Vivián remata de forma acrobática a la salida de un córner en la primera mitad ante el Sevilla. Luis Ángel Gómez

Necesidad y voluntad de progresar

Un buen arranque de temporada puede ser clave para que el Athletic se asiente rápido y acabe dando ese «pasito más allá» que desea Valverde

Martes, 19 de agosto 2025, 02:04

El reto es llevar el Athletic «un pasito más allá», dijo Valverde en la víspera del partido ante el Sevilla. Fue una de esas frases ... que se entienden si se quieren entender y a las que se les pueden encontrar aristas si uno prefiere buscarle cinco pies al gato. El pasito más allá del que hablaba Txingurri no es, por supuesto, el de quien está al borde del abismo sino el de quien con ambición y prudencia -de ahí que eligiera el diminutivo y no dijese paso, que suena mucho más rotundo- se lo pide a un equipo de Champions que pasa por disponer de la mejor plantilla al menos de lo que va de siglo XXI. Hablamos de un reto muy ilusionante: competir como los grandes. Lo que hablando de este Athletic se traduciría en volver a la Champions a través de la Liga, pelear por el título de Copa y hacer un buen papel en la Liga de Campeones.

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Para dar ese pasito más allá hay que ir paso a paso, y perdonen el juego de palabras. El equipo tiene que asentarse a medida que los jugadores vayan encontrando la forma, la enfermería se vaya vaciando, sobre todo de un futbolista tan diferencial como Sancet, y el club consiga cerrar esa incorporación urgente, realmente vital hoy por hoy, que es la de Aymeric Laporte. Su llegada no sólo sería bienvenida en una posición clave que ha quedado desguarnecida con las pérdidas de Yeray y Egiluz. Supondría también un importante refuerzo anímico. Ocurre siempre cuando llega un jugador de primer nivel. De repente, todo el equipo se siente más poderoso, mejor preparado para las peleas que vayan a venir.

A la victoria del domingo no conviene darle un significado mayor del que tiene, como no hubiera habido que dárselo a una derrota, que muchos temieron en San Mamés cuando los sevillanos empataron en plena caraja de la tropa de Valverde. Recordemos que la última vez que los rojiblancos ganaron en su debut liguero, en la campaña 2019-20, acabaron undécimos. Y en cambio el pasado curso, que terminaron cuartos con 70 puntos, empezaron flojos, sumando sólo cuatro en las cuatro primeras jornadas, las anteriores al parón de selecciones. Los rojiblancos necesitaron una demostración de carácter para recomponer su rumbo y lo hicieron con tres victorias consecutivas en Las Palmas, Leganés y ante el Celta en San Mamés.

Mejora

Al equipo de Valverde todavía le chirrían sus engranajes, sobre todo los que tienen que ver con su retaguardia

Ahora bien, una cosa es que al triunfo ante el Sevilla no haya que darle un valor exagerado y otra muy distinta que no haya que celebrarlo como se merece. En el proceso de progresión que se ha impuesto el Athletic -¿qué otra cosa es el pasito adelante del que habla Valverde más que una voluntad de progresar?- todo lo que sea disfrutar de un buen estado de ánimo, es decir, sentirse tranquilo y con confianza, con las menores dudas posibles, puede ser clave. En realidada, es una bendición. Y ya se sabe que nada anima como las victorias. En este sentido, es evidente que en los ochos días que van a tener de entrenamientos en Lezama hasta recibir al inquietante Rayo de Íñigo Pérez, los rojiblancos van a poder trabajar con una tranquilidad y un humor que no hubieran disfrutado de haber patinado el pasado domingo.

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Estadísticas

Bien mirado, el choque ante el Sevilla no deparó demasiadas sorpresas. Y la que pudo deparar, el gran rendimiento de Nico Williams, que había estado desaparecido en la pretemporada, tampoco lo fue tanto. Estaba claro que, en su regreso a San Mamés, delante de una hinchada a la que tuvo en vilo y que llegó a darlo por perdido, el pequeño de los dos hermanos iba a darlo todo para congraciarse con ella. Es probable que hasta tuviera ensayado su gesto de besar el escudo tras marcar un gol. Por lo demás, el equipo mostró algunas de las virtudes que todos conocemos y también los defectos que debe corregir, que en este momento son unos cuantos.

Basta con detenerse a analizar las estadísticas del partido. Si algo reflejan es que el equipo de Valverde ganó por la actuación diferencial de sus individualidades, en concreto del citado Nico Williams y de Unai Simón, no por sus méritos en el juego colectivo. El Athletic tuvo menos el balón (46% frente a 54%), remató la mitad que su rival entre los tres palos (3 frente a 6) y, como consecuencia de esto último, hizo trabajar mucho menos al portero rival. Frente a las cuatro paradas que se le consignan a Unai Simón, Nyland no tuvo que hacer ninguna. Los rojiblancos sólo se impusieron con claridad en un apartado, el de los córners -10 a favor frente a uno el Sevilla-, un dato que refleja un mayor dominio, pero no desde luego una mayor claridad en el ataque.

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El camino

El triunfo del domingo ayuda a preparar con el mejor ánimo el partido del lunes ante el inquietante Rayo de Iñigo Pérez

El estreno liguero de los leones dejó patente también la necesidad de recuperar la fortaleza defensiva, perdida por completo durante la pretemporada -16 goles encajados en 6 partidos- y desde luego no recuperada ante el Sevilla. Los de Matías Almeyda marcaron dos goles y no marcaron tres o cuatro de milagro. Durante más de un cuarto de hora los rojiblancos hicieron agua por todas partes en su retaguardia. Fue la suya una imagen de coladero impropia del equipo menos goleado de la pasada Liga. Volver a ser el grupo rocoso que mantuvo su portería a cero en 23 de los 55 partidos que disputó la pasada campaña es una prioridad. La gran prioridad, podríamos decir. Entre otras razones porque la dureza de su escudo defensivo ha sido la principal causa del despegue de los rojiblancos y, por supuesto, lo será de que este curso puedan dar ese pasito adelante.

Las cosas como son: si contamos con la incorporación de Laporte, la retaguardia volverá ser la línea mejor cubierta y con mayor capacidad para sostenerse bien con las rotaciones de Valverde. En el centro del campo, las habas son más contadas, lo mismo que en el frente de ataque, que volverá a estar pendiente del rendimiento que ofrezcan Sancet, Berenguer y los hermanos Williams. Nada que no sucediera la temporada pasada, ciertamente.

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