«Roban lo que pillan, desde joyas a cañas de pescar; les da igual»

«Cada mañana nos preguntamos: ¿A quién le habrá tocado hoy? Día sí y día también entran a alguna casa», aseguraba al mediodía una mundakarra. «A mí también me forzaron la puerta y se llevaron las joyas de un cajón. No dejaron huellas y ya me han dicho que me olvide de recuperarlas», lamentaba esta misma vecina.

De momento, la Ertzaintza ha abierto atestado por el robo de nueve pisos y un taller de reparación de tablas de surf en Mundaka, mientras que en Sukarrieta investiga otra denuncia por un hecho similar. La policía autónoma han destinado «recursos específicos para realizar labores preventivas en la zona, de manera constante, tanto en los dos municipios como en las vías de acceso a ambas», han asegurado a EL CORREO.

«Queremos poder vivir en nuestro pueblo en paz y tranquilidad, como lo hemos venido haciendo hasta ahora», reclamaron en el acto de repulsa convocado por la Administración mundakarra. «¡Que esta situación acabe ya!», clamaron a través de la lectura de un comunicado.

«Hartos» de las repetidas incursiones en locales y viviendas, algunos vecinos manifestaban incluso sentir «algo de miedo» por sufrir en sus propias carnes hechos similares. «Es que hay gente a la que le han entrado a robar estando en casa, aunque en cuanto han oído un ruido han salido pitando y no les han hecho nada», tranquilizaba un hombre. «Van a lo que pillen, desde joyas a cañas de pescar o herramientas; les da igual», explicaban también en Sukarrieta.

Tanto en este municipio como en Mundaka coinciden en atribuir la autoría de los robos «a un grupo de mercheros, de quinquis que no están organizados ni nada y actúan al paso», se atreven a asegurar. «Se pasean por el pueblo como si nada», observaron también en un corrillo de vecinos de Goiko kalea.

La responsable de uno de los supermercados de Mundaka matizó, no obstante, que en su tienda, «entra uno de ellos, coge algún dulce, paga y se va».

«Menos un día, que me lanzó unos 'morenitos' porque al ir a cobrárselos le parecieron caros. Me llamó bruja y me amenazó con que Satanás me vendría a buscar», narró esta dependienta, que prefirió guardar su nombre en el anonimato.

Los ladrones también han actuado con impunidad en la tienda de la gasolinera de la carretera en dirección a Bermeo. «Aquí viene uno de ellos y no se corta un pelo; coge un par de latas de 'Red Bull' y sale por la puerta tan 'pichi'. Encima es él el que nos anima a que le denunciemos ante la Ertzaintza».