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Una usuaria es acompañada por dos de sus familiares a subir las escaleras del centro R. A.

«Estamos sin poder salir de la residencia y parece que no le importamos a nadie»

Usuarios y trabajadores del centro de personas mayores Astarloa de Durango muestran su malestar por las continuas averías en el ascensor

Miércoles, 1 de noviembre 2023, 17:04

«Llevamos sin poder salir de la residencia desde el pasado domingo y parece que no le importamos a nadie», se lamenta Mari Carmen Larringan, una de las 55 usuarias de la residencia Astarloa de Durango que se ha visto afectada por la avería que el pasado domingo dejó paralizado por completo el ascensor del edificio. Trabajadores del centro han explicado a EL CORREO que no se trata de un fallo puntual. Falla «casi diariamente», convirtiéndose en una pesadilla. «Antes pedíamos que se ampliará la capacidad del ascensor para que pudiesen entrar más usuarios o una camilla, mismamente. Ahora nos conformamos con que se repare. Son muchos los que no tienen movilidad para bajar las escaleras y esto afecta directamente a su calidad de vida. ¿Es que nadie va a hacer nada?», se pregunta la trabajadora social Miren Gaona.

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Tal y como explica esta empleada de la residencia Astarloa, el elevador había dado fallos puntuales a lo largo de toda la semana pasada, pero el pasado domingo 29 de octubre se estropeó «por completo». Desde entonces, las personas que quieran acceder al interior del edificio Astarloa –que abarca dos residencias, el centro de personas mayores donde se ofrecen cursos del Ayuntamiento, el servicio de podología, o el bar–, deben hacerlo por las escaleras de caracol. Y seguirán así, al menos, «hasta el 2 de noviembre», que es cuando está prevista su reparación. Algo que es imposible para muchos de los usuarios, como es el caso de Mari Carmen. Camina acompañada de su bastón o de un taca taca. «A mi me gusta salir a diario a dar un paseo. El pasado viernes cuando volví ya estaba estropeado el ascensor y dos hombres me ayudaron a subir, agarrándome por los brazos. Fue horroroso. En cada piso tuve que hacer una parada para poder respirar. Así, hasta el cuarto piso», se lamenta esta residente de Astarloa.

Dependencia del grado tres

La trabajadora social, por su parte, se muestra preocupada ante el deterioro en la movilidad que pueda provocar estar varios días sin salir de casa a estas personas de avanzada edad. «No caminar dificulta su autonomía y no poder salir a la calle les quita calidad de vida», insiste.

De las 55 usuarios que tienen las residencias en conjunto, el 75% cuentan con una dependencia de grado tres, es decir, necesita un apoyo constante e indispensable para la realización de sus actividades diaria. El 20% cuenta con una dependencia del nivel dos, tiene más autonomía pero necesita ayuda para realizar varias actividades básicas. Además, la mayoría de ellos dependen de taca tacas o sillas de ruedas para poder desplazarse.

Rosmary Salvatierra es una de las trabajadora de la residencia Astorloa y asegura también estar «agotada» con las continuas averías que registra el elevador del edificio. «Me dedico a recoger la ropa sucia, llevarla a lavar, y devolverla limpia. Y andar para arriba y para abajo con tanto peso me tiene destrozada», aseguraba. Por todo ello, desde el centro Astarloa instan a que se repare el ascensor y poder ofrecer «calidad» tanto a usuarios como trabajadores.

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Desde el Ayuntamiento de Durango aseguran que se citarán con el vicario, ya que el 75% del edificio en el que se ubica la residencia Astarloa es propiedad de la Iglesia, a fin de instarle a que se tomen medidas con respecto al ascensor «cuanto antes».

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