El Baskonia persigue un dulce despertar ante el Panathinaikos, una de sus víctimas favoritas
El conjunto azulgrana ha salido vencedor de las últimas siete visitas del gigante griego. «Si jugamos con nuestro estilo y sin miedo, somos un buen equipo», advierte Galbiati
El Panathinaikos es uno de los grandes ogros de Europa, pero tiende a empequeñecerse cuando atraviesa el umbral del Buesa Arena y se mide al ... Baskonia. La cancha de Zurbano se ha convertido en una trampa mortal para el equipo heleno, que ha cedido en sus últimas siete visitas. La pasada temporada, el equipo dirigido por Pablo Laso se dio una alegría en plena cuesta de enero para batir al conjunto de Ataman por 91-77. Chima Moneke y Luwawu-Cabarrot fueron los puntales de un anfitrión que pudo incluso con cierto favoritismo arbitral hacia el que entonces defendía el título de la Euroliga. Fue la séptima ocasión consecutiva en la que los baskonistas cerraban las puertas del Buesa en las narices del Panathinaikos.
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La última victoria ante el equipo ateniense, presenciada por 11.209 espectadores en el Buesa Arena, fue un punto álgido dentro de una temporada de máxima inestabilidad para el Baskonia. Fue la respuesta contundente de los vitorianos al durísimo golpe sufrido casi un mes antes en el OAKA, donde cayeron con un 104-69, el partido en el que Matthias Lessort sufrió su espeluznante fractura de peroné tras una mala caída en la lucha por el rebote. El pívot francés ya se recuperó pero vuelve a ser baja hoy, la única ausencia de un equipo temible.
Hay que remontarse hasta el 23 de marzo de 2017 para encontrar la última victoria del Panathinaikos en Vitoria. Aquella noche, el Buesa ovacionó a Mike James y Ioannis Bourousis, entonces en las filas griegas después de haber liderado el año anterior al Baskonia de Perasovic hacia la Final Four de Berlín. Tras los agasajos, el conjunto azulgrana, dirigido entonces por Sito Alonso y con un líder en cancha como Shane Larkin, pagó un tibio arranque de partido para caer por 63-72. El Buesa espera hoy en busca de otra victoria, la primera del curso.
Paolo Galbiati no descansará hasta que el Baskonia despierte de su letargo. El técnico atisba hoy ante el Panathinaikos «una buena oportunidad» para hacerlo y quitarse el disgusto con el que convive desde el pasado martes. Los azulgranas cayeron con la cabeza alta ante el Olympiacos y el técnico, sin embargo, se mostró decaído en la rueda de prensa. Casi abatido. «Sigo enfadado por esa derrota», reiteró ayer, ocho días después. Los mazazos se sucedieron ante el Asvel y el Zaragoza. «Quizás con ese triunfo la mentalidad habría cambiado y habrían llegado con una energía diferente a Zaragoza», considera.
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Ese último partido es el que más le remueve. «Quería matar a todo el mundo», zanja con media sonrisa. El italiano pasó un mal trago al ver a su equipo desmoronarse en tierras galas y aragonesas. «El viaje de vuelta fue duro», reconoce. Y la noche no iba a serlo menos. La almohada fue testigo de sus desvelos. Los ojos en el techo. Vueltas para un lado y otro. «Hasta tuve pesadillas. Fue una de las peores noches de mis últimos dos años», se sincera. Aunque asume que «es parte de mi trabajo».
Entrenamientos más duros
Al día siguiente, temprano, estaba ya en el Buesa Arena. Sus jugadores tenían la jornada libre, pero él se exige trabajar. Es su pasión, reitera. Preparó una semana de entrenamientos duros, revisó partidos, también de los rivales y confeccionó una sesión de vídeo para su plantilla. «Les quería hacer ver y explicar que no puede ser que fallemos un tiro y no defendamos, que haya una pérdida y no defiendas...». Entre los tres partidos, el Baskonia encajó 311 puntos. «Lo fácil es decir que hay que mejorar la defensa, pero sobre todo lo que hay que mejorar es nuestra mentalidad defensiva». Técnicos y jugadores observaron una secuencia lacerante, con «diez errores consecutivos». «Mal tiro, mala defensa, pérdida, mala defensa, fallo, rebote ofensivo concedido... Tenemos que ser más inteligentes».
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Listos y «sólidos», pide también el entrenador italiano. Para subsanar la sangría se agarra a tres conceptos básicos. «Defender mejor antes del rebote, presionar mejor y la posición, la situación táctica. En eso estamos trabajando», advierte. El martes, el entrenamiento duró más de dos horas en pista. «Le dije al preparador físico que me parara los pies si me pasaba. Fue la primera vez que tuve a todos los jugadores disponibles. La imagen es muy diferente», se congratula. Kurucs y Sedekerskis «no están al 100%, pero jugarán» si no hubo contratiempos en la sesión vespertina de ayer. «Tienen ganas de competir, que es lo importante». Del letón destaca que «tiene altura».
«Bellos y muy feos»
El técnico no quiere desmerecer el trabajo de la pretemporada. «El esfuerzo fue bueno, pero había seis o siete jugadores, así no es fácil construir algo». Sabe que necesita un tiempo que no tiene. «No quiero excusas». Apela al «trabajo duro». Mañana por la tarde, pase lo que pase esta noche, su plantilla está citada para entrenar mientras el club ha organizado una fiesta, música, hinchables y canastas, en la Virgen Blanca. «Somos jóvenes y lo necesitamos. Howard lleva cuatro entrenamientos y tres partidos. Tadas igual. Diakite, seis; Cabarrot siete. Así es difícil».
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Galbiati también reconoce que su equipo ha mostrado «dos caras». «En los grandes momentos somos bellos, y en los malos muy feos». En los buenos, se generaron espacios y buenas situaciones en ataque. «En Zaragoza fallamos los 20 primeros triples y 15 fueron buenos tiros. No tenemos jugadores increíbles en el 'uno contra uno', pero somos un sistema. Si jugamos juntos y agresivos, somos un buen equipo».
La pretemporada tampoco ha sido fácil para el Panathinaikos. «Han tenido lesiones, jugadores en el Eurobasket... hasta el entrenador estuvo allí», recuerda el transalpino. El momento de forma de los de Ataman tampoco es el mejor, aunque no les resta potencial. «Nunn, Grant, T. J. Shorts, Sloukas… es un equipo increíble», valora un Galbiati positivo. «Jugaremos con nuestro estilo, en defensa tenemos que crecer, más físico, más táctico y espero que con una personalidad loca». Espera que sus jugadores muestren «deseo, ganas de pelear y 'faccia da culo' que decimos en Italia». Traducido literalmente sería cara de culo. «Así, sin miedo, Panathinaikos no será tanto problema», remachó un hombre que solo quiere «ganar partidos». «Para tener a todos felices y dormir mejor».
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