Cuando juega el PSV es día de fiesta
Eindhoven vibra con su equipo, que llega en coches descapotables al Philips Stadion para afrontar el duelo contra el Athletic con las gradas llenas
Eindhoven es una caja de sorpresas cuando juega su PSV. Y eso que el de este sábado era un amistoso de pretemporada, aunque ante un rival de Champions como es el Athletic. Pero para los seguidores del club de la Philips no hay partidos menores. Y el club lo sabe. Por eso abre las puertas del estadio horas antes a las familias para que puedan pasear libremente por 'su' casa, organiza un desfile de jugadores para que sus fans puedan chocarles las manos, hace la presentación oficial del equipo 15 minutos antes del inicio del partido y llena las gradas como si el PSV se estuviera jugando la Eredivisie.
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Después del éxito de la pasada temporada, donde el equipo de Eindhoven se llevó el título de liga cuando nadie lo esperaba, se notaba que había ganas entre los aficionados de volver a ver a su grupo, que ha sufrido importantes bajas y necesitará reinvertir esos 78 millones de euros ingresados para ser competitivo en Europa. A diferencia de la víspera, en el centro de la ciudad se veía desde el mediodía mucha gente con la camiseta de su club, bien la rojiblanca o bien otras segundas equipaciones que ha tenido el PSV en las últimas temporadas. Y como la mañana era fantástica, muchos de ellos se dejaron ver en las muchísimas terrazas del centro de Eindhoven, una de las cosas que llama la atención, para comer antes de acercarse al estadio. La zona de la plaza Markt, muy cerca de donde está situada la tienda oficial del PSV, es donde mayor concentración de aficionados había antes de acudir a un estadio que al estilo de San Mamés, está integrado en la ciudad. De hecho, se ve desde la estación central y apenas hay diez minutos de paseo desde la zona peatonal.
Esa peregrinación este sábado se hizo muy pronto. El encuentro era la presentación de la nueva plantilla ante los aficionados y era una jornada especial que se reflejó a las puertas del estadio. En concreto, en la puerta con más historia del campo, la verja donde se encuentra el paseo de la fama del PSV. Esa puerta estaba abierta y cualquiera podía entrar al recinto a dos horas del partido, asi que centenares de aficionados, la mayoría familias con sus pequeños, podían caminar tranquilamente por el fondo donde se colocan los aficionados más animosos del club y rodear la tribuna principal hasta los banquillos.
Después del paseo, tocaba salir de nuevo a la calle. Una hilera interminable de seguidores se había colocado a ambos márgenes de la carretera a esperar la llegada del autobús del PSV. ¿Autobús? Cuando unos policías caminando iban abriendo paso a una serie de vehículos descapotables se entendía que ahí pasaba algo especial. Y eran los propios jugadores del equipo los que viajaban sentados de dos en dos o de tres en tres en la parte trasera de cada descapotable, saludando a los miles de seguidores que deseaban ver a su plantilla después de dos meses de descanso, desde que celebraron el 26ª título de liga in extremis. La comitiva dio la vuelta al estadio, saludó a todos y cada uno de los aficionados hasta llegar a la puerta 8 de entrada al campo, a donde minutos después del desfile y de forma mucho más tranquila y tradicional, en autobús, llegó el Athletic. A su primera visita al Philips Stadion que podría repetirse en Champions si el sorteo lo quiere. Allí, como en casi todos los campos del mundo a los que acude el club rojiblanco, también había 'athleticzales' para aplaudir a su equipo.
Quedaba la fiesta del partido. Con un aspecto fantástico en las gradas, en torno a 30.000 espectadores, el PSV aprovechó los intantes previos para hacer la presentación oficial de su plantilla para el curso 2025-26. Uno a uno fueron desfilando hacia el centro del campo los jugadores, las novedades y el cuerpo técnico, que recibieron el aplauso de una afición que no dudó en ponerse en pie para aclamar a los vigentes campeones de la Eredivisie. Ese sentimiento de poder, de ser uno de los grandes equipos de los Países Bajos, está casi siempre presente en torno al PSV, que no desaprovecha el momento para recordar su palmarés, tanto en banderas como en los videomarcadores. Después llegó el encuentro, el silencio tras el gol de Iñaki Williams y la felicidad por la remontada y una victoria que hizo que los seguidores salieran contentos a las calles de Eindhoven.
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