Por qué te gusta tanto 'El ministerio del tiempo'
Tony Soprano te dejó noqueado, te convertiste en un yonqui de Walter White y no te perdiste un caso de Jimmy McNulty. Y de repente -¡horror!- te enganchas a una serie española. ¿Qué te ha pasado? Eres un 'ministérico'. Y lo sabes.
Jorge Barbó
Lunes, 23 de marzo 2015, 20:03
Una secretísima agencia del gobierno se encarga de arreglar, viajes en el tiempo mediante, desaguisados del pasado, por aquello de que no se altere el curso de la historia. Como una suerte de versión castiza de 'Regreso al futuro', sin Delorean ni condensador de fluzo, pero con puertas. Y escaleras, muchas escaleras. La premisa con la que Televisión Española comenzó a promocionar su nueva ficción provocó un aluvión de cejas levantadas. "Otro experimento con gaseosa, otra serie patria con ínfulas", se decía el seriéfilo escéptico. Pero no. El primer pase ya consiguió poner de acuerdo a la crítica especializada, algo casi inédito al tratarse de un producto 'made in Spain'. Y cuatro capítulos después, sus sufridores fans ya la han elevado a imprescindible de la temporada, a pesar de los continuos cambios de horario y la incertidumbre de no saber todavía si contará con una (merecidísima) segunda tanda de episodios. La 1 emite este lunes (22.00 horas) la quinta entrega de 'El ministerio del tiempo', que esta vez propone un viaje a los 80, en plenas negociaciones para traer el Guernica de Picasso a España. Aquí van cinco razones por las que te has enganchado al 'hit' del año.
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1. No parece una serie española
Y sí, eso es bueno. En 'El ministerio del tiempo' no hay familias incestuosas, ni desayunos copiosos con marcas bien visibles, ni números musicales, ni asistentas sureñas con supuesta gracia. Ni falta que hace. Los hermanos Olivares apostaron por tirar por el camino difícil y adentrarse en un territorio inhóspito para la ficción patria: el de abordar la historia desde la óptica de la fantasía, todo cubierto con una finísima pátina de comedia. Vencieron. El resultado es una serie diferente que, a pesar de contar con un presupuesto más que modesto en comparación con el de las producciones internacionales, puede presumir de una potente factura visual, más propia del cine que de la televisión. Lástima que uno de sus creadores, Pablo Olivares, no pudiera llegar a ver el éxito de su criatura. El guionista falleció hace unos meses, antes de su estreno.
2. Su forma de contar la historia
Conseguir que 70 minutos de ficción de temática histórica no resulten un ladrillo tiene su mérito. Y hacer que el personal se entere, de forma entretenida, de quién demonios era Torquemada sin que el asunto apeste a lección de EGB encubierta, es toda una proeza. Salvando las distancias, la serie bebe del estilo de la británica 'Doctor Who' y contagia al espectador la pasión por la historia, tirando de recursos ajenos al género. ¿Un ejemplo? En la cuarta entrega, la última emitida, los protagonistas viajan una y otra vez al juicio de La Inquisición contra el rabino Abraham Levi para evitar que muera en la hoguera. El capítulo se plantea en un original bucle, que recuerda a ese día de la marmota de 'Atrapado en el tiempo', con diálogos jalonados de momentos surrealistas (esa referencia a Bertín Osborne) y haciendo alarde de un accesible...
3. Humor cultureta
-Curioso retablo.
-Tablet, es tablet...
-¡Ah!, entonces... curioso retablet.
Que contado así, pues igual pierde toda su gracia, pero los diálogos están salpicados de delirantes gags, propiciados por el choque cultural de sus tres protagonistas, cada uno llegado de una época diferente. Además, los creadores consiguen darle la vuelta al calcetín del humor a cualquier cosa, con chipiritifláuticos guiños, como ese Velázquez trabajando para el gobierno como autor de retratos robot, y pequeños guiños pop, como un prometido homenaje a la serie '24' o ese "juraría que la conozco de algo" con el que el personaje de Rodolfo Sancho resuelve el encuentro con Michelle Jenner, compañera de reparto en la serie 'Isabel'.
4. Los actores
Porque, sí, el hijo de Sancho Gracia ya había demostrado ser un actor con muchos quilates en otras series de TVE como 'La Señora' o 'Isabel', pero el gran descubrimiento es Nacho Fresneda, fabuloso en ese papel de mercenario de los Tercios de Flandes que en el capítulo de este lunes se reencarnará en un heavy ochentero impagable. La patrulla de vigilantes de la histora la completa Amelia Folch, que interpreta una solvente Aura Garrido. Dirigiendo el cotarro están Salvador Martí (Jaime Blanch) y una Cayetana Guillén Cuervo que, por momentos, casi hasta se llega a quitar la coraza de sofisticada dama cultureta. No conviene perderle la pista a Angustias (Francesca Piñón), una secretaria al más puro estilo señorita Ofelia de la T.I.A., sólo que bastante menos rotunda y algo más eficiente.
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5. La conexión tuitera
La madre del cordero del éxito de la serie, que igual no ha barrido en audiencias pero sí en lo que los expertos llaman 'share social'. Los seguidores se hacen llamar 'ministéricos' y, como ocurre con otros formatos como el abracadabrante 'Quién quiere casarse con mi hijo', están deseando que llegue el día de emisión para comentar, vía Twitter', cada una de las líneas de diálogo de la ficción. 'El ministerio del tiempo' ha traído a España un fenómeno que hasta ahora parecía reservado a los grandes títulos de la ficción extranjera. Los propios fans crean contenido a partir de la serie, con memes sobre los personajes, 'fakes' en Youtube y, por supuesto, convierten cada entrega en trending topic. Y hacer que #Velázquez sea tendencia en lugar de Belén Esteban tiene mérito. A lo mejor el servicio público era esto.
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