La isla de San Cristóbal, en La Peña, en una imagen de principios de los años 50 del siglo pasado, estuvo unida a tierra por hasta tres pasarelas. el correo

Las islas desaparecidas de Bilbao

Antes de Zorrozaurre, la ría tuvo otras dos porciones de tierra rodeadas de agua, la de San Cristóbal y la de Uribitarte

Domingo, 3 de enero 2021, 01:33

La apertura del canal de Deusto el 8 de octubre de 2018 convirtió el barrio de la Ribera de Deusto en una isla, la de ... Zorrozaurre, que, sin embargo, no es la primera que tiene el cauce de la ría. La instalación por parte del Ayuntamiento de un mural en el barrio de La Peña ha recuperado el recuerdo de la isleta de San Cristóbal, que estuvo allí, justo en el punto en el que el río se convierte en ría. Y aguas abajo estuvo la isla de Uribitarte, cuyo nombre describe lo que en un tiempo fue el terreno en el que ahora se alzan las torres de Isozaki: 'uribitarte', 'entre dos aguas'.

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LA CLAVE

  • 1983 Las inundaciones de ese año llevaron a reencauzar el Nervión y suprimir la isla de San Cristóbal

El mural del artista Luis Olaso inaugurado bajo el viaducto de Miraflores reproduce una fotografía antigua de la isla de San Cristóbal. Es una imagen de finales del siglo XIX que se usó como base para una postal de la que todavía es fácil encontrar ejemplares a la venta. En la foto se aprecia el aspecto que tenía aquella pequeña isleta, cubierta casi toda su escasa superficie por instalaciones industriales y conectada a ambas márgenes por pasarelas.

Desde San Cristóbal se bombeaba el agua hasta el depósito de Miraflores para abastecer a Bilbao

servicio de aguas

Esta roca, no era mucho más, estaba «en el punto más alto de la mitad superior de la ría, el tramo que en el pasado equivalía al puerto de la Villa de Bilbao», explica la historiadora Jaio de la Puerta. «Juan E. Delmas la cita en su 'Viaje pintoresco por las Provincias Vascongadas'». En la edición de 1845 de esta guía realizada por el célebre impresor se puede leer una descripción algo inquietante y oscura del Paseo de los Caños. «No puede ser el horizonte de este paseo más limitado y lóbrego, ni es dable quizá encontrar otro que ofrezca mayores contrastes, que mejor convide a la meditación y melancolía». Allí, al fondo, en un entorno de «fábricas de curtidos, de papel, de calderas, molinos antiguos y modernos, presas con soberbias y ruidosas caídas de agua, producto de la humana industria», se encuentra «la pequeña isla de San Cristóbal con dos molinos y un martinete derruidos, así como el puentecillo de comunicación con el continente».

En esta fotografía de 1878 se aprecia la isla de Uribitarte, a la derecha, frente al Campo Volantín. J. d. l. P.

De ser Abando a ser Bilbao

Esta isleta no perteneció siempre a Bilbao, formó parte de la anteiglesia de Abando hasta su anexión a la villa en 1870. Aunque la adquirió formalmente en 1894, el Ayuntamiento empezó a darle uso ya en 1883, cuando se construyó allí el depósito de máquinas para el abastecimiento de aguas de Bilbao, proyectado por el ingeniero municipal Ernesto Hoffmeyer e inaugurado en 1886. La instalación, con las dos características chimeneas de sus calderas, elevaba el agua del río hasta el depósito de Miraflores, desde donde se suministraba a Bilbao. La isla acogió también almacenes y un taller municipales.

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Las inundaciones de 1983 determinaron el final de esta isla. El trazado del nuevo cauce del Nervión por La Peña, uno de los barrios más afectados por la catástrofe, la condenó a desaparecer en 1988. Por lo que se aprecia en las últimas fotos, al final ofrecía el aspecto de un triste descampado, ya sin los edificios que la habían cubierto.

El canal de Uribitarte se abrió para dar salida a las crecidas del Nervión

artificial

Uribitarte, frente al Campo de Volantín, fue la otra isla de Bilbao, en este caso artificial. Como explica De la Puerta, «las condiciones de navegabilidad del Puerto en la ría fueron siempre muy complicadas». Además de los problemas de calado y anchura, estaban las curvas de la ría. Para abrir un curso más navegable y de paso evitar que se repitieran los destrozos causados por las inundaciones de 1651, los Regidores de la Villa y el Consulado optaron por abrir un nuevo brazo, precisamente el curso actual del Nervión frente al campo de Volantín. El cauce primitivo, el natural, el brazo de la Glorieta, cuyo trazado equivaldría más o menos a la actual calle Uribitarte, se convirtió en un curso secundario. «Abrir el canal que formó la isla fue tan costoso que se le empezó a llamar 'río de la plata' y a la isla conformada, 'la perla'», detalla De la Puerta.

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El flujo de las mareas fue colmatando el cauce natural hasta hacerlo inútil para mediados del siglo XIX. En cuanto a la isla, no hubo gran cosa en ella, más allá de «un polvorín de las guerras carlistas». «Tampoco servía para el cultivo, por la cantidad de ratas que había», añade la historiadora. Por ello, se resolvió cegar el ramal natural, aunque no sin oposición. «El Ayuntamiento de Abando se mostró en contra porque al desaparecer el curso de agua, el terreno resultante pertenecía a Begoña. Y también algunos particulares, que se veían perjudicados al perder la salida a la ría» que tenían frente a sus casas y almacenes. Las protestas no llegaron a ningún puerto. Uribitarte dejó de ser una isla para 1873, a base de rellenar la curva con los materiales dragados del curso que se mantiene actualmente.

Cierre de uribitarte

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