La mesa verde, con Yolanda Alzola en el centro, en plena discusión de su proyecto. Mireya López

Un encuentro para tender puentes entre personas y entre generaciones: «¡He conocido gente tan guay!»

Durango acoge la tercera sesión de GenerAcción, el foro de EL CORREO y BBK, centrado esta vez en la cultura

Sábado, 20 de septiembre 2025, 01:03

Solemos interpretar la palabra 'descolocar' como algo negativo, pero a veces es una bendición que nos aparten de ese lugar donde nos sentimos más cómodos y seguros, quizá un poquito apoltronados en nuestra burbuja, y nos obliguen a aventurarnos por caminos de destino incierto, incluso por sendas que nosotros mismos tenemos que ir trazando durante la marcha. Algo así viene a ser el planteamiento de GenerAcción, el ciclo impulsado por EL CORREO y BBK para sentar a diferentes generaciones a pensar juntas. La tercera sesión se ha celebrado en Durango, en el Centro Cultural Plateruena, y a medida que los participantes ocupaban sus mesas, cada una identificada con un color, resultaba fácil percibir en sus gestos la cautela de quien explora un mundo desconocido: «¡A ver de qué hablamos!», tanteaba uno.

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El tema de la jornada era la cultura como herramienta de cohesión social, ¡casi nada! «Este proyecto busca generar puentes entre generaciones, y desde el primer momento sabíamos que la cultura era uno de ellos. Podemos dar pequeñitos pasos que generen movimientos mayores», alentó Víctor Carramiñana, responsable de nueva longevidad de Fundación BBK. «Pretendemos demostrar que el diálogo intergeneracional no solo es posible y enriquecedor, sino que también puede resultar divertido», comentó Ainhoa García, presentadora del acto junto a Leticia Mena. Y, al igual que en las sesiones anteriores, lo más bonito fue comprobar cómo las personas iban haciendo en la práctica aquello sobre lo que teorizaban: tendían puentes entre ellas y acababan en un territorio compartido al que seguramente no esperaban llegar. Allí había estudiantes veinteañeros –y más de uno que aún no había cumplido los 20–, había jubilados y no faltaban personajes populares como la televisiva Yolanda Alzola, y todos pusieron manos a la obra para conseguir eso que está tan poco de moda: entenderse.

Marian Giménez, que participaba en su segundo encuentro de GenerAcción, se identifica en uno de los dibujos de Sofía Blasco, a su lado. Isabel Ibáñez en plena actuación. Jorge López, entre Garazi Arrizabalaga y Paloma Orte. Mireya López

En todos los encuentros de GenerAcción hay doble ración de arte, una costumbre que en este, centrado en la cultura, se volvía indispensable. La aportaban Isabel Ibáñez, compañera de este periódico y cantante y guitarrista de La Mujer Bala, y la ilustradora Sofía Blasco, y las dos entroncaron su aportación con el asunto del día. «Música es cultura y, si hablamos de relaciones entre generaciones, se vuelve fundamental», apuntó Isabel antes de acometer un 'medley' que hibridaba la música de los padres (esa grabada para siempre en lo más profundo de nuestro disco duro mental) con la música de nuestros hijos, en forma del 'Dos gardenias' de Antonio Machín y el 'Itzulera' de Zetak. Sofía, por su parte, llevó una obra realizada para la ocasión, en la que aparecía un jarrón decorado con imágenes de distintas culturas y fragmentado, como si se hubiese hecho pedazos y lo hubiesen reparado con la técnica japonesa del kintsugi, que resalta las junturas con hilo de oro («y, en vez de restar valor, lo suma»). «Hay varios elementos culturales que nos dan más valor como sociedad», concluyó.

A continuación, llegó el desafío: cada mesa tenía veinte minutos para plantear un proyecto cultural de inspiración duranguesa, que aunase los puntos de vista de los contertulios. Y fue muy curioso cómo cada mesa adquirió una personalidad muy marcada, resultado de trenzar los intereses de cada cual. La naranja tiró por la nostalgia y la retrospección, dejándose llevar por el entorno: empezaron a hablar del Plateruena y de cómo dar vida a un espacio tan espléndido. «La cultura también es memoria, y aquí mucha gente creó memoria», se dijo, hasta llegar a la evocación de los conciertos de Joaquín Sabina y Lluis Llach en el viejo Astarloa («Sabina no llenó, Llach sí»).

Calles y museos

La azul era la mesa de la diversidad, que rápidamente se fijó en el ramillete de culturas que conviven en el Duranguesado: «La calle es un espacio que hay que conquistar para que estas culturas se reivindiquen», decían. Mientras tanto, la verde se lanzaba de lleno a la historia y al reto de divulgarla: «Nadie va a ir a un museo», zanjó con aplomo una de las jóvenes. Bufff, menos mal que Garazi Arrizabalaga, la directora del Museo de Durango, estaba sentada a otra mesa. ¿Y la blanca? Ay, lo suyo era una reflexión que se elevó de inmediato como un cohete, alcanzó la estratosfera y coqueteó con la metafísica: «Que la humanidad comience a vivir desde el corazón y no desde la razón», deseaban por allí.

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Leticia Mena atiende al debate en la mesa blanca. M. L.
Varios de los integrantes de la mesa naranja. M. L.
Algunos de los dibujos que Sofía Blasco fue realizando a lo largo del encuentro. M. L.
Mikel Estévez y Elena Gorrotxategi presentan el proyecto de su mesa. M. L.
Sofía Blasco, concentrada en el trabajo. M. L.

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En realidad, lo más importante de GenerAcción es precisamente eso, la tarea tan inusual de pensar en equipo junto a unos cuantos extraños y, de paso, conseguir que dejen de serlo. Pero quizá lo más divertido sea la exposición final de la que se encarga un portavoz de cada grupo. Javi García, por los naranjas, presentó su Plateruena Trampolín Cultural, que convierte este espacio en «una palanca, una oportunidad para los jóvenes artistas». La representante azul fue Patricia Schmitt, con su Durango Culture Fusion, «puestos de gastronomía y música para conocer cada país, llevados por gente residente en el Duranguesado». A Mikel Estévez y Elena Gorrotxategi, en nombre de los verdes, solo les faltó algún dibujo (les podría haber ayudado Sofía Blasco, que andaba por la sala bosquejándolo todo con rápidos trazos) para defender su Ruta de los Murales: «Es una alternativa a la educación cultural: pintar en los huecos de Durango representaciones del pasado de nuestro pueblo, como el bombardeo del 37 o la gran migración de 1965», desarrollaron, además de proponer un eslogan molón: «La voz del pasado, el arte del presente». Y los blancos le endosaron la papeleta de hablar a Víctor Carramiñana, de BBK, que se esforzó en perfilar la idea huidiza de «buscar el corazón en todo lo que hacemos» y «favorecer espacios para que las personas podamos buscar dentro de nosotras, sin que nos lleve la vorágine». Los muy abstractos ni siquiera le habían puesto nombre, pero en los apuntes del grupo llamaba la atención un sugerente juego de palabras: Co-Razón.

Al final, ya se habían creado lazos. Un profesor reclutaba a dos de los participantes más jóvenes, responsables de la iniciativa Torneos Durango, para que diesen una charla a sus alumnos de Educación Social. «¡He conocido a gente tan guay!», celebraba el influencer Jorge López. Ya no quedaba ni rastro de aquella desconfianza precavida del inicio: todos parecían encantados de que los hubiesen descolocado ahí.

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Paloma Orte, a la izquierda, responde a las preguntas de Ainhoa García. Mireya López

«La cultura es disfrute y a la vez derecho»

Cada entrega de GenerAcción incluye una entrevista que, a la vez que sirve para centrar conceptos, brinda posibles sendas por las que aventurarse durante el debate posterior. En este caso, la protagonista fue la socióloga Paloma Orte, directora de Sostenibilidad de la empresa Last Tour: «La cultura es disfrute y a la vez derecho. Esto nos lleva a querer que todos y todas seamos parte de ella, aunque a veces se hace complicado que eso sea posible en nuestra vida diaria», afirmó, además de defender la creación de «espacios de respeto» que favorezcan ese acceso: «Esto tiene que venir de arriba abajo, pero ¿por qué no de abajo arriba, desde nuestra cotidianeidad? Que la cultura sea parte de nuestro día a día social, político, empresarial, familiar, generando esa red que hace que nos sintamos parte de algo». Orte se refirió a su empresa como «activadora cultural» e hizo hincapié en las visitas de colectivos vulnerables al Bilbao BBK Live, una iniciativa que en la edición de este año llevó a Kobetamendi a 83 personas de asociaciones dedicadas a trabajar en ámbitos como las migraciones o la discapacidad: «Muchas veces no conocían ese espacio». Además, citó el convenio suscrito con la Fundación Síndrome de Down para que varias personas con discapacidad intelectual participasen de manera activa en el evento. «Van a estar también en el BIME –puntualizó Orte–. Lo más importante para nosotros es trabajar 'con' y no 'para', aunque a veces vaya más lento. La idea es no hacer fuegos artificiales, sino que tenga continuidad».

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