Cráneo de una mujer hallado en el yacimiento. Manu Cecilio

El tesoro de San Francisco sale a la luz

'Plazaren Bihotzean' muestra el yacimiento del antiguo convento de Las Cortes junto con las piezas encontradas en su excavación arqueológica

Jueves, 15 de noviembre 2018

«Nos hemos traído el cráneo de una mujer. No sabemos quién era. Solo que se trata de una chica de entre 20 y 40 años», explicaba ayer Itziar Martija, técnica del Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao, ante la vitrina en la que se exhibe la calavera. Encontrada en las excavaciones del antiguo convento de San Francisco, bajo la actual plaza del Corazón de María, «es de los pocos restos humanos que se han conservado íntegros en este sitio. El suelo es muy ácido y desintegra la mayoría de los huesos». La llamativa pieza, que atrae la curiosidad de todos los presentes, forma parte de la exposición 'Plazaren Bihotzean (en el corazón de la plaza)–El tesoro de San Francisco'. La muestra, organizada en colaboración con el Arkeologi Museoa y el Euskal Museoa, invita a recorrer cuatro siglos del pasado de la villa a través de la historia del yacimiento.

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'Plazaren bihotzean' tiene dos sedes. «La del Museo de Reproducciones y la del propio yacimiento», precisó Sorkunde Aiarza, coordinadora del centro, en la presentación, en la que participaron la concejala de Cultura, Nekane Alonso; el director de Cultura de la Diputación, Andoni Iturbe; e Itziar Martija, comisaria de esta muestra en la que el público podrá recorrer las ruinas excavadas del cenobio, que incluyen la iglesia y el claustro. Después, en el museo, apreciará las piezas obtenidas en los trabajos arqueológicos realizados entre los años 2006 y 2010.

Iturbe recordó que este yacimiento estuvo a punto de desaparecer por completo. «Existía el proyecto de construir un parking subterráneo aquí». Pero se impuso la razón y la idea se dejó de lado, «porque lo que teníamos era un tesoro, para el barrio y para Bilbao».

El de San Francisco no fue un convento cualquiera. «La concesión del traslado de la comunidad franciscana desde San Mamés hasta aquí en 1475 fue del papa Sixto IV. Sí, el de la Capilla Sixtina», desveló Martija. Entonces comenzó a construirse «esta iglesia, de nave única y con cinco capillas a cada lado», que después fue ampliada con una capilla más a los pies. El cenobio llegaría «a ostentar las armas imperiales de Carlos V» por expresa autorización del monarca.

Balas y crucifijos

En este templo, del que se conservan los arranques de los muros y pilares, además de numerosas sepulturas, las familias más poderosas de Bilbao patrocinaron capillas o se aseguraron un enterramiento bien situado. «El convento llegó a tener dos claustros», como se ve en alguna de las ilustraciones antiguas que forman parte de la exposición, «de los que se conserva uno».

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En el museo la muestra exhibe ajuares funerarios, de los que forman parte un rosario y varios crucifijos. También se exponen monedas, recipientes de vidrio, cerámica y algunos objetos curiosos, como un molde para fabricar pipas de cerámica. No faltan las piezas militares, como balas y una granada de época posterior a la tercera guerra carlista.

«El convento sirvió para acuartelar tropas que convivieron durante un tiempo con los frailes» a principios del siglo XIX. «Incluso se rumoreó que estos simpatizaban con los carlistas y fundían balas para ellos», detalló Martija. El caso es que se encontró un crisol de fundición, que también forma parte de la exposición. El convento fue derribado y sustituido por el cuartel del Príncipe don Alfonso, uno de cuyos muros se puede ver en el yacimiento.

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