Iosu Onanadia

Vitoria, póliza de seguros

Las cinco ediciones coperas en el Buesa, una Eurocup y la F4 avalan la capacidad organizativa del Baskonia para tranquilidad de la ACB

Martes, 12 de octubre 2021, 02:03

Es de sobra conocida la expresión 'tener el culo pelao' para referirse a las acumulaciones sucesivas de experiencias. Tal vez no resulte correcta desde la ... vertiente política en esta época donde nos tenemos que coger los dichos con papel de fumar y forrarlos de látex, pero pienso que se ajusta a la capacidad intendente del Baskonia -con el respaldo fundamental de los poderes públicos- para organizar acontecimientos baloncestísticos de primera categoría. Lo escribo ante el posible retorno de la Copa a Vitoria en el invierno de 2022 tras la enésima vuelta a la carga azulgrana. De sellar oficialmente la candidatura, habremos de reconocer que el Fernando Buesa Arena no se vea como una sede aleatoria, peculiar y extraña donde acoger el torneo más efervescente del calendario doméstico. Cabría mirarlo como el observatorio casi natural -símil propio de los humedales de Salburua- desde el que escrutar el fulgor de las estrellas con cadencias temporales de pocos años.

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A partir del advenimiento de Josean Querejeta a la presidencia del club, meses después de colgar la camiseta de tirantes y su alto cargo sindical entre los jugadores, el club mantiene e incrementa su empeño por convertirse en el condimento bueno de las mejores salsas. En el recuerdo permanecerá siempre la final de la Recopa ganada aquí al PAOK de Stojakovic en 1996 con un Rivas colosal. Antes -aquella era del Frontón Vitoriano que los clásicos evocan con los ojos entrecerrados de la melancolía- en la capital alavesa había levantado dos veces el Real Madrid el trofeo. Ocurrió en 1971 y, cuatro ejercicios antes, frente al Kas previo a su fuga a Bilbao. Ya a caballo entre los siglos, el recinto sucesivamente ampliado de Betoño ha albergado cinco fases finales del campeonato del k.o. con otros tantos triunfadores por el concepto democrático y distributivo de la competición: Estudiantes en 2000, el propio Baskonia del doblete en la antológica final contra el Barcelona (2002), Joventut (2008), Barça (2013) y Real Madrid (2017). La cadena suena a los planes quinquenales que anunciaba la propaganda antigua de la Unión Soviética.

Vistos los réditos previos, la habilidad de la franquicia vitoriana para agrandar eventos y el tamaño del mayor recinto en la geografía española -homologable con los mejores europeos y no alejado de los 'aforos NBA'-, a la patronal de los clubes debe de parecerle que firmar la sede de Vitoria se asemeja mucho a suscribir una póliza de seguros. El macropabellón de Zurbano muestra varias muescas de orgullo en su interior: la Recopa ya comentada del 96, la final de la Eurocup de 2010 con la paliza del Valencia al Alba de Berlín, el repóker de 'F8' de la Copa a la espera de incluir la media docena y la 'F4' de la Euroliga en plena pandemia que coronó al CSKA (mayo de 2019) bajo la atmósfera encapsulada del Fernando Buesa Arena. Ocho acontecimientos de rango mayor donde un día se construyó la plaza del ganado.

Las instituciones nunca han dejado de apoyar para hacer realidad los sueños de grandeza

Vitoria, y no hay más que ver las chinchetas clavadas en el mapa geográfico del Viejo Continente, se yergue desde hace décadas como una referencia ineludible de la canasta internacional. Pero lejos de mirar el pasado más o menos reciente por el retrovisor, la junta directiva que gobierna Querejeta avanza a zancadas con las que imprimirse sellos nuevos de reválida. En este sentido debe de agradecer, sin duda, el respaldo unánime de las instituciones, que nunca han dejado de arrimar el hombro y la hucha para convertir en realidad los sueños de grandeza. Nada de amagar el tiro y eludir el lanzamiento. De hecho, en muchos lugares fuera de aquí hay clubes que miran con las pupilas tintadas de envidia el matrimonio de -al parecer mutua conveniencia vistos los precedentes- entre el club azulgrana que también lleva las riendas albiazules del fútbol con los poderes ejecutivos de la ciudad y el territorio histórico. Conceder la Copa a Vitoria supondría, además, el símbolo de la 'nueva normalidad' con aficiones en las tribunas y jolgorio garantizado.

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