Budi Waseso con unos admiradores.

Los traficantes deberán comerse la droga

Budi Waseso, jefe de estupefacientes de Indonesia -donde se fusila a los narcos- propone curiosas soluciones al problema, como construir cárceles con cocodrilos

Isabel Ibáñez

Jueves, 12 de noviembre 2015, 01:39

Budi Waseso acaba de llegar a la Agencia Nacional de Estupefacientes de Indonesia después de una larga experiencia como policía y ya es una especie de estrella. Tiene varias páginas de facebook, una de ellas titulada 'I love Budi Waseso', con 585 seguidores, en apoyo a las políticas que defiende para erradicar este problema, aparte de la pena de muerte a la que se enfrentan los narcotraficantes. Aunque también tiene sus detractores; de hecho, y pese las críticas y súplicas internacionales, tanto de ongs como de los gobiernos implicados, en abril fusilaron a ocho de los denominados 'Nueve de Bali' (dos australianos, tres nigerianos, un brasileño, un ganés y un indonesio), condenados por tráfico de drogas. Sin embargo, esto no es suficiente para Waseso, de 54 años, que está urdiendo nuevas fórmulas para enfrentarse a esta lacra. ¿Un ejemplo? Que los 'camellos' se coman las sustancias con las que trafican.

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¿Para qué una incineradora de droga? De este modo, si una persona es detenida con varios kilos de cocaína, le obligarían a ingerirla. Y sanseacabó, literalmente. Lo dijo Waseso hace un mes con sus propias palabras, que quedaron recogidas en el diario 'Warta Kota': «Es mejor que ellos se deshagan de las drogas. Pueden comerlas y así se arrepentirán. Sus acciones destruyen a las generaciones jóvenes. Así que si atrapamos a alguien con decenas de kilos le haremos comer todo. No habrá necesidad de pena de muerte porque ciertamente morirá al comer todas sus drogas». En eso no se equivoca. Lo que a Waseso le enerva es que los traficantes detenidos no suelen ser consumidores, de ahí la sugerencia. «Son asesinos en masa» considera, aunque recuerda que lo de hacerles ingerir las sustancias «es solo una sugerencia. Cada castigo debe ser fijado de acuerdo con la ley».

El jefe de la Policía Nacional, el general Badrodin Haiti, revela que Indonesia atraviesa una etapa de 'drogadicción crónica' con unos 4,3 millones de adictos a las drogas, es decir, casi el 2% de una población compuesta por unos 260 millones de personas y que tiene la mayor comunidad de musulmanes del mundo. El presidente, Joko Widodo, insiste en la necesidad de la pena de muerte para los traficantes, ya que a su juicio el país se enfrenta a una «emergencia nacional». Pues Waseso también tiene ideas para atajar la adicción. A su juicio, el plan de rehabilitación estatal no funciona, ya que han comprobado que la mayoría de los drogadictos vuelven a recaer al término del programa. De las 18.000 personas que se encuentran en algún centro de rehabilitación del país, unas 2.000 lo están en entidades estatales. Así que plantea un cambio de estrategia, buscar la solución en la naturaleza: llevarlos a todos a una isla remota (el país está compuesto por unas 17.000) o un bosque apartado para impedir que su proceso de 'limpieza' se vea entorpecido por elementos exteriores.

De todos modos, esta solución tampoco le convence del todo. Budi Waseso quiere cambiar también la ley sobre drogas, con la que asegura que algunos traficantes evitan ser detenidos al escudarse en que son usuarios: «Están protegidos si admiten ser un usuario. Y bajo la ley, un usuario solo puede ser puesto en rehabilitación. Tenemos que cambiar la ley». Con esta premisa, su idea parecer ser enviar a los adictos a la cárcel, en vez de internarlos en centros de para su recuperación.

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