Europa, el trampolín para la Liga del Athletic
La buena ola de la Champions ante el Qarabag debe servir de estímulo a los rojiblancos para crecer en el torneo de la regularidad
El Athletic aligeró el miércoles ante el Qarabag en San Mamés la pesada mochila de la Champions y ahora necesita que esa inyección de autoestima ... se traslade cuanto antes a una Liga en la que transita con 14 puntos, a sólo uno de las plazas que reabren la puerta del Viejo Continente, pero en la que no ha logrado consolidarse por su inconsistencia en el juego y por la falta de puntería. Ernesto Valverde ha recalcado desde el inicio del curso que el torneo de la regularidad es el que manda porque resume el verdadero potencial de un equipo, mientras que la máxima competición europea es un regalo que hay que coger pero sin pillarse los dedos. Es decir, sin olvidar el gran objetivo. El actual contexto, sin embargo, ha hecho saltar en cierta manera este planteamiento por los aires porque es precisamente la victoria ante el conjunto azerbaiyano la que debe convertirse en un resorte para crecer en la Liga.
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«Es un pulso anímico para los compromisos que vienen», lanzó el entrenador en referencia a la visita mañana del Getafe a La Catedral (18.30 horas) y al derbi ante la Real Sociedad. Y es que el primer triunfo en la Champions tras las derrotas previas ante el Arsenal y el Dortmund fue una suerte de exorcismo colectivo que ayudó a espantar los espíritus malignos que rondaban al cuerpo técnico y a los futbolistas rojiblancos en las últimas semanas. El 3-1 resultó determinante para mantener la fe en la competición que todos los clubes quieren disputar. Sirvió también para comprobar que los jugadores son fieles al estilo que les ha llevado al éxito a pesar de que en ocasiones, como en Elche, lo dejen metido en una maleta. Y para romper una sequía goleadora que destilaba ya un regusto a maldición duradera. Guruzeta hizo dos tantos ante los azeríes precisamente cuando sus compañeros le necesitaban más que nunca.
La verdad es que analizar lo sucedido ante el Qarabag es poco menos que una temeridad porque se trataría de poner nombre a un guirigay con sonido de matasuegras de fondo. Más allá del gol en contra en el primer minuto, un golpe muy duro que dio al traste con horas de horas de preparación táctica y que obligó a remar a contracorriente desde el principio, el Athletic tuvo enfrente a un rival con una indisciplina manifiesta, un himno a la anarquía entonado por solistas de cierto nivel que pueden hacer mucho daño si tienen el día. Que se lo pregunten al Benfica y al Copenhague, sus víctimas en las dos primeras jornadas. La principal virtud de los rojiblancos residió en su capacidad para no caer en la trampa y ser fieles a un guion. No está acostumbrada la tropa de Valverde a desenvolverse en el caos. No es su hábitat natural. Necesita un patrón para ser efectiva y reconocerse sobre el terreno de juego.
Hay que resetear en tiempo récord porque el equipo que llega mañana a Bilbao en la décima fecha de la Liga es el reverso de la fuerza del conjunto emigrado a Bakú. Frente al desorden y las individualidades mal entendidas de los azeríes, el trabajado Getafe de José Bordalás es el paradigma del rigor táctico, un grupo fabricado a golpe de pizarra y con un arraigado sentimiento de solidaridad que sabe lo que tiene que hacer y, sobre todo, lo que no. Las estadísticas recientes revelan hasta qué punto el equipo del sur de Madrid es un hueso de taba para el Athletic cuando se ven las caras en Bilbao. En los últimos ocho enfrentamientos en San Mamés, los locales sólo han podido ganar una vez. El resto, derrota y nada menos que seis empates. El Getafe es un grupo incómodo, rocoso —siempre lo ha sido–, pero de un tiempo a esta parte ha mejorado en la faceta ofensiva y sería un error subestimarle.
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Las estrellas, sin excusas
Será baja segura Iñaki Williams, quien se marchó lesionado en el minuto 38 ante el Qarabag –lo mismo que hace apenas quince días frente al Mallorca–. Según el parte médico emitido por el club, sufre una lesión en la musculatura aductora de su pierna derecha. Es duda incluso para el compromiso del sábado 1 de noviembre ante la Real. Habrá que comprobar el rendimiento de su hermano, sin chispa y silbado el miércoles, y de Sancet, a quien no le salió casi nada. Ya no hay excusas para las estrellas. Después de dos meses de competición, sus compañeros les necesitan como el comer para dejat definitivamente atrás la parte media de la clasificación e instalarse en la zona noble, de la que no se bajó la pasada campaña. El triunfo ante el Qarabag no puede ser un oasis de ilusión para volver a caminar después por senderos áridos y estériles.
Y en este sentido la figura de Guruzeta puede resultar fundamental. El donostiarra todavía no se ha estrenado como goleador en Liga este curso, pero los dos tantos ante los azerbaiyanos –ya había hecho otro frente al Borussia– deben ser un punto de inflexión. El Athletic sólo ha conseguido nueve dianas en otras tantas jornadas del torneo, una de las principales razones por las que todavía no ha despegado. Aunque hay cierta tendencia a establecer una desconexión entre Champions y Liga, el cordón umbilical es innegable. Y ahora la primera debe servir de trampolín para la segunda.
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