Carne de burro por ternera: la crisis más aguda se ceba con los venezolanos
La economía del país se hunde a una velocidad de vértigo por el desplome del precio del petróleo, una brutal sequía y la carencias del sistema bolivariano, que han empujado al Gobierno a adoptar medidas excepcionales. Las peluquerías utilicen agua mineral para lavar el pelo ante la falta de suministro
óscar b. de otálora
Domingo, 17 de enero 2016, 02:31
La Policía del estado de Lara, en el oeste de Venezuela, detuvo el pasado viernes a dos jóvenes que vendían carne de ternera a establecimientos comerciales de la región. En principio los arrestados fueron acusados de burlar así las exigencias que las cartillas del racionamiento han impuesto en el día a día de los venezolanos ante la carestía de todo tipo de productos que sufre el país. La investigación posterior reveló que el producto era burro. Según las fuerzas de seguridad, las dos personas habrían podido sacrificar en las últimas semanas entre 25 y 30 equinos con el fin de conseguir carne y venderla de forma fraudulenta. La desaparición de las terneras de los mercados es una de las consecuencias de la brutal crisis económica que padece el país caribeño durante el mandato de Nicolás Maduro.
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La aparición de carne fraudulenta es sólo una de las caras que muestra la crisis venezolana. El Gobierno ha aprobado el estado de emergencia económica, una media con la que reconoce la existencia de problemas que ya no puede afrontar con sus propios medios. Así, tras suspender las garantías democráticas, podría realizar todo tipo de intervenciones económicas, incluida la nacionalización de bienes privados. La medida ha sido adoptada en un momento crítico, ya que el partido bolivariano ha perdido la mayoría en el Congreso y el Ejecutivo de Maduro está siendo acusado de maniobrar para que la oposición no puede hacerse con el poder. El decreto, anunciado el viernes, deberá pasar todavía por una votación en el Parlamento -se votará en ocho días-; pero, en el caso de que no sea aprobado, podrá salir adelante si una sentencia judicial en el Tribunal Supremo lo estima.
Control electrónico de las compras
En estos momentos, la falta de estadísticas oficiales hace que se desconozca la magnitud real de las crisis económica venezolana. Según algunos analistas, la inflación puede haber superado ya el 200%, aunque se trata de meras estimaciones. El ejemplo más anecdótico de la carestía es la falta de papel higiénico, racionado para los venezolanos. En las últimas horas, sin embargo, el Gobierno ha avanzado que continuará un sistema electrónico en los supermercados para controlar cuánto compra cada ciudadano y si sobrepasan las cantidades autorizadas.
La crisis tiene varias causas. Una de ellas -en la que más insiste el Ejecutivo bolivariano- es la existencia de acaparadores y especuladores. Maduro, en una de sus intervenciones, aseguró que en un día de comercio -en los momentos en los que ha producido un aumento del abastecimiento- se vendió lo mismo en un mes y medio, lo que a su juicio indicaría la existencia de personas que se dedican a comprar todo lo que pueden en las tiendas. La causa de esta situación, sin embargo, estaría directamente vinculada con la decisión del Gobierno de subvencionar determinados productos, de forma que sean mucho más baratos en Venezuela que en los países limítrofes. Esta medida habría provocado un contrabando sin precedentes. El año pasado Maduro cerró su frontera con Colombia en la Guajira, el oeste del país, como medida para acabar con esta especulación.. sin que la carestía haya desaparecido.
El motivo principal de la crisis, no obstante, es el brutal descenso del precio del petróleo en un país que depende prácticamente en exclusiva de los hidrocarburos. En una economía tan subvencionada como la de Venezuela, la falta de ingresos por el despome del crudo está hundiendo el país a una velocidad de vértigo. En diciembre del año pasado, el representante de Caracas en la OPEP casi suplicó que esta organización pisara el freno en el bombeo de 'oro negro' para forzar así un aumento de su cotización en los mercados internacionales. Sus peticiones fueron desatendidas. A mediados de 2014 el barril se vendía a más de 100 dólares y en la actualidad ronda los 30, lo que implica, en grandes cifras, que los ingresos del Ejecutivo venezolano se han reducido a la mitad en apenas dos años.
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Pero al Gobierno de Nicolás Maduro le ha surgido otro gravísimo problema: 'el Niño'. Este fenómeno meteorológico ha supuesto un cambio climático local, que se ha traducido en una de las mayores sequías que ha padecido el país en las últimas décadas. En la actualidad, el suministro de agua corriente está racionado. A comienzos de año el ministro venezolano de Ecosocialismo y Aguas, Guillermo Barreto, ya anunció que el racionamiento no sólo se mantendría en 2016, sino que se elevaría. Las ciudades con un día de corte de suministro pasarían a tener dos, las de dos a tres y las de tres a cuatro.
La sequía está creando situaciones paradójicas en el país. Según han publicado en los últimos días los medios venezolanos, en muchos restaurantes se está comenzando a cocinar con agua mineral embotellada ante la falta de suministro, y en las peluquerías se lava la cabeza a los clientes con el mismo producto. Sin embargo, en muchos establecimientos ya se están comenzando a producir quejas por la falta de higiene que se produce una vez que se agotan las botellas.
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