Los hombres bilbaínos ponen de moda el bolso de mano
«¡Por favor, no las llamen mariconeras!», reivindican los 'apóstoles' de esta tendencia
Eder Aurre, uno de los grandes creadores vascos pese a su juventud, luce un bolso de mano que creó él mismo en la elitista Central Saint Martins de Londres con retales que las firmas de lujo donan a los estudiantes. Tiene 25 años y cuenta ya con marca propia. En su atelier diseña ropa a medida para mujer. Borja Elorza, «comunicador» y productor teatral de éxito, cruza las calles bilbaínas sin despegarse nunca de su bolso de mano. Ni sabe los que tiene, aunque cree que andarán «por los 15». Igor Vega, presidente de Bizkaired (Asociación de Empresas de Bizkaia en Red), bate récords. Calcula que tendrá «más de 20 y menos de 40». Xabier Munioitz, empresario dedicado a la moda y «a la seguridad alimentaria» y al que la barba pelirroja concede un impresionante aire hipster, no llega a tanto. De momento.
Pese al amor y odio que despiertan, Bilbao parece una incubadora de tendencias. El bolso de mano está otra vez de moda. «Ha vuelto para quedarse. Que se vayan olvidando aquellos que piensan que se trata de una corriente efímera. Es tendencia total, tanto en hombre como en mujer. Es verdad que llaman más la atención en nosotros porque no estaban tan vistos», sugiere Eder. Las calles bilbaínas han rescatado un complemento despreciado en muchas ocasiones y que parecía condenado al olvido. No se sabe qué complemento provoca mayor controversia: si el bolso de mano o la riñonera.
Sin embargo, de repente, el primero ha recobrado una fuerza brutal. Más que cuando «las llamaban mariconeras», protesta Elorza. «¡Por favor, no las llamen así! ¡No es lo mismo!», reivindican los 'apóstoles' de esta tendencia «sin género. No tiene nada que ver con las mariconeras de antaño. ¡Qué feas eran las de cremallera marrón! Se parecían a las que utilizaban los 'picas' y controladores de los tranvías».
«Como el 'clutch' de las mujeres»
Las versiones de nueva hornada son distintas, insisten. Estos complementos masculinos vendrían a ser el equivalente del 'clutch' de las mujeres. «Todas las marcas tienen un modelo para hombre. Son un elemento imprescindible», aplaude Eder. «Se quedan, seguro. Y no solo eso. Cada vez habrá más», vaticina Xabier. «Estáis los 'mochileros' y luego los que apostamos por este artículo», presume Borja.
Es obvio, desliza, que los hombres cada vez utilizan más complementos unisex. «Hay que desterrar la idea de que los bolsos de mano son solo para mujeres». Algunos «muy míticos, de marcas muy exclusivas» y corte tradicionalmente femenino acaban en manos masculinas. «Por no hablar de la cantidad de raperos que llevan un 'Lady Dior' o un Hermès impresionante. Hay que cambiar un poco el 'chip'», aconseja Elorza.
Por muchas razones. Para empezar, por lo prácticos que resultan, según Vega. Su Louis Vuitton recuerda a los tradicionales portadocumentos. Porque esa es otra. Estos accesorios, igual que les pasa a las camisas blancas, parecen idénticos, pero no hay uno igual. «Para mí, son muy cómodos porque puedes guardar muchas cosas sin tener que llevar los bolsillos llenos. Yo los utilizo de todos los tipos», sostiene. «Hoy llevo este grande, porque quizás es más ejecutivo y representa un poco más esa parte mía. Meto el iPad, el portátil... Pero también tiro de otros más pequeños y de aire 'sport'», detalla.
Igor los prefiere a las bandoleras y mochilas. «Quizás me equivoque, pero a mí me parece que un bolso de mano bien puesto le sienta mejor al traje que la mochila. Sirve para todos los momentos del día». Además, «evitan» daños a las prendas. «Con las mochilas se acaban rompiendo muchos trajes y americanas, ya que tendemos a cargarlas demasiado», corrobora Elorza. Es lo que le pasa a Eder: «Soy como una mujer en una boda. El móvil , las llaves de casa, la cartera...» Mete todo lo que puede y más.
De todos los precios
Es muy difícil que la industria de la moda se pegue un tiro en el pie cuando consolida un éxito. Por eso juzga crucial alcanzar a todos los públicos. El de Xabier Munioitz cuesta 30 euros. Dice que «es parecido» a los que puso de moda Cristiano Ronaldo. Es el modelo 'neceser' y demostró que valía «para ir bien vestido. Cada uno busca el suyo. No es una moda elitista», replica. Elorza se sincera: «Si pudiera, llevaría los mismos que Pelayo Díaz, un 'it boy' estatal que compra los de Chanel y Hermès. Los lleva, además, como hay que llevarlos, con una actitud total, pero cuestan 10.000 euros y...», se lamenta.
Amante también de los tirantes, Munioitz , que preside la asociación ATX MultiAlergia, Dermatitis Atópica y Asma, asume que a mucha gente le falta «decisión» para dar el paso. «Las tendencias las creamos nosotros. Mi 'look' siempre tiene que conjuntar con el bolso de mano y nunca iría con uno azul marino o marrón. Es un complemento que te diferencia un poquito. Al final, si voy de verde, buscaría un complemento del mismo color. Pero tenemos que ser capaces de decir 'si me gusta a mí, ¿por qué no lo voy a llevar? Pervive una mentalidad un poco antigua que lleva a muchos hombres a no ponerse lo que desean. Pasa como con los tirantes. Mucha gente dice 'quiero ir con ellos pero me da vergüenza'», afirma. «La moda ha cambiado, pero sigue habiendo gente cerrada que piensa 'es que esto es de mujer'», cuestiona. Igor se pregunta: «'¿Y qué si es de mujer?' Pero no se trata solo de una cuestión de vergüenza, sino de temor a no saber llevarlo. Cada uno debe encontrar su estilo e imagen», defiende.
Elorza hace tiempo que la encontró, pero aun así reconoce que «mucha gente te mira como...» Bueno, a él, Eder, Igor y Xabier. «Supongo que será por curiosidad. Me encantan los sombreros, y cuando te pones uno en Bilbao, te miran como las vacas a un tren», afirma sorprendido por los prejuicios existentes incluso en el mundo de la moda. Su bolso de Lacoste incorpora la imagen de Micky Mouse. «Lo compré en la tienda madrileña de Gran Vía. El vendedor me dijo que no se sacó para hombres, sino para mujeres. Le comenté que me daba igual y que lo quería para mí. Todavía hay que evolucionar», remata.
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