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El técnico rojiblanco con Ander Herrera en un entrenamiento. efe
Análisis

Escépticos y expectantes

Más vale que el Athletic arranque bien si no queremos oír a las primeras de cambio el eco de la bronca del final del pasado curso

Juan Carlos Latxaga

Domingo, 2 de julio 2023, 00:15

Las temporadas suelen empezar con el talante con el que terminó el curso anterior y no es ningún secreto que el ánimo de la parroquia ... rojiblanca no está como para tirar cohetes precisamente, así que cuando el próximo jueves Ernesto Valverde y su numerosa tropa empiecen a sudar en Lezama, los aficionados seguirán haciéndose las mismas preguntas que quedaron sin respuesta hace apenas mes y medio.

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Como de costumbre en el Athletic, prácticamente las únicas caras nuevas que se verán en ese primer día de entrenamiento serán las de los cachorros que suben con la ilusión de quedarse, cinco jugadores de campo y dos porteros por una mera cuestión de intendencia porque Simón y Julen llegarán más tarde por sus compromisos con las selecciones y alguien se tendrá que poner bajo los palos los primeros días de entrenamiento. A sus treinta años, Ruiz de Galarreta será la gran novedad en su regreso a casa.

El verano rojiblanco se abre entre el escepticismo al que aboca la continuidad de un proyecto que decepcionó el año pasado y la expectación que provoca el no saber a ciencia cierta cómo estará configurada la temporada mientras se desconozca si el Athletic entrará finalmente en una competición europea. Son las cosas que tiene este fútbol que nos venden tan moderno y tecnificado pero que sigue acumulando chapuzas como tener a dos equipos sin saber si tendrán que afrontar dos o tres competiciones o mantener abierto el mercado de fichajes hasta dos semanas después de iniciada la Liga.

Aunque en el mundo del fútbol la expectación suele ser casi siempre sinónimo de ilusión, lo cierto es que los escépticos son mayoría a estas horas. Haciendo abstracción de otras bajas que podrán ser discutibles pero, a fin de cuentas, dependen del criterio del cuerpo técnico y la disponibilidad de la tesorería, no es exagerado afirmar que el Athletic encara el nuevo curso con una plantilla debilitada por la ausencia de Iñigo Martínez, un jugador clave no solo para defender sino a la hora de sacar el balón jugado con criterio y que ha hecho mejores a Yeray y a Vivian cuando han jugado a su lado. Mejora que no se ha confirmado cuando ambos han formado pareja, aunque según el criterio apuntado por los responsables del club en sus últimas comparecencias públicas, los dos deben ser suficientes con el apoyo de Paredes y un cuarto central que bien pudiera ser Nolaskoain, que regresa de su cesión al Eibar. A la vista de lo que ocurrió el año pasado en los partidos en los que no estuvo el que se ha marchado, el escepticismo está más que justificado.

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Ruiz de Galarreta es el único refuerzo confirmado a la espera de lo que depare un verano que, como siempre, será largo aunque la competición arranque en apenas mes y medio. Habrá que ver qué papel le tiene reservado Valverde y hasta qué punto sus características coinciden con el estilo que quiere el entrenador para el equipo. A falta de más fichajes, la recuperación para la causa de jugadores como Herrera, sin apenas participación durante casi todo el curso pasado, y Muniain, en las horas más bajas de su carrera, tendría una enorme trascendencia en la faceta de la creación, pero confiar en esa circunstancia requiere el nivel de fe de un peregrino que camina descalzo.

Valverde agotó el año pasado prácticamente todo el crédito con el que vino, en la misma medida que la afición ha ido perdiendo la paciencia al comprobar que no se ha cumplido lo que le prometieron con tanta alegría. Aunque Ernesto haya sido el último entrenador que consiguió meter al equipo en Europa por la vía de la Liga, el fútbol vive en un presente siempre urgente. El hecho de que Ziganda, Garitano y Marcelino (Berizzo se quedó en el camino) hayan fracasado desde entonces en el intento, demuestra que apuntar solo al banquillo implica una gran probabilidad de errar el tiro, pero más vale que el Athletic tenga un arranque por lo menos aseado si no queremos oír a las primeras de cambio el eco de la bronca que sonó en San Mamés el último partido del curso pasado.

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Así las cosas, la temporada se presenta como un Rubicón que el Athletic deberá acertar a cruzar. Al margen de lo que finalmente decida la UEFA y siento honestos en el planteamiento, hay que partir de la base de que, por méritos deportivos, el equipo ha quedado fuera de Europa por sexto año consecutivo, lo que supone un nuevo récord negativo de los numerosos que está estableciendo en los últimos tiempos. El curso que se abre nos dirá si ha sido una mala racha demasiado prolongada o ya es una tendencia imparable que obligaría a plantear más preguntas y no precisamente retóricas.

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