilbao. El día antes recogíamos el género que ofrecíamos a los regateros o al propio frutero», explica con algo de morriña Elena Goikoetxea, de 73 años. Junto a ella, Teresa Elorri, Itziar Llona, Lucía Bárcenas, María Dolores Gatzañaga y Lucía Uriarte, la mayor, con 85 años rememoran épocas ya prácticamente extintas.

El hombre de la casa

«Ahora mismo es imposible dedicarse a esto sin tener otro sueldo. Los grandes hipermercados han hecho mucho daño, y la gente joven no tiene tiempo de acudir al mercado. Ni siquiera saben diferenciar una buena verdura», comentan entrando en debate. Antes, ellas y sus vecinos, todos con huerta, vivían de lo que daba el campo y la ganadería.

«Cuando teníamos veintitantos años íbamos a llevar las vendejas, hacíamos la casa, la huerta, el desayuno, llevábamos a los niños al colegio» dice Llona. «Ahora te preguntas cómo era posible. Éramos jóvenes», explica. Ella también trabajaba en Bilbao, en una famosa corsetería, cuando decidió mudarse a Loiu con su nuevo amor, donde se metió de lleno en el mundo del caserío. Otras lo conocían desde niñas. «Me vine de Erandio a Loiu y no dejé de trabajar», comenta Lucía Bárcenas. «Al ser la mayor, mi padre me tenía por el hombre de la casa. Vine aquí aprendida», reconoció.

Todas estas mujeres recibirán un pequeño detalle a las 12.30 horas del domingo. Pero muchas serán las actividades del mercado, que contará con unos 40 stands de productores de Uribe Kosta y Txorierri, además de otros puestos de artesanía. Degustación de pollo, un concierto y exhibición de diferentes razas de animales también serán reclamos de una jornada que se prevé multitudinaria y para la que el Consistorio ha habilitado dos parkings, en Landatxueta y en el cementerio.