Chus Mateo abre los brazos en señal de protesta. EFE

Un sesgo más individualista

El Real Madrid de Chus Mateo mantiene un arsenal temible, aunque debe avanzar en los aspectos más grupales del juego

Jueves, 29 de diciembre 2022, 00:46

Me disculparán si confieso que me resulta complicado escribir este 'Salto Inicial' sin la tentación de mirar atrás. No sé si es la costumbre o ... que se me hace extraño observar un equipo y no ver a su habitual responsable en el banquillo. Es ver un partido del Real Madrid y entre las notas que tomo, algunos apuntes tienden a mirar a aquel baloncesto y a la tan temida, y a veces injusta, comparación. La respuesta me viene de inmediato: estamos despidiendo el 2022 y el Real Madrid es ahora mismo líder de la Liga Endesa y colidera la Euroliga junto a otros 4 equipos.

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El gen de la victoria está instalado en este Real Madrid. Ese espíritu competitivo que le hace luchar hasta el final de los partidos, que se crece ante la incertidumbre y los miedos, ese espíritu que percute en el rival sin mirar el marcador. Este rasgo sigue intacto en la plantilla que este año dirige Chus Mateo. Sabe, y saben sus jugadores, que la única manera de acallar de una vez el debate son las victorias Los resultados así lo atestiguan.

Pero a quienes nos empeñamos en analizar por qué sucede lo que sucede en la pista, hay ciertos matices que nos muestran que este Real Madrid tiene algunas particularidades. Es un equipo que tiende a ser más ofensivo fruto del inmenso talento individual de sus jugadores, quiere reforzar su aro bajo el liderazgo de Tavares y emplea de manera más táctica a determinados jugadores en el campo, dígase Deck, Musa y Hezonja en especial, mientras el resto siguen igual de decisivos en cualquier momento. Puede que usted se pregunte, ¿estos rasgos no estaban presentes en los anteriores equipos? Sí y no. Los refuerzos de este año del Real Madrid han sido precisamente para apuntalar estos aspectos: juego interior más físico, jugadores decisivos en el exterior y que no alteren ciertas jerarquías en el campo. No es tarea fácil, pero semana a semana Chus Mateo está consiguiendo que las piezas se conjunten un poco más.

El Real Madrid tiene tanta calidad individual que la sensación es que no hay tanto juego colectivo. Sigue fiando su ataque al 5x5 y a explorar las ventajas de sus jugadores frente a sus rivales. Jugar un 2x2 entre cualquiera de sus bases con Tavares y el resto de piezas liberando el espacio central encierra mucho peligro. Hacerlo con Yabusele o Cornelie te da la posibilidad del tiro abierto en la continuación. Jugar el mismo 2x2 con Musa sobre el bote o hacerlo con Chacho Rodríguez te ofrece diferentes posibilidades. Imagínese hacerlo con Llull o con Hezonja, que a veces hace de base. Si está Deck en el campo, y dependiendo el rival, lo coloca en el poste bajo como si fuera un experimentado 'cinco' para explotar su juego de pies. ¿Le defiende un jugador más físico? Pues lo llevamos a la línea de tres para sacarlo de la zona y buscar el triple o la ventaja de otro compañero en el interior. ¿Jugaríamos de esta manera teniendo estos jugadores? Probablemente, sí. Es lo que Chus Mateo y su equipo hacen. Y, de momento, funciona.

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No obstante, le quedan varios aspectos por acabar de madurar. Uno es la continuidad en el esfuerzo defensivo. Aunque tiene bajas por lesión y algunas de ellas claves en el trabajo atrás, el equipo llega al final fiando todo a un ritmo bajo y a confiar en sus jugadores más físicos para forzar malos tiros y proteger el aro. Por otro lado, tiene más pérdidas en ataque de las deseadas. Este juego 'más individualizado' hace que, si las situaciones no salen como están diseñadas, generan pérdidas sin mucho sentido. Y, finalmente, el ritmo. Este Madrid dispone de músculo y físico, pero ha perdido velocidad en las transiciones. Y hoy es más que necesaria. No obstante, sigue siendo el Real Madrid y ya sabe usted todo lo que supone este nombre.

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