Enrike Huerta, responsable del Museo de Mañaria, en una de las salas recién abiertas al público. N. Cayado

Especies exóticas a los pies de Urkiola

Ampliación del Museo de Mañaria ·

Vistosos ejemplares se muestran en dos nuevas salas recién abiertas

Nahikari Cayado

Viernes, 4 de febrero 2022, 21:07

Atravesar las puertas del museo Hontza de Mañaria es una experiencia sin igual. La gigante cabeza de una jirafa, que llegó a medir 5,98 metros de altura, saluda a los visitantes. Sobre la cubierta de la que en su día fuera la casa del poeta Evaristo Bustinza 'Kirikiño' pende un llamativo albatros errante, con unas grandiosas alas. Desde la mismísima entrada se puede ver también otra de las piezas más curiosas de la pinacoteca; un cangrejo gigante de Japón, de 2,90 metros de envergadura, con su magnifico caparazón y sus diez patas de casi metro y medio de longitud cada una de ellas. La exposición se acaba de ampliar con la apertura de dos salas, una dedicada a animales exóticos y otra a los europeos. Medio millar de nuevas especies que dejan boquiabiertos a los visitantes, que pueden apreciar la belleza de un oso hormiguero enano, primates loris, un titi común e incluso otros más cercanos como el visón europeo, un tejón, pájaros cantores y un cisne.

Publicidad

Zorros, ciervos y otro tipo de fauna acompañan a las personas visitantes en el ascenso a la primera planta de Hontza, el único museo de ciencias naturales de Bizkaia. Allí se encuentran las dos nuevas salas que acogen 250 especies cada una y que ocupan el antiguo almacén, donde se encuentran más de 45.000 ejemplares procedentes de los cinco continentes. Todo ello es fruto del trabajo de varias décadas de Enrike Huerta, presidente y fundador del museo. Este maestro estudioso de la biodiversidad, transmite su pasión por la naturaleza a los visitantes.

La primera de las recién estrenadas salas está dedicada a los animales exóticos. Los guacamayos acaparan la atención por sus vivos y espectaculares colores. Tampoco pasan desapercibidos los loritos, pingüinos, el pájaro carpintero o la elegante belleza del pato mandarín o faisán común. Pero además de aves de todo tipo, especies y colores, es inevitable no fijarse en la pareja de tití común o loris esbelto rojo, una especie de primate de las selvas de Sri Lanka.

Entre los tesoros que se exponen en esta sala también se encuentra la marmota robinson, un oso hormiguero pigmeo enano o un oso melero o tamandúa joven. Muchos de estos ejemplares tienen más de cien años de antigüedad y han sido donados, en su gran mayoría, por colegios. «Antiguamente, los frailes, jesuitas y las monjas solían traer este tipo de ejemplares cuando volvían de sus misiones para enseñárselas al alumnado», cuenta Huerta.

Una pared separa la sala de especies exóticas de la europea, que poco tiene que envidiar a la anterior. Desde gallos, gallinas, pollitos, patos, garzas o cormoranes, hasta una amplia variedad de pájaros cantores como el jilguero, canarios o el ruiseñor. Tampoco pasan desapercibidos los mamíferos como el tejón, el zorro, mustela, la garduña, una liebre o una ardilla. Pero entre todos ellos hay uno que acapara todas las miradas: un precioso cisne de espectacular plumaje blanco.

Publicidad

«Ha costado horrores»

La mayoría de ejemplares que componen esta muestra ha sido donada por el Ayuntamiento de Ermua. Huerta informa que fue un naturalista quien donó todo este material al cerrar el colegio en el que se encontraban. Confiesa que, en algunos casos, el proceso de identificación de las especies «ha costado horrores».

Pero sarna con gusto no pica y este durangués ha trabajado duro, y lo sigue haciendo, para hacer de Hontza un museo sin igual. Cada ejemplar se exhibe con mucho mimo junto con una pequeña nota informativa en la que se detalla su nombre en euskera y en castellano, así como el científico, la persona que lo identificó y en qué año lo hizo, su procedencia y familia.

Publicidad

A esta exposición permanente compuesta por nueve salas y media se suman otras temporales, con las que se pretende dar vida al museo a lo largo de cada curso escolar. Hasta el mes de septiembre se exhiben, en colaboración con AMBAR, sociedad para el estudio y la conservación de la fauna marina de Plentzia, esqueletos, cráneos, y otra serie de osamentas de ejemplares marinos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad