«Llevo años sin poder dormir cada fin de semana»
Un durangués inicia una huelga de hambre y se asienta en los bajos del Ayuntamiento para exigir una solución a los ruidos del pub ubicado debajo de su vivienda
MANUELA DÍAZ
Lunes, 21 de noviembre 2022
Cuando en 2018 el zornotzarra Iker Fernández se instaló en su piso en el corazón del casco viejo de Durango nunca pensó que acabaría sentado ... en un sofá frente al Ayuntamiento de la villa exigiendo medidas que garantizaran su descanso. «Es un intento a la desesperada de pedir una solución porque llevo años sin poder dormir cada fin de semana, la música del pub vibra hasta en mi almohada y ya no puedo más», asegura.
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Nunca pensó que vivir a nueve metros sobre una discoteca fuera un auténtico calvario. En aquel momento estaba convencido de la efectividad de «las medidas aislantes en los locales de ocio» y en su caso, además, se trataba de un tercer piso. Sin embargo, cuando llegó el primer fin de semana arrancó su tortura. «Se escucha con tanta nitidez que se distinguen hasta las letras de las canciones y eso, un fin de semana tras otro, acaba desesperando», explica.
A sus 44 años y con un trabajo en el que acumula «mucho estrés» el descanso durante el fin de semana es algo «vital, que no tengo garantizado. Si he llegado hasta aquí es porque estoy harto, cansado y desesperado». El sábado arrancó una huelga de hambre y esta misma mañana se ha aposentado en una butaca en los soportales del Ayuntamiento. «No estoy en contra del ocio, pero quiero poder dormir. Tengo derecho a descansar como el resto de vecinos y de aquí no me voy a mover hasta que se solucione mi problema», admite.
«Graves perjuicios»
No es la primera vez que Iker se queja de su situación, aunque desde luego esta es la más mediática. Lleva desde 2018 presentando quejas en el Consistorio por el ruido y hace justo un año elevó su malestar ante el Ararteko por los «graves perjuicios» que provocaban en la salud la carencia de un nivel de aislamiento suficiente y el hecho de que permanecieran abiertas las puertas constantemente. Esa queja surtió efecto y poco después el Consistorio procedió a clausurar el local hasta que se presentaron algunas mediciones que faltaban por entregar para poner en orden las instalaciones y evitar las molestias generadas.
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Aquellas mediciones llevadas a cabo por la empresa, justo en el primer piso del edificio, indicaban que no se superaban los decibelios permitidos. Y así lo corrobora Isma, que vive justo encima. En su vivienda –justo encima del pub- no se escucha «lo más mínimo, es más, el único ruido que nos llega es el de la calle». No obstante, no sucede lo mismo en el resto de alturas. En el segundo piso, Juanma admitía esta misma mañana que sí hay ruido y que «molesta algunos días más que otros y en función del sueño cómo lo tenga».
Desde el Consistorio de Durango aseguran que llevan semanas trabajando para solucionar el problema que afecta a este vecino y que llevarán a cabo otras dos mediciones, una por una empresa especializada y otra por agentes de la Policía local que acaban de completar su formación para llevar a cabo este tipo de intervenciones y que por su condición podrán realizarlas a cualquier hora del día y de la noche. «Las mediciones del bar certifican que en el primer piso no hay ningún problema de aislantes acústicos, pero puede ser algún problema estructural del edificio porque no es normal que llegue hasta el tercer piso con tanta claridad», han apuntado fuentes municipales.
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El afectado, sin embargo, muestra su hartazgo por la falta de intervención por parte del Ayuntamiento hasta que elevó su protesta ante el Ararteko. Y califica de «sin fuste» las intervenciones llevadas a cabo.
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