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Distintas caratulas del libro que habla del periodo musulmán en España.

España, en la biblioteca de Bin Laden

Al líder de Al-Qaida le interesaba la historia sobre la huella del islam en Al-Andalus, según los documentos desclasificados por la Inteligencia de EE UU

Pedro Ontoso

Jueves, 21 de mayo 2015, 23:53

Osama Bin Laden era un terrorista que perseguía hacer el mayor daño posible, sobre todo a los americanos. Un terrorista sanguinario, que pretendía ser ilustrado, aunque no en la línea de Voltaire. En su madriguera de Abbottabad alternaba el diseño de sus atentados sangrientos con la lectura de sesudos ensayos sobre la política, la economía y la religión. Eso se desprende, al menos, de la lista de libros divulgada por la Dirección Nacional de Inteligencia (http:www.dni.gov) de Estados Unidos, que ha desclasificado los documentos incautados en su escondite pakistaní. En la librería del líder de Al-Qaida destaca Cristianismo e Islam en España, de C. R. Haines.

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Cuando los comandos de la Navy Seals cumplieron con la misión de capturar (muerto) a Bin Laden, aquel 2 de mayo de 2011, los soldados de élite de la Marina norteamericana se incauraron de todo lo que pudieron de su enemigo número uno. Los analistas de Inteligencia han cribado todo lo que había en el disco duro de los ordenadores del jefe de Al-Qaida y han podido comprobar sus gustos literarios.

Tenía predilección por Noam Chomsky, lingüista y pensador estadounidense que se convirtió en látigo del estatu quo norteamericano, y fustigó el capitalismo contemporáneo y la globalización. Por ejemplo, en su obra Hegemonia y supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos. También le gustaba el historiador británico y especialista en relaciones internacionales Paul Kennedy, autor del best-seller The rise anda fall of the great powers (Ascensión y caida de los grandes poderes), traducido a más de una veintena de idiomas. O el periodista Bod Woodward, que ha vendido miles de ejemplares de su obra Las guerras de Obama.

Entre los 39 títulos difundidos por los servicios de Inteligencia destaca Christianity and islam in Spain (Cristianismo e islam en España), un ensayo de Charles Reginald Haines, reeditado en distintos sellos. El libro está incluido en el catálogo de la Editorial Proyecto Gutenberg, la gran biblioteca digital mundial. En Internet aparece con distintas carátulas de portada, en alguna de ellas con fotografías de la Granada musulmana.

El trabajo del investigador se centra en el periodo que va desde el año 756, cuando Abd al-Rahman consigue que la Península Ibérica se separe del reino de Bagdad y convierte a Córdoba en un emirato independiente, y el 1031, cuando se produce la desmembración del califato en reinos de taifas. Son cerca de 200 páginas en la que el autor se remonta al reino de los godos y la batalla de Guadalete y la llegada de los bereberes a Tarifa para continuar con el califato de Córdoba. Haines profundiza en las diferencias entre el cristianismo y el islam, pero también anota las influencias entre los distintos credos. Habla de la tolerancia entre ambas culturas. Cita tanto al caudillo militar Almanzor como al filósofo Averroes, así como una larga lista de Concilios como los de Narbona o Ratisbona. En la universidad de la ciudad de Baviera, casi 1.200 años después el islam y el catolicismo retomarían un acalorado pulso a raíz de la controvertida conferencia de Benedicto XVI sobre fe y razón.

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Al-Andalus, paraíso perdido

La convivencia entre cristianos y musulmanes en Al-Andalus siempre ha sido objeto de discusión. Mientras unos han visto colaboración cultural y tolerancia religiosa, otros han defendido que jamás hubo entendimiento y que solo hubo una confrontación encarnizada. Lo que sí parece es que hubo muchos mártires, sacrificados por su pertenencia a un credo. Lo mismo que ocurre ahora en África y Oriente con las sangrientas razias de las hordas del Estado Islámico y otros grupos en la órbita de su barbarie. El libro que los americanos descubrieron en la biblioteca de Bin Laden hablaba de aquella época, que comenzó en el 711 con la invasión musulmana y concluyó en 1492 con la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos.

Para muchos árabes Al-Andalus sigue siendo el paraiso perdido, la humillación de las fuerzas musulmanas. En verano, cuando miles de inmigrantes bajan hacia el Magreb desde el centro de Europa, a muchos les brillan los ojos cuando se detienen a rezar sobre sus alfombrillas en el desfiladero de Despeñaperros y se adivina ya el perfume de los olivares de Jaén. Muchos no han oido hablar de la dinastía de los Omeya, de Abderramán III o Al Hakam II. Ni conocen la historia de Toledo, Córdoba o Granada. Pero a través de Al Yazira sí han presenciado los videos de Bin Laden o de sus lugartenientes llamando a la guerra santa e inspirando atentados en las células locales de cada país.

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Al-Qaida siempre tuvo una obsesión por Al-Andalus. Su aparato de propaganda lo hizo visible. Bin Laden y su lugarteniente Ayman Zawahiri se han referido a ello. El pediatra egipcio proclamó en 2001 que "no toleraremos que el drama de Al Andalus se repita en Palestina", en referencia a la expulsión de los árabes de la Península Ibérica en 1492 y las campaña de Israel contra los palestinos. Más tarde volvió a reivindicar los territorios de Al Andalus: "Tenemos que recuperar los reinos del islam, desde Turkmenistán Oriental hasta Ceuta y Melilla", reclamó en 2011 en vídeos en los que se intercalaban imágenes de la mezquita de Córdoba y de la Alhambra de Granada con retratos de Bin Laden y la bandera negra del islam. El testigo lo han recogido ahora los terroristas del Estado Islámico, que han vuelto a reivindicar la unificación del califato con España incluida y a remachar la estampa idílica de Al Andalus en el imaginario yihadista.

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