El lehendakari, Iñigo Urkullu, supervisó ayer los trabajos junto al consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, y la consejera Arantxa Tapia. irekia

El equipo de rescate de Zaldibar enfila la última zona de búsqueda de Joaquín

El Gobierno vasco no se compromete a seguir con las labores si concluye sin éxito el rastreo en este área, donde estaba el coche del desaparecido

Jueves, 29 de abril 2021, 01:45

Sigue la búsqueda de Joaquín Beltrán en el vertedero de Zaldibar. Y todas las esperanzas «y expectativas» están depositadas en el único punto al que ... todavía no ha llegado el dispositivo de rescate del trabajador, sepultado tras el colapso de la escombrera el 6 de febrero de 2020. Los restos de su compañero Alberto Sololuze, fallecido también durante el desastre, fueron hallados en agosto.

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Los especialistas preparan ahora el terreno para poder acceder a la última «zona caliente» de búsqueda del operario, donde se encontraba su coche, que fue arrastrado en el derrumbe unos 100 metros ladera abajo, según los cálculos del Gobierno vasco. Si finalmente esta última operación tampoco tuviera éxito, el Ejecutivo no se ha comprometido a continuar con la búsqueda.

Aún así, el portavoz del Gobierno vasco Bingen Zupiria ha asegurado este jueves que el objetivo del Ejecutivo es «poner todos los esfuerzos» para encontrar el cuerpo de Joaquín Beltrán. En relación a la posibilidad de que pueda cesar su búsqueda tras concluir el rastreo de esta nueva zona, ha apuntado que eso es algo a lo que se debería responder «cuando ocurra, si es que ocurre y cuando se tenga esa evidencia». Bingen Zupiria ha añadido que, mientras tanto, el objetivo del Gobierno es, «al igual que lo ha sido en estos 14 meses», realizar «la búqueda más precisa posible, y poner todos los esfuerzos para encontrar el cuerpo o los restos de Joaquín Beltrán, si es que están allí».

Los técnicos sospechan que la temperatura en la zona rondó los 70 grados en el momento del derrumbe

Esta nueva zona donde se centran ahora todos los trabajos está situada en la parte alta de la parcela B4 sur, donde se examinarán 15.000 metros cúbicos de residuos con maquinaria específica y con perros. Aun así, el acceso a este sector es muy complicado. Es el área «más comprometida» de toda la escombrera y en la que existe un mayor peligro de derrumbe por la gran proporción de material desprendido.

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Para que el dispositivo pueda trabajar, se deberá retirar el material acumulado en cotas superiores, lo que implica construir pistas para evitar nuevos desplomes. Además, a los especialistas les preocupa las condiciones en las que puedan estar los restos apilados en ese sector. Sospechan que se pudo alcanzar los 70 grados centígrados durante el desprendimiento por la fricción de los materiales y la posterior presencia de lixiviados. De hecho, en la zona del lavarruedas del vertedero «comprobaron asombrados el desgaste en las estructuras de hormigón», explicaron. El lehendakari, Iñigo Urkullu, visitó ayer el vertedero junto al consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, y la titular del área de Medio Ambiente, Arantxa Tapia.

700.000 metros cúbicos

Efectivos de Emergencias y de la Ertzaintza se encargan de analizar «minuciosamente» el material extraído -se trabaja siete días a la semana en doble turno- con el apoyo de la Unidad de Policía Científica y la sección canina de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Policía autonómica. Hasta ahora se han retirado más de 700.000 metros cúbicos de residuos y rastrillado sin éxito más de 400.000 en las zonas de búsqueda que se determinaron en función de las hipótesis de la localización de Joaquín antes del derrumbe.

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Ahora mismo, los operarios también están volcados en estabilizar uno de los depósitos de seguridad habilitados para trasladar la basura ya cribada y en derivar las aguas pluviales limpias a las cunetas perimetrales. Así se evita la contaminación de agua y la generación de lixiviados.

«La Diputación era una de las entidades que más residuos mandaba»

El juntero de Podemos Xabier Benito preguntó ayer durante el pleno celebrado en Gernika «por qué aparece una empresa vinculada a la Diputación como una de las que más residuos enviaba a Zaldibar hasta que se produjo el accidente». La diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi, explicó que «contaba con todos los permisos para residuos no peligrosos» y aclaró que se llevaba allí «la parte que se rechaza del contenedor amarillo, es decir, lo que no es propio o acompaña al residuo». «La cantidad, unas 4.500 toneladas en dos años, supone un 13% de los restos que van al amarillo y no aparece en los porcentajes oficiales. Se recicla el 78% y se incinera el 22%. Es decir, se considera reciclado porque pasa por una planta pero no es así en un 13%», defendió. Antxustegi aclaró que esa parte «no entra en la cadena de reciclaje y se están buscando alternativas para valorizarlo».

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