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Servilletas con mensaje que da pena tirar

El Bilbao de Luis Gómez ·

Vuelven a las barras y mesas de bares y restaurantes bilbaínos las servilletas que nos alegran el día con simplonas, ocurrentes, divertidas y a veces puñeteras frases

Jueves, 21 de marzo 2019

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Si Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, arrancó en una servilleta el sí del entonces jugador de la Juventus Zinedine Zidane para vestir al francés de blanco, cuántas cosas más no se podrán conseguir y escribir en ellas. En los bares y restaurantes de Bilbao, que se sepa, Aitor Elizegi, presidente del Athletic, no ha echado mano de ellas (todavía) para fichar a algún jugador apetecible. Pero haberlas haylas. Y muy especiales.

Lo último es que llevan impresas frases motivadoras del estilo 'Estoy sentado en silencio, pensando en ti a gritos', 'La sonrisa es una línea curva que lo endereza todo' y 'La alegría es gratis, llévala siempre contigo'. A la gente le encantan sentencias así. Se dedican a coleccionarlas como los niños los cromos de fútbol. Las hay para echarse buenas risas: 'Oye, mi cuerpo pide salsa' (de lo más apropiado si tienes al lado el bote de ketchup) y 'El que de servilleta pasa a mantel, ni Cristo puede con él'. Pero no se asusten ni sorprendan: esto no es nuevo, solo supone el regreso de una moda 'vintage' que arrasó en los año 70 y 80.

Uno lee los mensajes impresos en estas piezas de papel (que no en las fabricadas en tela) y raro es que no se le escape una sonrisa. Normal, porque, por lo general, son eslóganes muy divertidos ('Las princesas también se cansan de tanto cuento', 'Solo tu colchón conoce el peso de tus sueños', 'Sin ti soy mucho, pero contigo soy más', 'Los ataques siempre de risa... por favor'). Otras veces, la verdad, son textos muy puñeteros ('Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es levantarse' y 'Recíclate, reinvéntate, pero, sobre todo, quiérete mucho. Eres una edición limitada'). Parece como si las servilletas tuviesen ojos y supiesen quiénes leen lo que llevan escrito.

Imagen principal - Servilletas con mensaje que da pena tirar
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Porque, desengañémonos, si algo tienen es que a veces expresan lo que callamos, por mucho que nos duela ('No eres lo que logras, eres lo que superas' y 'Eso que hoy parece una locura, mañana será uno de tus mejores recuerdos'). Otras veces desean lo que queremos que pase: 'Sueña en grande y pasarán cosas gigantes'. Qué pensar de esas servilletas que advierten en letras bien grandes 'Permítete brillar como una estrella', 'Sonríe, ya si eso, después buscamos un motivo' y 'Eres peligrosamente inolvidable'. Pues eso, que uno tiene todos los motivos para hacerse ilusiones.

Casi da pena tirarlas

Aunque están para lo que están, que no es otra cosa que limpiarnos con ellas la boca y manos y evitar que la salsa de tomate salpique nuestras camisas, da pena arrugarlas, hacerlas una bola y tirarlas a la papelera, su único destino, aunque muchas veces acaben en los suelos. Dan ganas de guardarlas como oro en paño. Por supuesto, bien limpias. Así que antes de usarlas hagan un favor: léanlas. Algunas encierran pequeñas novelas sobre sus pliegues ('Las tormentas hacen que los árboles tengan raíces más profundas') y otras, poesía barata del estilo 'Si el plan no funciona, cambia el plan, pero no cambies la meta'). Las más, siendo sinceros, son frases para olvidar de lo típicas que suenan. Desde el combativo 'Por mí y por todas mis compañeras' y 'La vida es muy corta para tomar malos vinos' hasta 'Lo que se busca, se encuentra y lo que se descuida se pierde). Algunas citas se atribuyen a iconos, que es algo que atrae a millones de mitómanos. 'Madurar es aprender a querer bonito, extrañar en silencio, recordar sin rencores y olvidar despacito'. Se dice que la pronunció Frida Kahlo .

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Con mensajes así Bilbao sigue a lo suyo. Mantiene su empeño en rescatar costumbres hosteleras de otras épocas. Bien que lo saben en el San Marcos, un coqueto bar de la Plaza Arriquibar que recibe con pintxos de tortilla de patata (muy poco hecha) para morir y lemas que conviene no olvidar. Uno viene ni que pintado para esa tribu (cada vez más numerosa) incapaz de pasar un segundo sin 'whatsappear': 'El móvil te acerca a las personas que están lejos. Pero te aleja de las que están sentadas cerca'. No hay más que decir.

Nos recuerdan también el gusto que da ir por la vida con una sonrisa y no con el ceño fruncido. '¡Sonríe! Hoy es un día excelente para estar orgulloso de quién eres!' Un subidón de autoestima a más no poder. Tanto que dan ganas de llevarte el servilletero a casa y tirar de él cuando uno se levanta con el pie izquierdo. A los hosteleros del San Marcos solo cabe echarles un reproche. Únicamente tienen dos mensajes. «¡Ojalá nos traigan porque a la gente le hacen mucha gracia!», cuenta la camarera de los fines de semana.

En Valparaíso 2, el restaurante que abarata las comidas a los comensales que dejan la mesa libre antes de las dos y cuarto de la tarde, multiplican la oferta. Ni que fuesen expertos en marketing. Pero se las saben todas para tener contenta a la clientela. 'Si hablamos de casualidades, conocerte fue la más bonita'. Puede que suene algo cursi, para qué mentir. Pero quién no suelta de vez en cuando alguna mentira piadosa para hacer más feliz la vida de los demás, además de la propia. «Mucha gente se queda con la copla de estos mensajes y muchos se los llevan de recuerdo», cuentan desde la barra del céntrico establecimiento de Colón de Larreátegui.

'El primer amor no siempre llega en orden'

Es innegable que los autores de estas frases beben de los manuales filosóficos de autoayuda y reafirmación de literatos como Paulo Coelho y Jorge de Bucay. 'Si tienes la suerte de ser diferente, no cambies nunca', recogen las servilletas con las se limpian ejecutivos bancarios mientras se despachan impresionantes platos de lentejas. Por el contrario, aliñando apetitosas ensaladas, más de un comensal ha llegado al convencimiento de que 'El primer amor no siempre llega en orden'.

Citas hay para dar y tomar. Abundan las ecológicas ('Planta un árbol y estará sembrando conciencia'), reivindicativas ('No se trata de dónde estés, sino dónde quieres llegar'), de denuncia ('Este cuerpo es mío, no se agrede, no se vende, no se mata... se respeta'), románticas ('Las mejores vitaminas: A, B y C. Abrazos, besos y caricias'), clásicas ('All you need is love'), irónicas por exhibirse precisamente en restaurantes ('A todo se acostumbra uno, menos a pasar hambre'), desafiantes ('Si puedes soñarlo, puedes hacerlo'), realistas ('Ser grande no es una cuestión, sino de actitud'), contundentes, pero demasiado vistas ya ('Prohibido prohibir') y algo pelotas con los clientes ('De todas las cosas que llevas puestas, tu actitud es la más importante').

Por supuesto, no falta el imprescindible y educado 'Gracias por su visita' y con el que los hosteleros barren para casa ('El cielo... huele a café recién molido'). Pero algo tendrá esta antología de frases cuando pocos son los clientes que no salen de bares y cafeterías con algunas de estas servilletas en los bolsillos.

En Bilbao, por lo que se ve y se lee, los mensajes, en vez de en una botella, llegan en las servilletas.

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