Uno de cada cinco vizcaínos de entre 25 y 39 años se ha ido a vivir a otra provincia

El dato se extrae del Censo de Población y Vivienda 2021 del Instituto Nacional de Estadística (INE), un trabajo exhaustivo que se realiza cada diez años en base a decenas de miles de entrevistas. Según la explotación de datos realizada por EL CORREO, en ese momento había 30.500 personas nacidas en Bizkaia de entre 25 y 39 años residiendo en otras provincias. Es, como se ha avanzado, el 20% del total.

En un momento histórico en el que los movimientos de población son casi rutinarios la cifra es llamativa, pero no concluyente. Hay que ver cuánta gente de esa edad nacida en otros territorios españoles ha venido aquí. Pues son 16.660. Es decir, hay un saldo negativo de 13.840 personas, lo que convierte a Bizkaia en una de las provincias con un déficit más elevado en los flujos internos de población.

De hecho, ese 20% de gente que se ha ido es especialmente llamativo cuando se compara con zonas que pueden ser consideradas como nuestros competidores naturales (como Málaga y Valencia que rondan el 11%) o con quienes compartimos las mejores posiciones en los rankings de riqueza y salarios elevados: Navarra tiene el 15,5%, Barcelona el 14,8% y Madrid el 16,9%.

Pero este último caso, el madrileño, es particular. La capital española es como un mecanismo hiperactivo en el que la movilidad es constante, de manera que mucha gente se marcha, sí, pero es mucha más la que llega. En concreto, se han ido 132.470 personas en ese rango edad, pero se han mudado allí 190.660, con lo que su saldo no solo es abrumadoramente positivo, sino que corona a esta provincia como el gran imán. Sobre todo, para la gente de lo que se suele llamar la España vaciada, como Ávila, Segovia, Salamanca o Zamora, donde quienes han dejado la tierra que les vio nacer superan el 30%.

Pero la capital también atrae a los vizcaínos. Madrid es el lugar al que más gente de aquí se ha marchado. En concreto, más del 16% de las emigraciones internas ha puesto rumbo a esa provincia. Le siguen, como destinos más habituales y lógicos por la proximidad (ocurre lo mismo en el resto de territorios) Cantabria, Álava, Gipuzkoa y Burgos. Eso sí, es previsible que un buen número de esas personas que residen, por ejemplo, en Castro Urdiales, sigan trabajando en Bizkaia.

Como en esta situación de crisis demográfica y escasez de juventud que hay ahora los distintos territorios compiten por el talento, también hay que ver cuál es el perfil de las personas que se van y de las que llegan a Bizkaia. Pues bien, de las 30.500 que se marcharon, el 44%, 13.310, eran universitarias. ¿Y de quienes llegaron? Es cierto que, proporcionalmente, más de la mitad tenían estudios superiores, pero al ser sólo 16.660, los que cuentan con más formación son 8.530. Así que en este sentido salimos perdiendo.

Nótese que se está hablando todo el rato de movilidad interna entre personas nacidas en provincias españolas, excluyendo siempre a extranjeros. Esto es porque la encuesta se ha hecho en España, de manera que no hay datos sobre personas de aquí que viven en otros países. Pero sí hay datos sobre foráneos residentes en las distintas provincias. En concreto, en el momento en el que el INE llevó a cabo el trabajo, vivían en Bizkaia 42.950 personas nacidas en otros países con la edad analizada, es decir, entre 25 y 39 años. De este colectivo, menos de la cuarta parte tenía estudios universitarios.

¿Y cuántos vizcaínos se han ido a otros países? Como se ha dicho, esta encuesta no permite conocer el dato. Pero según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero son más de 51.000, eso sí, de todas las edades. El dato es más interesante por su evolución (casi se ha duplicado en quince años) que por la cantidad en si misma, ya que aquí se incluyen personas nacionalizadas españolas que regresan a sus países de origen, al mismo tiempo que no se incluye a quienes no se dan de alta en ese padrón, que son buena parte de los jóvenes que se buscan la vida por Europa.

Sea como fuere, la cuestión es que se han marchado la quinta parte de los jóvenes vizcaínos en una edad de gran florecimiento productivo. «Me preocupa que estamos formando a personas en sus talentos, pero que sus talentos no encuentren su sitio aquí», razona Roberto San Salvador del Valle, director de la cátedra Deusto Cities Lab. En su opinión, parte de la responsabilidad «es de los 'babyboomers', que somos muchos y tapamos el paso a las generaciones que vienen por detrás». Así que éstas se van a otras latitudes a buscarse la vida. «El problema es que ahora nosotros nos estamos jubilando y va a quedar un boquete...».

A juicio del catedrático no es malo que la gente salga a ver el mundo más o menos próximo; al contrario, se trata de algo que enriquece mucho. Lo malo es que cuando alguien se marcha en esas edades «es frecuente que construya un proyecto familiar fuera», de modo que la consecuencia termina siendo que «estamos perdiendo una cantidad de talento importante, de gente formada, plurilingüe...». «Es como lo del Athletic, que manda a jugadores fuera, con el riesgo de que no vuelvan».

En todo caso, hay que asumir que esto es un proceso imparable porque la movilidad viene en el ADN de los tiempos. «Que vamos a perder a gente está claro», asume San Salvador del Valle. Así que la solución es compensar esas salidas con la llegada de forasteros, y es ahí donde algo falla. «Lo vemos constantemente en el mundo universitario: de la gente que viene a hacer postgrados se queda un porcentaje muy pequeño, no somos capaces de retenerlos». Así se llega al balance negativo del que hablábamos al principio entre quienes se marchan de Bizkaia y quienes llegan. «Sociodemográficamente tenemos un riesgo importante, y no solo por la edad, sino porque sin jóvenes se pierde la capacidad de emprender, de arriesgar. Para la innovación se requiere osadía y a ciertas edades, cuando se tiene mucho que perder, es difícil asumir riesgos».

Retener o atraer a la gente solo es posible si hay buenos empleos, y aquí tiene mucho que decir el mundo de la empresa. Francisco Javier Azpiazu, secretario general de la patronal vizcaína (Cebek) asume que cada vez hay más movilidad de profesionales cualificados y por eso la competitividad de un territorio va a depender, depende ya, de su «capacidad para retener talento». ¿Y cómo lo está haciendo Bizkaia? Cebek, junto con las universidades, empresas potentes, parques tecnológicos y la Diputación están desarrollando el programa 'Compromiso con el talento' con el fin de «crear un ecosistema para que los jóvenes regresen».

¿Y no es todo tan sencillo y tan complejo a la vez como ofrecer buenas condiciones laborales? Azpiazu señala que «los jóvenes ahora toman sus decisiones en base a cosas diferentes a las que nosotros teníamos en cuenta: se fijan más en la conciliación, el trabajo en equipo, el desarrollo profesional...». Según asegura, un buen número de firmas están adaptándose a esos requerimientos. «En Cebek estamos satisfechos porque en un territorio tan pequeño como Bizkaia las empresas y las administraciones estamos trabajando para dar respuesta a una movilidad que es imparable».