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La electricidad del futuro

El sector eléctrico se encuentra inmerso en pleno proceso de transformación, en el que el consumidor tiene un papel cada vez más activo

Javier Mazón Sainz-Maza

Sábado, 13 de mayo 2017, 10:03

El pasado 26 de abril se celebró en Bilbao la jornada 'La Electricidad del futuro. Tecnología y competitividad', organizada por Energía y Sociedad y la Escuela de Ingeniería de Bilbao (UPV/EHU), en la que diferentes agentes del sector analizaron las claves a las que se tendrá que enfrentar la empresa eléctrica del futuro desde una perspectiva global e institucional, dando respuesta a cuestiones tales como: ¿Cuáles son las claves de la transformación de la industria eléctrica? ¿Qué retos y oportunidades se plantean? ¿Qué papel juega la tecnología? ¿Cuál es el papel del consumidor en este nuevo sistema?

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El sector eléctrico se encuentra inmerso en pleno proceso de transformación. El desarrollo de la generación distribuida, las TICs orientadas al consumo inteligente, la digitalización o el incremento de las energías renovables, son algunas de estas novedades que está afrontando. Además, no hay que olvidar que el rol de los consumidores dentro del sistema eléctrico también está evolucionando. Están adoptando un papel cada vez más activo, demandando un mayor conocimiento sobre su consumo y consumir energía cada vez más limpia, junto con la seguridad y calidad en su suministro, características que aportan centrales de generación como los ciclos combinados.

La transición energética es una realidad y así lo reconocen tanto la Comisión Europea con la publicación del paquete legislativo 'Clean energy for all Europeans' como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) con su reciente informe 'Utility of the future'.

La Unión Europea pretende liderar esta transición hacia un consumo de energía limpia, comprometiéndose a reducir las emisiones de CO2 en, al menos, un 40% hasta 2030. El papel que debe jugar la energía nuclear será fundamental en la transición a 2030. Su sustitución por otras tecnologías deberá ser de forma ordenada y planificada, hasta que haya alternativas viables. Se trata de una tecnología libre de emisiones y con capacidad de firmeza,  lo que exigirá, por un lado, una mayor exigencia en el cumplimiento de estos objetivos y nuevas instalaciones que aseguren el suministro..

Además, la Unión Europea pone también el foco en priorizar la eficiencia energética, lograr el liderazgo mundial en energías renovables y ofrecer un trato justo a todos los consumidores. Pero para cumplir estos objetivos es necesaria la contribución de todos los sectores, no solo del sector eléctrico. Se requiere especialmente la ayuda del sector transporte.

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Para afrontar estos retos, se debe producir una evolución, que no revolución, del actual sistema eléctrico. Será necesario que se produzca una convivencia entre la generación a pequeña y gran escala; una estabilización de la regulación e ingresos de las energías renovables; la existencia de un mecanismo de pagos por capacidad con el mínimo coste posible y que no suponga un subsidio a tecnologías contaminantes; y, el desarrollo e integración gradual de la energía fotovoltaica y del autoconsumo de una manera eficiente.

Inversiones en I+D+i

El cumplimiento de los objetivos de descarbonización requiere de inversiones en I+D+i ya que todos estos cambios no va a ser posible conseguirlos sin un mayor impulso al desarrollo de la nueva tecnología que el sistema eléctrico está demandando, capaz de integrar a todos los agentes en la red eléctrica. La red eléctrica centralizada es un elemento clave dentro del sistema eléctrico ya que permite la conexión de todas las iniciativas, pone en valor los recursos renovables y dota de servicios adicionales de alto valor añadido a los agentes integrados en ella.

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Por este motivo, las empresas de bienes y equipos, los centros tecnológicos y las universidades van a ser los catalizadores que posibiliten estos desarrollos, siendo fundamental para Euskadi que aprovechen este cambio para aportar tecnología, vender equipos más inteligentes, más funcionales y más limpios en todo el universo eléctrico.

A la vista de todo esto, queda de manifiesto que desde el sector eléctrico se van a tener que afrontar retos, que van a producir no menores oportunidades, y que impulsarán la creación de empleo y conocimiento que, debidamente gestionado, deberán mantener a la Unión Europea a la vanguardia del sector.

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