El Athletic lleva una semana apuntándose a los récords, los siete goles al Valladolid igualando los marcados al Standard de Lieja a domicilio, también con ... Valverde, en la Copa de la UEFA; los siete al Sporting de Gijón, con Heynkes y Guerrero en plenitud. Récord de goles en el nuevo San Mamés. A un paso del récord de partidos imbatido en la Liga. Récord de De Marcos, que se pone segundo de todos los tiempos en el número de partidos disputados con el Athletic, ahí es nada, máxime cuando se trata de un jugador que nunca se caracterizó por las espectaculares virguerías, pero siempre por la discreta eficacia. De Marcos era el jugador favorito de Patxo Unzueta, no sé si en el sentido estrictamente futbolístico o sumando también su entrega, su sensatez, el respeto, el compañerismo, su condición de representante genuino de un modo de ser que se fomentaba desde siempre en el Athletic, la caballerosidad, la elegancia personal dentro y fuera del campo, con humildad, sin alharacas.
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Del estilo de Orúe, de quien Iribar decía que era un santo. Del estilo de Iribar, quien siempre supo que un futbolista del Athletic tiene la obligación de ser ejemplar dentro y fuera del campo. De Marcos se va porque lo ha decidido así, despedirse cuando sigue siendo titular e importante para el equipo. Creo que en esto ha exagerado la modestia y el sentido de la responsabilidad. No me cabe duda de que todavía habría seguido siendo útil al menos una temporada más en el campo, en el banquillo y en el vestuario.
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Casi récord de partidos sin perder, y en ese sentido, para mantener el reto, el Athletic afronta la visita al Atlético de Madrid el próximo sábado. Perdió en la primera vuelta, en San Mamés, por una picardía de Correa a última hora, pero no mereció perder, y es el equipo ante el que jugó tal vez sus mejores partidos en la temporada pasada. Así que por qué no confiar en que siga la racha. Quiero decir que entramos en la fase decisiva de las dos competiciones en liza y que hasta ahora el equipo ha mostrado argumentos suficientes de juego y solvencia para confiar en la continuidad de su rendimiento.
El Athletic no ha sido inferior a ninguno de sus rivales y tiene un equipo muy competitivo que combina la intensidad y la entrega con los chispazos de brillantez de sus figuras más destacadas, que se alzan sobre un notable nivel medio general, incluyendo los titulares más habituales y varios de los relevistas, quienes probablemente en mayor medida que nunca están permitiendo mantener al equipo en buena forma a pesar del alto número de partidos disputados. Por otra parte, el Atlético llegará al sábado con el desgaste derivado de batirse ayer con el Barcelona.
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El Athletic entra en la fase decisiva de las dos competiciones, la Liga y la Europa League, bien colocado para dar la sorpresa y disputarlas. Por qué no podría ser el tapado, a seis puntos del primero de la Liga y a seis partidos de plantarse en la final de la Europa League en San Mamés. El primer objetivo al comienzo de temporada era estar de nuevo en Europa, y el equipo parece bien cerca de cumplirlo, y no ya en la Europa League sino en la Champions. Pero además está en puntos, a la altura de la temporada, con el equipo campeón de los ochenta. Solo queda atrevimiento y convicción. Para alcanzar una meta lejana conviene primero soñar con ella, hacerla verosímil en la imaginación, sentirse capaces de alcanzarla.
El Athletic tiene ahora mismo equipo y plantilla, potencia y calidad para hacer frente a cualquiera y, otra novedad significativa, además en cualquier campo. Solo queda atreverse a intentarlo con pleno convencimiento, proponerse con determinación no solo hacerse respetar en Europa sino también darles un susto a esos tres equipos que, a juzgar por las horas que ocupan en los debates futbolísticos de la inmensa mayoría de los medios de comunicación, son los únicos que juegan en la Liga.
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