Los cultivos de 'maría' exigen grandes consumos de electricidad. reuters

«Los grandes traficantes optan por los generadores de electricidad»

Lunes, 31 de octubre 2022, 08:46

Una de las formas más habituales de descubrir una plantación de marihuana suele ser por los elevados consumos de electricidad. Muchos traficantes se enganchan de ... manera ilegal a la corriente para robar fluido eléctrico y tratar así de no ser descubiertos por las empresas. Sin embargo, estas compañías están «cada vez más digitalizadas» y detectan «cada vez más rápido» los consumos sospechosos. Ese suele ser uno de los principales hilos de los que tiran los investigadores para tratar de desarticular una plantación ilegal y detener a sus dueños.

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Sin embargo, esta práctica también está cambiando de forma considerable con el paso de los años, según explica Hermelo Molero, jefe de la unidad antidrogas de la comisaría de la Ertzaintza de Bilbao. Los «pequeños productores», detalla, siguen utilizando los 'pinchazos' ilegales a la red eléctrica.

No así, en cambio, los grandes 'narcos', aquellos que pueden cultivar entre 2.000 y 3.000 plantas en una misma cosecha. Saben que esos consumos no van a tardar en ser descubiertos y, por tanto, prefieren no correr riesgos de ningún tipo.

De esta manera, estos delincuentes optan por conseguir luz con «generadores de corriente» que alimentan con gasoil. Se trata de un método «mucho más caro» que el clásico, pero también mucho más seguro. Los traficantes ganan menos dinero con una cosecha, pero, a cambio, tienen menos opciones de ser descubiertos.

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Pagar las facturas

Estos individuos, además, no suelen tener contacto con el producto. Cuentan con empleados que se encargan del cuidado de la plantación, de la cosecha y hasta del empaquetado. Ellos apenas se exponen, hasta que llega una persona a llevarse la mercancía.

Hermelo relata que también han detectado individuos que optaban por «pagar religiosamente» las facturas de la luz de sus pabellones. Consumos que podían ser similares a los que tiene una industria y que muchas veces no llamaban la atención precisamente al estar emplazados en entornos industriales. Por ejemplo, en una nave agrícola de Euskadi los dueños tenían facturas de luz de unos 12.000 euros cada dos meses.

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