¿Por qué el kalimotxo arrasa (otra vez) en Bilbao?
Abandona su perfil más juvenil y callejero y triunfa en las barras más 'cool' y entre clientes de todas las edades
Ya lo cantaba La Otxoa en 'Pásame el kalimotxo', uno de sus temas más conocidos: 'Mami, qué dolor, qué dolor mamá, pásame el kalimotxo, que ... estoy fatal'.
Publicidad
Si el popular artista se sirvió este combinado 'musical' para entonar sus cuitas sentimentales, el kalimotxo está más de moda que nunca, pese a que nunca se ha ido. «Nunca ha decaído. Jamás», subraya el cantante. Sin embargo, se ha convertido en un trago imprescindible en este Bilbao plagado de turistas. Ha trascendido su papel festivo y verbenero para descubrir su perfil más 'cool'. Ha asaltado las barras y terrazas de algunos de los locales más 'chic' de la villa para convertirse en una de las bebidas triunfadoras del momento. Está por encima de los tiempos.
Ha aparcado su perfil exclusivamente juvenil y callejero. Compite de tú a tú junto a los gin tónic, destornilladores y cubatas. Y ha penetrado en todos los ambientes. Es normal ver a muchos ejecutivos tirando de kalimotxo o 'kalitxiki', que de todo hay. Porque el tamaño, a algunos, sí les importa. Hay quienes prefieren tomar tragos más pequeños, pero ¿por qué está en boca de todo tipo de gentes?
«Es algo extrañísimo»
Óscar del Hoyo, uno de los principales agitadores de la noche bilbaína –la próxima semana abrirá en Lersundi el club Dominante– asegura que el kalimotxo es un trago que «viene en alza. Hace unos meses –recuerda– organicé una fiesta en mi casa y sucedió algo que no me había pasado nunca. Cuatro personas me pidieron kalimotxo. Es algo extrañísimo, extrañísimo. También es cierto que los preparé con buen vino», detalla.
Publicidad
En La taberna de Zarate, de Fernández del Campo, donde preparan unas tortillas de escándalo, sirven con habitualidad estas consumiciones. «Nunca se ha ido. Yo me los tomo en todos los momentos. Los mismo para ir de fiesta que para comer. En vez de tirar de vermús, también me tomo un kalimotxo», asegura Jorge Madariaga, un bilbaíno de 32 años. «Los de mi edad volvemos a lo que tomábamos de jóvenes», explica.
Criterio que explica, según Héctor Sánchez, gerente de los hosteleros vizcaínos, el 'revival' de este combinado. «Nunca se fue porque lo sigue bebiendo efectivamente gente ya con unos años. Les recuerda sus tiempos juveniles».
Publicidad
Ofelia Amboage y Admam Guillo, camareros del Zarate, los preparan de todas las maneras. «Hay gente que los pide normal, pero mogollón de clientes los quieren solamente con Coca Cola Zero». Reflejo de los nuevos tiempos y auge de la cultura 'light'. No se llama kalimotxo. Tiene nombre propio: «'Kali Zero'», concretan Amboage y Guillo, que casi siempre lo mezclan con un cosechero. «Es como lo piden chavales súper jovencitos y clientes de entre 30 y 50 años».
En casi todos los establecimientos los venden entre 3,5 y 5 euros. Los 'kalitxikis', obviamente, salen más económicos. A unos 2 euros, «más o menos», matiza Ofelia. De los más pequeños tira, sobre todo, «la gente mayor». Con un aire más moderno, el kalimotxo se sigue compartiendo como antaño. Los vasos siguen pasando de mano en mano… y de boca en boca. «A las cuadrillas les compensa pedir un kalimotxo. Sale barato», según Ofelia.
Publicidad
Algunos van hasta arriba de hielo. Casi siempre en vasos anchos y altos. Es como se ven en muchas terrazas y restaurantes. Por ejemplo, en el Valparaíso, de Colón de Larreátegui. Un ejecutivo que prefiere mantener su anonimato acompaña las alubias del menú del día con este combinado. «Lo he elegido porque luego tengo que volver a trabajar. Si me dejaran una botella de vino, me bebería la mitad. Con el kalimotxo tomo menos vino», confiesa.
Tras levantarse de la mesa, se acerca a la mesa de este periodista y suelta: «Lo tomaba muy de joven. De hecho, cogí mi primera borrachera, hace 45 años, con kalimotxo».
Arbaizar, una joven vitoriana de 18 años que estudia Publicidad y Relaciones Públicas en Leioa, se tomaba el miércoles en la terraza del Bil Ko, de Iparraguirre, otro kalimotxo bien frío junto a una amiga. «¿Por qué? Me gusta desde que lo empecé a beber hace más o menos dos años. Cuando voy de fiesta prefiero beber kalimotxos que cubatas porque aparte de ser más baratos no pega tanto». Dice que en la calle 'la Cuchi', en el corazón del casco viejo de la capital alavesa, la mayoría de adolescentes y gente «mayor» beben cerveza y kalimotxo.
Publicidad
La «señora Marisa», como se refiere a ella su hijo, también apura un kalimotxo en el Bil Ko, pero sin hielo. «Ya sale frío de la nevera», razona.
'Pásame un kalimotxo, después otro y otro, y luego me voy', cantaba La Otxoa. El popular showman y exhostelero justifica el éxito tan longevo de esta bebida. «Se puso de moda estando yo en la mili. Sería el año 69 o 70. Si se bebe mucho es porque así la gente no se mama tanto. Por eso sigue siendo la estrella de tantas fiestas. Y porque es muy bueno», remata.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión