El dúo catalán recalará en el Teatro Barakaldo este viernes.

Revolucionando las emociones

Es un disco tan intenso que solo lo interpretan una vez a la semana, y este viernes será en Barakaldo. Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernandez Miró hacen suyo un material que va de Robert Schumann a Albert Pla

Carlos Benito

Martes, 9 de junio 2015, 20:00

Hay álbumes que se salen de lo que podríamos llamar el orden natural del mundo discográfico: no solo suenan ajenos por completo a las tendencias, las etiquetas y los cálculos comerciales, sino que parecen brotar al margen incluso de la lógica, por algún tipo de azar cercano a lo prodigioso. Granada, la obra que parieron el año pasado Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernandez Miró, es una de esas rarezas desconcertantes: se trata de un disco valiente, casi temerario, en el que el dúo catalán mide sus fuerzas con un repertorio ajeno, exigente y variado.

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Sus armas son la voz de ella, versátil y educada en la diversidad estilística, y la guitarra de él, que muchas veces procura evitar los tics convencionales y se aventura por silencios y por sendas rugosas y poco trilladas. Con esa economía de medios, Sílvia y Raül se enfrentan a quince composiciones de procedencia variopinta y lírica políglota: desde dos lieder de Robert Schumann, hasta un popurrí del primer Albert Pla, pasando por el Himne à lamour de Edith Piaf, el Puerto Montt está temblando de Violeta Parra, el Pequeño vals vienés lorquiano de Leonard Cohen (reconfigurado por Enrique Morente), el Abril 74 de Lluís Llach o temas de Fito Páez, Novos Baianos o Chet Baker.

Y acaban ganando el combate a ese imponente repertorio: hacen suyas las canciones o, mejor aún, las desmenuzan para extraerles la médula. El resultado ya no es chanson, ni flamenco, ni jazz, ni clásica, sino una música esencialista, austera, a veces susurrante y a veces tormentosa, que puede sonar simultáneamente tosca y sofisticada, arraigada y fantasmal. Según han explicado, el proceso no fue fácil: Sílvia y Raül colaboran desde hace una década y tienen la química bien ensayada, pero las dos primeras grabaciones de Granada acabaron desechadas porque fracasaban en esa búsqueda de la sustancia emocional. Al fin y al cabo, la vocalista ha dicho en alguna ocasión que aspira a "una revolución" de las emociones y, de hecho, el dúo decidió limitar las interpretaciones en directo del disco a un concierto semanal, para moderar el impacto anímico de un material tan exigente. Tras el que ofrecerán este viernes en Barakaldo, ya solo les queda uno en Valencia y el final de gira en Madrid.

La voz de 'Blancanieves'

Sílvia Pérez Cruz, nacida en Palafrugell en 1983 e hija de un conocido cantante de habaneras, es una auténtica experta en alianzas poco convencionales, que en cierta época llegó a repartir su tiempo entre once grupos distintos. Lo mismo ha entonado flamenco de cámara con Las Migas, la formación que le dio fama en sus comienzos, que jazz junto al guitarrista Toti Soler, que folclore catalán con Xalupa, que improvisaciones junto al percusionista israelí Ravid Goldschmidt, que fados con el pianista portugués Júlio Resende. Y es también, por supuesto, la mujer que ponía voz a la película Blancanieves, con canciones como aquel No te puedo encontrar que ganó el Goya. Raül Fernandez Miró, por su parte, es un barcelonés del 76 más conocido en el mundo alternativo por su sobrenombre Refree. La primera colaboración entre ambos se dio en el seno del proyecto Immigrasons, dedicado a combinar canciones populares argentinas y catalanas, y les gusta recordar lo rematadamente mal que se entendieron en aquel primer trabajo compartido.

En Granada, bautizado así en referencia a la fruta y el artefacto explosivo, no queda ni rastro de aquella distancia y aquella diferencia estética de hace años. Aquí, Sílvia y Raül se pasean juntos por las entrañas de las canciones, como explorando sus recovecos, y a veces parecen reaccionar como si fuesen un solo organismo.

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