«¿Tan bajo hemos caído de tener que robar a un muerto?»
Los robos de flores en el cementerio de Amorebieta enfadan a sus vecinos, y hay quien se ha decantado por no asistir al camposanto este miércoles, festividad de Todos los Santos
¿Te imaginas ir a colocar flores sobre la tumba de un ser querido y encontrarte que han sido robadas? Es lo que ocurre desde hace años en el cementerio de Amorebieta, y sus vecinos no saben cómo actuar frente a esta situación. «Nosotros ya no dejamos flores ni nada en la semana de Todos los Santos», explica, apenado, el vecino David Rodríguez, que está cansado de ver cómo desaparecen de las sepulturas los centros de flores, ramos, placas, faroles, velas y hasta jardineras que depositaba para sus seres queridos.
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Hay incluso quienes han colocado alguna nota suplicando que no se lleven las flores, o en el caso de este zornotzarra, un pequeño tallo que recortó del ramo que dejaron sobre la tumba de su madre para que no se lo llevaran entero. «Pero da lo mismo, se lo llevan todo. Una vez, hasta una maceta de cristal con flores naturales», cuenta. «¿Tan bajo hemos caído de tener que robar a un muerto?», se pregunta, por otro lado, Jesús García. Este vecino explica, «muy dolido», que llegar al cementerio «ya es un momento duro» de por sí, «porque vas a ver a tus padres que están allí, que ya es demasiado, vas para estar un ratito con ellos y ver que les han robado..., te quedas como impotente», expresa. Y no se trata de casos aislados, son numerosos los vecinos que denuncian esta situación.
Aseguran estar hartos de sufrir este tipo de robos, y aunque no saben quién puede estar detrás, creen que se trata de gamberros, que entran en el recinto con el único objetivo de hacer daño. Coinciden con ellos la Policía Local de Amorebieta, quienes aseguran a este periódico que están «pendientes de cualquier cosa que pueda ocurrir» en el camposanto zornotzarra.
«Es tradición»
Mientras tanto, el cementerio de Durango se engalana para recibir este miércoles, festividad de Todos los Santos, a cientos de vecinos que vendrán para rendir homenaje y recordar a sus seres queridos. Son muchos los durangueses los que aprovecharon la jornada soleada y con temperaturas agredables de ayer para arreglar los nichos, como en el que caso de Marian y su hermana Ana, que portaban dos pinos que iban a colocar sobre la tumba de sus padres. «Solemos venir el día anterior porque se está mucho más tranquilo. Es una tradición que hemos visto en casa desde pequeñas», han señalado.
Había otros que, además de rendir homenaje a sus seres queridos que ya no están, curioseaban por la parte más vieja del cementerio, Lo cierto es que el camposanto era este martes un ir y venir de vecinos que portaban escobas, cubos de limpieza, escaleras y flores, muchas flores de todo tipo de olores y colores. «Nuestro padre nos encargó que nunca faltasen flores en su tumba, y en eso andamos», han zanjado las hermanas.
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